Cultivo del Lisianthus para flor cortada

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Flores de Lisianthus

Se le conoce como Lisianthus, pero su nombre científico es Eustoma grandiflorum, y es una de las plantas cultivadas como flor cortada.

Originaria de las zonas desérticas del norte de México, Texas y Colorado, esta planta se desarrolla de forma natural en climas secos, aunque necesita que sus raíces tengan humedad constante en el subsuelo.

Haciendo un poco de historia, no hace muchas décadas, sus semillas llegaron a Japón, donde un grupo de hibridadores iniciaron un trabajo de mejora genética, consiguiendo que esta planta sea cultivada a día de hoy tanto en maceta como planta ornamental, como para su utilización en el mundo de la flor cortada.

Un catálogo varietal de Lisianthus para cada estación y necesidad.

La diversidad del Lisianthus para flor cortada es uno de sus grandes atractivos, ofreciendo opciones para cualquier preferencia y período de cultivo.

En términos de morfología, encontramos dos grandes grupos de Lisianthus: las variedades de Eustoma de flor sencilla y los de flor doble. Dentro de estos, la clasificación es aún mayor por el tamaño de la flor, pudiendo ser pequeña o mediana en cada caso. No obstante, la innovación no se detiene, y variedades relativamente nuevas, como las de flor rizada, están ganando terreno en el mercado.

Además de su apariencia, la elección de la variedad se guía por algo crucial para el productor: el ritmo de crecimiento, que se vincula directamente con la estación más idónea para su cultivo. En este contexto, las series varietales se dividen en cuatro grupos principales, definidos por la cantidad total de energía (luz y temperatura) que la variedad necesita para un óptimo desarrollo y floración.

Un primer grupo son las utilizadas en la producción en invierno. Estas variedades de crecimiento rápido, son ideales para periodos de baja intensidad lumínica, produciendo tallos de buena longitud. Si se cultivan en verano, su floración es demasiado veloz y los tallos resultan cortos.

Las del grupo dos, están orientadas a la producción en primavera. Son variedades de crecimiento medio, que prosperan con aproximadamente 12 horas de duración del día, logrando también tallos de buena longitud.

Las del tercer grupo son para la producción en verano. Estas variedades de crecimiento lento requieren una gran cantidad de luz diaria para desarrollar tallos de calidad, siendo perfectas para la producción estival.

Y las de grupo cuatro, para la producción en verano caluroso. Son variedades de crecimiento muy lento y están especialmente adaptadas a condiciones de alta intensidad lumínica y temperaturas elevadas, ideales para veranos muy calurosos. Sin suficiente energía, su floración puede ser nula o el ciclo de cultivo excesivamente largo.

Debemos aclarar que, estas indicaciones estacionales son referencias generales, y siempre es aconsejable consultar con el comercial distribuidor local para adaptar la elección de la variedad a las condiciones específicas de su ubicación geográfica.

En general, la duración del cultivo de Lisianthus está estrechamente ligada a la intensidad lumínica, la duración del día y la temperatura: a mayor valor en cualquiera de estas variables, más rápida será la floración.

Plantas de Lisianthus en cultivo

La calidad de los esquejes de Lisianthus para su cultivo.

La base de un cultivo exitoso de Lisianthus para flor cortada radica en la calidad del material vegetal y en una preparación minuciosa del terreno.

Las plantas jóvenes de Lisianthus para su cultivo en vivero suelen presentarse en bandejas de tacos, como las de 40 x 60 centímetros, ofreciendo diferentes presentaciones en función del tamaño y la logística de transporte.

Las que se presentan en bandeja de 408 alvéolos contiene plantas grandes, disponibles solo durante un periodo específico del año y no aptas para transporte aéreo.

Las presentadas en bandeja de 600 alvéolos ofrecen plantas más pequeñas que han iniciado la elongación.

Y las de bandeja de 864 alvéolos, son plantas pequeñas, casi en fase de elongación, ideales para exportación debido a su alta densidad por bandeja, lo que reduce los costes de transporte.

