La fertilización y la genética

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Planes de abonado en tomate

Las empresas obtentoras de nuevas variedades ya sean hortícolas, de frutales u ornamentales, ponen en el mercado un material genético con un gran potencial. Este, según se le dote de tecnología durante su cultivo, lo alcanzará en mayor o menor medida. Nos referimos al control climático y fertilización principalmente, aunque también influyen otros como la poda, el tutorado, etc.

En este artículo nos vamos a centrar en la fertilización y la genética, porque entre ellas establecen una alianza estratégica en las que está en juego la rentabilidad del cultivo en cuestión.

Y para ello, hemos contado con el asesoramiento de José Soto Pérez, gran conocedor del mundo de las semillas híbridas hortícolas.

El vínculo fertilización y genética de la planta va tan ligados, que en muchos casos, se establecen planes de abonados exclusivos para una determinada variedad.

Los genetistas, trabajan en la mejora de aspectos de interés para toda la cadena de valor: obtención de resistencias, aumento de producción, valores organolépticos y comportamiento en postcosecha, por ejemplo. Por parte de los fabricantes de fertilizantes, bioestimulantes agrícolas, microorganismos para el suelo, … trabajan en el desarrollo de productos más sofisticados que permitan aumentar las producciones agrícolas manteniendo un mayor respeto por el medio ambiente y reduciendo, cuando no eliminando, la explotación de recursos naturales. Con todo ello, ambas partes confluyen en un punto, en el cultivo, donde se estable las sinergias entre estos dos mundos tecnológicos.

Variedad de tomate híbrido Carbino

Proceso genético de una nueva variedad híbrida

José Soto, profesional del mundo de las semillas desde 1988, nos comenta desde su posición conocedor de las empresas productoras de variedades híbridas de semillas hortícolas para la producción profesional, afirma que estas invierten ingentes cantidades económicas en investigación para la obtención de variedades que aporten valor añadido a toda la cadena de valor: al agricultor, a los mayoristas, minoristas del comercio y por supuesto al consumidor final.

Tras las hibridaciones entre parentales por parte de los departamentos de I+D+i, en busca de factores genético de interés (no hablamos de temas transgénicos), las nuevas semillas tienen un potencial que hay que probar.

Para ello, son testadas mediante su cultivo en ensayos repartidos por viveros filiales en todo el mundo y tras unos rigurosos test, se comprueba que la variedad cumple su cometido.

Si la variedad aporta una novedad lo suficientemente interesante para la cadena de valor, esta pasa a ensayos más concretos, y de ahí a plantaciones mayores y tras la constatación de su aporte de valor, pasar definitivamente a la producción profesional. Son muy pocas las variedades, con respecto a las probadas, las que ven la luz comercial.

La evolución varietal a lo largo del tiempo

En sus comienzos, los agricultores cultivaban variedades autóctonas, en el caso por ejemplo del tomate como Flor de baladre, Raf, Muchamiel, etc. Todas estas variedades estaban basadas en un comercio de mercado local, Como consecuencia, no eran necesario grandes producciones y la conservación tampoco era un factor tan relevante.

La agricultura se industrializa, así como el comercio también se reestructura mediante la entrada de la gran distribución, en la que incluso entra en juego la desgeolocalización a nivel mundial. Así, entra el juego del desarrollo y crecimiento de las nuevas zonas productoras: todo fue cambiando. Por ejemplo y en España y referido al cultivo del tomate, inicialmente la zona de Canarias era la mayor productora que, con el paso del tiempo, en la actualidad ha pasado a ser la zona de Almería.

Este movimiento empresarial y social, demanda de forma más o menos evidente, pero lo demanda, nuevas exigencias a las empresas de semillas respecto a variedades híbridas con una alta producción y conservación. Pasamos de ser un modelo de producción hortícola local a otro orientado para abastecer a toda Europa.

Este cambio ha involucrado a todos los sectores implicados: sectores de semillas, fitosanitarios, riego, producción, manipulación, etc. con el propósito de ofrecer lo mejor al mercado.

Campo de ensayo de variedades de Nirit Seeds

La entrada de variedades hortícolas híbridas

La entrada en escena de las variedades híbridas ha marcado un antes y un después en el mundo agrícola. Siguiendo con el tomate como ejemplo, en un principio se trabajaba en obtener de cada planta la mayor productividad posible. Con el paso del tiempo ha habido que introducir resistencias a enfermedades de suelo y virus en las variedades. Seguidamente la duración postcosecha y actualmente la mejora de sus cualidades organolépticas.

Esto es así, porque además de producción y resistencias, actualmente se tiene muy en cuenta al consumidor y por lo tanto el trabajo en especialidades y mejores cualidades organolépticas son vitales para tener sentido en un mercado cada día más exigente y competitivo.

Si nos centramos en el concepto de especialidades, solo tenemos que fijarnos en las secciones de frutas y hortalizas de los supermercados, para darnos cuenta de la diversidad de tipos de tomates que podemos comprar: de ensalada, canario, cherry, pera, chocolate, perla y un largo etc. Los hay para todos los gustos y ocasiones, formas y colores. Los híbridos están jugando un papel fundamental en esta diversificación.

Siguiendo con los ejemplos, como mejor forma de visualizar un cambio, entre los diferentes tipos de tomate de carácter local muy valorados por el consumidor está el tomate Raf. Una variedad que en determinadas épocas del año su calidad es exquisita, pero para ello también se requiere unas condiciones de cultivo especiales como aguas de riego muy salinas y aportación de abonos especiales. Hoy tenemos en los lineales de frutas y hortalizas, tomate Raf todo el año.

