Las hojas de las plantas son indispensables para la vida. Cuando las vemos, parecen ser a simple vista el ‘vestido de la planta’, pero en realidad hacen muchísimas cosas importantes. Veamos algunos ejemplos.
Las hojas son las que nos dan sombra en el campo o el jardín. Y también la que nos lo decora con sus formas y matices de verdes… e incluso de otros colores.
Ayudan a limpiar el aire que respiramos para que sea más sano, ya que ellas se quedan adheridas una gran cantidad de polvo que hay en el ambiente.
Las plantas también respiran y las hojas son sus pulmones. En ellas se encuentran unos órganos que se llaman ‘estomas’ con los que respiran. Estos están debajo de las hojas y son muy pequeños, hasta el extremo de que no podemos verlos a simple vista.
Y también nos proporcionan humedad en el ambiente. Las plantas, para regular su temperatura, transpiran mediante sus hojas aportando humedad al ambiente. Por eso en el jardín o en el campo… con muchas plantas… estamos más fresquitos.
Por último, algo maravilloso. Hacen mediante la función clorofílica algo que ningún otro ser de la tierra es capaz de hacer: convierten los elementos minerales que cogen del suelo y lo transforman en elementos orgánicos, de los que luego se alimentan todo el mundo… las vacas, el caballo, las ovejas, los conejos, los pájaros, las abejas, las orugas… incluso nosotros.