Estas bandejas se envían cuidadosamente en carrys o en cajas con varias capas, garantizando que las plántulas lleguen en óptimas condiciones.

El inicio del cultivo de Lisianthus en el vivero.

Una vez recibidas las plantas, la preparación del terreno de plantación es un paso esencial. El Lisianthus exige un suelo con excelente drenaje, cultivado a una profundidad de aproximadamente 45 centímetros.

Una capa superior blanda es fundamental para facilitar el enraizamiento inicial. En cuanto a la conductividad eléctrica (CE) del suelo, se recomienda que esté alrededor de 0,7-1 para un buen arranque del cultivo.

Además, es importante eliminar cualquier organismo patógeno o resto de cultivos anteriores. Si se cultiva Lisianthus por segunda vez o más en el mismo terreno, la esterilización del suelo es imprescindible, siendo la desinfección por vapor la opción preferible, aunque también se pueden usar sustancias químicas. Antes de plantar, es recomendable revisar el sistema de riego, preparar las mallas de soporte y considerar el uso de fertilizantes orgánicos.

Plantas de Lisianthus

Densidad y manejo de plantación del Lisianthus.

La densidad de plantación del Lisianthus no es un valor fijo; se adapta a la intensidad lumínica del entorno, la variedad elegida y el método de cultivo. Cuanto más delgada sea la variedad o si se cuenta con iluminación artificial en viveros, se puede optar por densidades más elevadas. Generalmente, la densidad oscila entre 64 y 96 plantas por metro cuadrado de tabla de cultivo, también llamadas camas.

Una vez plantadas, las medidas de cultivo se centran en optimizar las condiciones ambientales. Durante el invierno y principios de primavera, la planta necesita la máxima luz posible, por lo que se debe permitir el acceso de luz en el túnel o invernadero.

La temperatura del suelo debe mantenerse al menos a 14 °C. Para un buen inicio, se aconseja una temperatura nocturna mínima de 17 °C durante las dos primeras semanas. Sin embargo, en primavera tardía y verano, el sombreado es esencial para proteger las plantas jóvenes de la luz solar directa y las altas temperaturas, ya que un calor excesivo puede inducir una floración prematura y reducir la calidad del cultivo.

Mantener una humedad relativa (HR) relativamente alta durante los 10 o 14 días posteriores a la plantación también le es beneficioso.

El riego y fertirrigación en el cultivo del Eustoma grandiflorum.

La gestión del riego es un factor fundamental para obtener un cultivo de Lisianthus uniforme y de alta calidad. Inicialmente, tras la plantación, se recomienda el riego por aspersión. Una vez que las plantas están bien establecidas, se aconseja cambiar a riego por goteo para optimizar el uso del agua. Hay que asegurar un riego uniforme en todas las plantas y mantener el suelo bastante húmedo al inicio del cultivo.

En el día de la plantación, se debe humedecer el suelo con unos 10 a 40 litros por metro cuadrado mediante riegos por aspersión. Durante los siguientes 2 a 12 días, se recomienda regar con 3 a 6 litros por metro cuadrado diariamente, ajustando según el estado del suelo.

Una vez que las plantas se establecen y comienzan su crecimiento, el riego debe ser regular para mantener la humedad del suelo. Hacia la fase de floración, una ligera reducción del riego puede promover una floración más rápida y uniforme. Siempre es crucial revisar el suelo diariamente, ya que el riego depende totalmente del tipo de suelo y el clima. Un déficit hídrico afectará en tallos cortos, delgados y menos flores, mientras que el exceso de agua puede retrasar la floración y aumentar la vulnerabilidad a enfermedades y problemas como la quemadura de las puntas.

En cuanto a la fertilización, es igualmente de importante para el cultivo del Eustoma grandiflorum. Se debe comenzar con una CE baja en el suelo (0,7-1).

La fertirrigación debe iniciarse poco después de la plantación, aproximadamente una semana después, o incluso dos días si el suelo es arenoso. Se empieza con una CE de 1,5 en el agua y se aumenta hasta 2,5 durante el periodo de crecimiento. Es importante “lavar” las plantas con agua limpia después de cada fertirrigación por aspersión.

