Comportamiento social de las plantas

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plantas en el desierto
Comunidad vegetal en Ambiente semiárido, fotografía de Francisco Pugnaire

Hasta la fecha se tenía como norma que en el comportamiento social de las plantas, las especies más fuertes siempre vencían a las más débiles, cuando estas competían en una misma zona.

Una investigación reciente cambia las ideas que teníamos preestablecidas con respecto al comportamiento social de las plantas entre especies. No se relacionan según una red jerárquica establecida en función de su capacidad competitiva, según demuestra una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El trabajo revela que una misma planta puede dificultar el crecimiento de una especie al tiempo que facilita el de otra.

Este estudio analiza el comportamiento de 10 especies de plantas perennes en condiciones controladas durante un año. Durante el mismo se forzó el crecimiento de parejas de plantas de la misma especie y de distintas especies en estrecho contacto, solapando sus raíces.

Cristina Armas, investigadora del CSIC en la Estación Experimental de Zonas Áridas y autora de la investigación, comenta que hasta ahora, se asumía que las comunidades vegetales en equilibrio se organizaban jerárquicamente, donde el más fuerte siempre compite y vence al débil.

No obstante, en el estudio realizado por Cristina Armas ha detectado casos como el de la Stipa tenacissima (esparto) que ejerce un efecto muy negativo en el crecimiento del Lygeum spartum (albardín), mientras que estimula el del Limonium insigne (siempreviva morada). El Lygeum spartum (albardín), por su parte, compite consigo mismo pero también beneficia al Limonium insigne (siempreviva morada).

Según el coautor del artículo Francisco Pugnaire y también investigador del CSIC, el artículo demuestra que el más fuerte no siempre gana y que las interacciones entre plantas dependen de la identidad de sus vecinas.

No obstante, existen algunas especies que siempre tienen un comportamiento similar, como el Quercus coccifera (la coscoja), cuyo efecto siempre es negativo para el resto, y la Retama sphaerocarpa (retama), de efectos positivos. Aunque Francisco Pugnaire matiza que la capacidad competitiva de una especie puede no ser absoluta, sino relativa.

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