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Schefflera actinophylla

Flores de Schefflera actinophylla

La Schefflera actinophylla es una de estas plantas duales ornamentalmente típicas que puede utilizarse como planta de interior en su etapa joven, mientras que de adulta es utilizada como árbol en jardinería. En ambos casos, la Schefflera actinophilla… al igual que sucede con su ‘hermana’ Schefflera arboricola se comercializa durante todo el año.

Su principal atractivo ornamental cuando es cultivada en el interior de hogares y centros sociales (hoteles, restaurantes, oficinas,…) reside en sus brillantes y elegantes hojas, mientras que cuando está ubicada al exterior en jardines es su ‘arquitectura vegetal’ la que aporta un volumen vegetal exótico al que se suman sus atractivos frutos de color naranja, rojo y negro según el estado de maduración.

Árbol pulpo o árbol paraguas

La Schefflera actinophylla es un árbol que pertenece a la familia Araliaceae, originaria de Australia, Nueva Guinea e Islas Salomón. Sus nombres más populares son el árbol pulpo o árbol paraguas y hacen alusión al aspecto de sus inflorescencias.

El nombre del género Schefflera está dedicado al médico e incansable naturalista Johann Peter Ernst Scheffler de origen alemán. Este fue el que envió algunas plantas al autor de Tentamen Florae Gedangensis: el botánico alemán Gottfried Reyger. En cuanto a nombre de la especie actinophylla, procede de las palabras griegas aktinos = radio y phyllon = hoja por la disposición de los folíolos.

Esta planta adquiere porte de árbol que alcanza fácilmente los siete metros de altura creando una copa simétrica aparasolada con escasos troncos y ramificaciones delgadas de corteza lisa de color gris claro que se fisura con el paso del tiempo.

Es de hoja perenne de color verde oscuro brillante por el haz y algo más claros por el envés que se emiten en forma alterna y en modo agrupado hacia el final de sus ramas. De aspecto palmaticompuestas con 8 a 15 folíolos oblongo-obovados o elípticos dispuestos en círculo al final del pecíolo. En su estado juvenil sus hojas suelen tener menor número de folíolos, son más agudos y con los márgenes algo serrados en ocasiones.

En estado adulto, sus inflorescencias crecen en forma de espigas que sobresalen del follaje, alcanzando algo más de un metro de longitud cada una. Estas inflorescencias crecen en modo de panículas terminales con 10 a 20 espigas que sobresalen del follaje y se disponen a modo de los radios que recuerdan los de un paraguas y de ahí uno de sus nombres populares. Estas espigas pueden llegar a medir hasta 130 cm de longitud cada una. A lo largo de ellas se asientan sus flores agrupadas en cabezuelas redondeadas de hasta 2 centímetros de diámetro. Cada una de estas cabezuelas está compuestas por unas 10 ó 14 flores rodeadas por un involucro de cuatro brácteas imbricadas. Sus pequeñas corolas de color rojo externamente y blanquecinos internamente no son su punto más fuerte desde un punto de vista ornamental.

Una vez fecundadas producen un fruto (bayas) drupáceo y globoso de poco más de medio centímetro de diámetro. Este varía de color verde a amarillo, naranja, rojo… hasta llegar a negro en la madurez.

Schefflera actinophylla como planta de interior

La Schefflera actinophylla como planta de interior se puede encontrar en el mercado en formatos de porte medio a grande, siendo comunes los comprendidos entre 14 a 22 centímetros de diámetro de macetas. Es una planta que puede ocupar espacios similares a los utilizados adecuadamente para la dracena fragans, dracena marginata, kentias, etc.

Su atractivo ornamental reside en sus brillantes y elegantes hojas, ideal para utilizarse en la decoración de salones, comedores, halls… tanto de hogares como en restaurantes, oficinas, hoteles… en definitiva espacios cubiertos pero de gran volumen. La ubicación en interiores debe de ser cerca de las fuentes de luz naturales, como por ejemplo las ventanas sin que les dé el sol directamente para evitar quemaduras en las hojas.

Como planta de interior, la Schefflera actinophylla es plantada en macetas con un cierto porte arbustivo y con varias plantas en grupo por cada una. Las hojas adultas suelen ser de mayor tamaño y número de folíolos que las jóvenes. En estados jóvenes no suele florecer.

Las temperaturas entre 18 y 30ºC son un buen rango para su desarrollo. Los riegos deben de ser directos a la maceta y con la frecuencia necesaria para evitar que la planta sufra períodos de sequía y que las sometan a un estrés que como resultado puede llevarle a una pérdida de hojas. La Schefflera actinophylla es una planta que responde muy bien a su cultivo en hidrojardinera. El rociar sus hojas con agua, si esta es rica en cal, las manchará de blanco haciéndoles perder parte de su valor ornamental.