Entre las 4 y 6 semanas después de la plantación, es importante aplicar fertilizantes ricos en calcio-nitrato. Finalizar el ciclo con aportes de potasio (K), calcio (Ca) y magnesio (Mg) contribuirá a una mejor calidad general y a reducir la incidencia de quemadura de las puntas.

Temperatura en el cultivo del Eustoma grandiflorum.

La temperatura es el principal motor de la velocidad de crecimiento del Lisianthus. Si bien la temperatura óptima varía según la variedad, el promedio para una producción de calidad se sitúa entre 19 y 27 °C durante el día. Las variedades de los grupos III y IV pueden tolerar temperaturas aún más altas.

Es esencial que la temperatura nocturna no descienda de 16 °C para asegurar un crecimiento continuo. Aunque el Lisianthus puede soportar temperaturas más bajas, esto prolongará el ciclo de cultivo.

Un aspecto a tener en cuenta es controlar la humedad relativa (HR), que no debe superar el 80 % debido a la sensibilidad del Lisianthus al exceso de humedad. El uso excesivo de calefacción por aire caliente puede propiciar problemas de mohos y hongos.

Problemas fisiológicos durante el cultivo del Eustoma grandiflorum.

El Lisianthus puede presentar algunos problemas fisiológicos, como la rotura de tallos y el daño en el brote apical (quemadura de las puntas), especialmente en primavera. Ambos se originan por un desequilibrio entre la absorción de agua y la transpiración, y algunas variedades son más susceptibles que otras.

La deficiencia de calcio también influye, ya que debilita las paredes celulares. La rotura espontánea de los tallos, que ocurre principalmente en la fase de elongación, puede deberse a un crecimiento tan rápido que la planta no adquiere suficiente vigor.

Una presión radicular excesiva puede hacer que las células estallen, especialmente a última hora de la noche. Este problema puede mitigarse reduciendo el riego durante esta fase y mejorando la ventilación. El daño en el brote apical, o quemadura de las puntas, se manifiesta en el estado de botón floral cuando la radiación solar es demasiado alta para las células aún débiles del brote, que apenas transpiran. Si esto ocurre, los brotes laterales asumen el crecimiento.

Otro fenómeno a evitar es la formación de rosetas, un problema fisiológico donde las plantas no desarrollan tallos florales y no se elongan. Las temperaturas excesivas durante la plantación y justo después son una posible causa. Si bien el ácido giberélico puede ayudar a inhibirlo, la mayoría de las variedades recientes de Lisianthus son poco o moderadamente propensas a este problema.

Plagas y enfermedades del Lisianthus.

La prevención es la mejor herramienta en el cultivo del Eustoma grandiflorum. Muchos problemas pueden evitarse con un riego preciso, medidas de cultivo adecuadas y un control climático eficiente.

Sin embargo, en caso de problemas significativos, el uso de productos fitosanitarios puede ser necesario, por lo que es fundamental conocer las plagas y enfermedades más comunes y sus medidas de control.

Enfermedades del Lisianthus.

Entre las enfermedades más comunes que se pueden presentar en el cultivo del Eustoma grandiflorum son la Botritis, que suele aparecer como un problema secundario. Se previene manteniendo una baja humedad relativa (HR), calentando la superficie del sustrato y asegurando una buena circulación de aire en el invernadero.

El Fusarium, en la que la desinfección del suelo, especialmente con vapor, es clave. Otras medidas incluyen el calentamiento del sustrato, el control de la HR, un espaciamiento adecuado de las plantas, suficiente ventilación y el uso preventivo de fungicidas en las primeras semanas tras la plantación.

El Pythium o podredumbre radicular, que se manifiesta por la ausencia o escasez de raíces blancas nuevas. La prevención se basa en un suelo sano, condiciones de crecimiento constantes, suministro regular de agua y la desinfección del suelo por vapor.

La Rhizoctonia que, aunque es rara, se previene con un suelo sano, asegurando que la base del tallo se seque después del riego y evitando condiciones de calor y humedad en el suelo.