Gracias a las semillas híbridas, ya no solo tenemos nuevas variedades, sino además se han creado nuevos tipos, consiguiendo grupos de variedades que como patrón base confluyen en un elemento común que los define. Por ejemplo ahora tenemos especialidades de tomate tipo chocolate, tipo pera, con buen sabor y bonitos a la vez que atractivos para el consumidor, siendo variedades cuya producción es aceptable. También entran en juego el tomate vino y los mencionados tipo perla, cherry, canario, etc. pudiendo afirmar que el abanico de tipos se incrementa en el tiempo.

Dentro de cada tipo también se producen variantes. Por ejemplo, en tomate de tipo pera se está incrementado su producción y se buscan variedades productivas y de calibre grueso tipo Carbino, que tenga buena conservación, pero manteniendo su sabor y textura para ensaladas.

Y no olvidemos algunos aspectos como la tendencia a conseguir más tomates sin cuello verde doble GG, pero que pueda ser vendido como ensalada o tomate suelto. Por poner un ejemplo, está el caso de la variedad de tomate híbrido Avalancha, que tratan siempre de mantener sus cualidades organolépticas exigidas por el consumidor a la vez de dar respuesta al agricultor permitiéndole acceder a varios segmentos de mercado con un solo producto.

Variedades híbridas de tomate Nirit Seed

Frutas y hortalizas con más sabor

Los valores organolépticos son fundamentales hoy en día. Siguiendo con el tomate, hace pocas décadas entró el concepto de media o larga vida y ha sido todo un éxito porque ha permitido ‘relajar en los tiempos la cadena de valor’.

También es cierto que con ello se produjo una merma en su sabor. Huy es uno de los puntos fuerte en los que trabajan las casas productoras de nuevas semillas híbridas. Actualmente, se trabaja e conseguir el equilibrio entre sabor, producción y conservación.

Y para que todo funcione bien, no basta con la genética. También es fundamental que el agricultor gestione correctamente sus abonados porque estos tienen vinculación directa con los valores organolépticos finales. El abonado es fundamental y en estos casos donde en el cultivo nada se deja al azar, mucho más. Recordemos que hacíamos referencia a planes de abonados específicos para una determinada variedad.

Un adecuado plan de abonado permite el adecuado desarrollo de las plantas en cada fase de su cultivo: desarrollo, floración, cuaje, fructificación, maduración y recolección. Consiguiendo con ello tomates con sabor, sin que merme su característica de comportamiento en postcosecha.

Genética y producción

A nivel profesional, los agricultores compran semillas, sabiendo que en realidad están comprando una carga genética con determinadas posibilidades de cultivo y producción.

Siguiendo con el ejemplo de las variedades de Avalancha o Carbino, según los conocióentos y técnicas empleadas por según qué agricultor, puede llegar a producir desde determinados kilos de tomate por planta a no llegar a recolectar ni un solo kilo. Sobre todo, si este es un aficionado que lo pudiese llegar a cultivar como hobby en un huerto urbano.
Sí, la genética es la misma, pero la fertilización, el control climático y su manejo, son fundamentales a la hora de cultivar ‘industrialmente’.

La fertilización como factor base en un cultivo

Las plantas desarrollan su cultivo en un espacio físico concreto. Ya sea en tierra, sustrato o en hidroponía, la fertilización va a jugar un papel fundamental. He incluso entre variedades porque no requieren el mismo tipo de abonado un tomate cherry que un tomate gordo tipo Avalancha.

Volviendo a los campos de ensayo de nuevas variedades antes mencionados, durante el proceso de obtención de nuevas variedades híbridas comerciales, en su fase inicial todas estas se abonan en fertirrigación con una especie de ‘menú general’.

En siguientes fases, en la que ya solo se cultivan aquellas más prometedoras y además son evaluadas a mayor escala y con plantaciones monovarietales, se les aplica un plan concreto de fertirrigación para cada una de ellas. Evidentemente, junto con otros parámetros de cultivo para conseguir que den lo mejor de sí.

Estos planes de abonado contemplan un equilibrio variable según el estado de la planta y a las condiciones climáticas de la zona donde se cultiva y además en el tiempo.

La fórmula nutricional contempla variantes durante su fase de enraizado tras el trasplante, crecimiento, durante la floración, fructificación, etc. así como según la época del año en las que nos encontremos y por supuesto las características de la tierra, sustrato o medio de cultivo hidropónico empleado. Sin olvidar las características en cuanto a calidad del agua de riego y método de aplicación del fertilizante: en riego o vía foliar.

Una planta no vegeta igual durante los meses de diciembre con días más cortos y menos radiación, que en marzo con días alargando y noches menos duras. El desarrollo de la planta va condicionando su fertilización, dependiendo de todo ello y a lo largo de todo el ciclo.

Respecto a la evolución de los fabricantes de fertilizantes, estos también innovan y hace tiempo que dejaron atrás los NPKs clásicos, como bien se puede ver, por ejemplo, en las empresas asociadas en AEFA. Actualmente ya hablamos de agronutrientes, bioestimulantes agrícolas y microorganismos para la fertilidad del suelo, estos últimos en plena actualidad. Y con ellos, el agricultor dispone de fórmulas de abonado más elaboradas que obligan a un cambio en las técnicas tradicionales de cultivo.

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