Como abonado, un equilibrio 1-1-1,5 es muy indicado, abonando a la dosis recomendada por el fabricante durante todo el año. Como las dosis varían entre un máximo y mínimo, las dosis más pequeñas se pueden utilizar durante primavera y verano en Europa (mayor frecuencia de riegos), y máximas en otoño e invierno (menor frecuencia de riegos).

Si deseamos trasplantarla a un macetero mayor, podemos utilizar un sustrato para plantas de interior y funcionará muy bien, siempre y cuando regulemos los riegos para evitar un exceso de humedad en el cepellón ya que este tipo de sustrato retiene el agua con mucha facilidad por su alto contenido en turba.

En cuanto plagas, en el interior del hogar, sólo las cochinillas y pulgones en primavera, y los ácaros en las épocas calurosas, pueden presentarse de forma seria. Con insecticidas sistémicos en el primer caso y acaricidas en el segundo, son la solución a estos problemas. En todos los casos, mojar durante el tratamiento tanto el haz como el envés de las hojas para una mayor eficacia.

Schefflera actinophylla como planta de exterior

La Schefflera actinophylla como planta de exterior es un árbol utilizado en jardinería. Sus hojas algo coriáceas, se muestran agrupadas hacia el final de las ramas, en número de 8 a 15 folíolos. Las hojas adultas suelen ser de mayor tamaño y número de folíolos que las jóvenes.

Se puede encontrar en el mercado para su plantación en formatos de grandes contenedores que oscilan principalmente entre los 70 y 90 litros de capacidad, con una altura de planta que varía entre los 2,5 a 3 metros. Se suele plantar como ejemplares sueltos junto con otros árboles y palmeras para crear ambientes subtropicales.

Es una planta que necesita materia orgánica y dado que su punto más débil es el encharcamiento, un buen drenaje será necesario. Para ello podemos mejorar el terreno mezclando turba o mantillo cuando la tierra es muy arenosa y con arena de río si es muy arcilloso o turboso para obtener las condiciones de drenaje y nutrición óptimas.

A la hora de su plantación, si la Schefflera actinophylla proviene como planta de interior y no de vivero ya adaptada para ser plantada al exterior, debemos de tener la precaución de mantenerla unos días en el jardín con una exposición de semisombra para que sus hojas se endurezcan y evitar que se produzcan quemaduras severas en ellas. Tras su aclimatación puede plantarse al exterior, en suelos que drenen bien y con una exposición a pleno sol o a media sombra en climas templados sin heladas.

También unas temperaturas entre 18 y 30ºC son un buen rango para su desarrollo. Los riegos deben de ser con la frecuencia necesaria para evitar que la planta sufra períodos de sequía y que las sometan a un estrés que como resultado puede llevarle a una pérdida de hojas.

En cuanto a su abonado, el utilizado como mantenimiento en el jardín será más que suficiente. Respecto a posibles plagas,… las ya indicadas en el apartado de plantas de interior.

Cultivo de la Schefflera actinophylla

La Schefflera actinophylla se multiplica tanto por semillas como por esquejes de tallo con hoja y por acodos aéreos.

Su cultivo se realiza bajo invernadero en zonas del sur de España (Andalucía), sobre todo en las provincias de Almería, Granada y Málaga, donde las temperaturas reinantes son en ocasiones subtropicales.

A nivel de aficionado, el método más interesante, rápido y seguro es de esqueje por acodo. Este consiste en elegir un pequeño tallo y realizarle una herida (quitándole una zona de corteza en forma de anillo de 2 a 4 milímetros) sobre la que colocaremos un puñado de sustrato turboso húmedo que recogeremos sobre la planta con un plástico bien atado. Es muy conveniente aplicar unas hormonas de enraizamiento sobre la herida para favorecer la emisión de raíces. Durante tres o cuatro semanas lo iremos humedeciendo hasta que emita raíces nuevas por la zona del corte.

Una vez veamos que la ramita ha emitido sus raíces nuevas, la cortaremos por debajo de la bolsa y ya está lista para su plantación en una pequeña maceta. El sustrato indicado es especial para plantas de interior. Una vez plantada la nueva planta la ubicaremos en un lugar resguardado hasta que vuelva a enraizar con fuerza en el nuevo sustrato, se fortalezca y será entonces cuando ya será totalmente autónoma. Durante su cultivo se abonan con un fertilizante del tipo 18-12-24 más microelementos y se le realizan los tratamientos oportunos para mantener las plantas en perfecto estado sanitario.

Destacar que una de las variedades de Schefflera actinophylla más cultivada para interiores es ‘Amate’.

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