Y el Mildiú lanoso o Peronospora chlorae, que para su control requiere una baja HR, cultivo calefactado, evitar la condensación sobre el cultivo, suficiente circulación de aire y el uso preventivo de fungicidas en condiciones meteorológicas adversas.

Plagas del Lisianthus.

Entre las plagas más comunes se encuentra el minador de la hoja (Liriomyza trifolii y huidobrensis). Se detecta temprano con trampas adhesivas amarillas (10 por hectárea, a 10 centímetros sobre el cultivo). Es importante mantener invernaderos, túneles y alrededores limpios y libres de malas hierbas.

Las orugas, cuya detección es principalmente visual. Los trips (Frankliniella occidentalis) y que hay que tener especial cuidado porque son transmisores de virus. La detección temprana se realiza con trampas adhesivas azules (10 por hectárea, a 10 centímetros sobre el cultivo); las trampas amarillas no son tan eficaces para trips. Un suelo sano y libre de malas hierbas, así como la desinfección por vapor para destruir huevos, son medidas preventivas clave.

Y los sínfilos (Scutigerella immaculata). Estos ciempiés de jardín, de 2 a 10 mm, devoran raíces y pelos absorbentes. Se evitan con suelos con bajo contenido de materia orgánica, cultivando en suelos arenosos o compactos, manteniendo invernaderos libres de malas hierbas y realizando una desinfección profunda del suelo por vapor.

Plantas de Lisianthus en cultivo

El entutorado del Lisianthus.

El entutorado del Lisianthus durante su cultivo para flor cortada es fundamental, ya que sus tallos son susceptibles al doblado o la caída por el peso de sus flores, especialmente a medida que sus tallos florales se desarrollan. Un tallo doblado o que ha estado en contacto con la humedad del suelo no solo pierde su atractivo estético, sino que también disminuye drásticamente su valor comercial y su vida en florero.

El tutorado, por tanto, no es un gasto, sino una inversión que garantiza tallos rectos, fuertes y de primera calidad, optimizando así la rentabilidad de la cosecha. Además, al mantener las plantas erguidas y separadas, se favorece una mejor circulación del aire, lo que reduce el riesgo de enfermedades fúngicas que proliferan en ambientes húmedos y densos.

Para el Lisianthus, la herramienta más común y eficaz son las mallas de tutorado para flor cortada. En la fase de preparación de la bancada de plantación, ya se den colocar estas mallas y en varias unidades.

Estas mallas suelen ser de plástico (polipropileno) o nylon, con cuadros de dimensiones que varían, pero que comúnmente oscilan entre los 5 cuadros (20×20), 7 cuadros (20×20 y 25×25) y 10 cuadros (20×20) por metro cuadrado.

La elección del tamaño del cuadro dependerá un poco de la variedad y la densidad de plantación, buscando un equilibrio que permita el paso del tallo sin estrangularlo, pero ofreciendo un sostén firme. Se instalan de forma horizontal sobre la zona de cultivo, apoyadas por postes o tensores laterales.

El trabajo con las mallas de soporte es un proceso que acompaña el crecimiento del Lisianthus. Se comienza con una primera capa de malla instalada a una altura relativamente baja, justo por encima del nivel del suelo o a pocos centímetros de este, antes o inmediatamente después de la plantación.

A medida que las plantas elongan sus tallos, se van levantando las capas sucesivas de malla, a intervalos de unos 15 o 20 centímetros de altura, dependiendo de la velocidad de crecimiento de la variedad y la longitud final deseada del tallo.

El objetivo es que cada nueva capa de malla acompañe los tallos emergentes, obligándolos a crecer de forma vertical a través de los cuadros. Es muy imprtante realizar estas elevaciones a tiempo, antes de que los tallos se doblen o se entrecrucen excesivamente, lo que dificultaría su manejo y podría causar daños. Este seguimiento constante y la adaptación del soporte al desarrollo de la planta aseguran que cada tallo de Lisianthus alcance su máximo potencial de rectitud y calidad, listo para ser cosechado y deleitar en su destino final.

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