Mallas en arbolado urbano como solución para plazas más limpias

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Mallas agrícolas para arbolado

Las mallas en arbolado urbano como solución para plazas más limpias, son una apuesta por la gestión inteligente que nos permite disfrutar de todos los beneficios que los árboles nos ofrecen.

Los árboles son un componente esencial de nuestras ciudades, una infraestructura verde que nos regala sombra, purifica el aire y embellece el paisaje urbano.

Su presencia es un termómetro de la calidad de vida de un municipio. Sin embargo, esta beneficiosa integración no está exenta de desafíos, especialmente cuando la naturaleza y la intensa actividad humana deben convivir en el mismo espacio reducido, como es el caso de las plazas públicas.

Tipos de árboles urbanos según el espacio en la ciudad.

El arbolado de una ciudad se planifica y gestiona de formas muy distintas. No es lo mismo el tratamiento de los grandes ejemplares en alineación que flanquean las avenidas, el arbolado de porte más reducido que se adapta a las aceras, o los ejemplares que componen un jardín público.

Un caso particular es el de los árboles singulares, a menudo de gran porte, que presiden plazas y espacios de alta concurrencia. También aquellos de sombra para reducir el calor que desprenden las llamadas plazas duras.

Estos lugares son puntos de encuentro social, en muchas ocasiones compartidos con las terrazas de cafeterías y restaurantes, donde la convivencia entre el patrimonio natural y el ciudadano debe ser gestionada con especial atención.

Disfrutar de la sombra de los árboles sin inconvenientes.

Es en este contexto donde surge un reto recurrente. Especies arbóreas de valor ornamental, como pueden ser los Ficus macrophylla, Ficus benghalensis, Ficus nitida o las populares moreras (Morus nigra y Morus alba), tienen un periodo de fructificación que, sin una gestión adecuada, puede ocasionar notables molestias.

La caída masiva de sus frutos al suelo no solo genera un problema estético de suciedad y manchas en el pavimento, sino que también compromete la seguridad de los viandantes, que pueden resbalar al pisarlos, y deteriora el mobiliario urbano. Para los negocios de restauración, esta situación se convierte en un inconveniente diario que afecta a la comodidad de sus clientes.

Recogida de flores, frutos y hojas de árboles mediante mallas agrícolas.

Ante esta realidad, la solución no pasa por renunciar a estos magníficos ejemplares, sino por aplicar soluciones técnicas que hagan posible esta convivencia. Aquí es donde las mallas de sombreo, un material heredado de la agricultura, demuestran su enorme utilidad.

Se trata, por lo general, de mallas de sombreo, habitualmente de color verde para integrarse visualmente con la copa del árbol, que se instalan de forma estratégica bajo la estructura principal de las ramas.

Su función es sencilla, pero altamente eficaz: actúan como una red de seguridad que intercepta tanto las hojas como los frutos antes de que caigan al suelo. De este modo, el espacio bajo el árbol permanece limpio y seguro, permitiendo a los ciudadanos disfrutar de la sombra sin los inconvenientes asociados a la fructificación. El mobiliario urbano queda protegido y las terrazas pueden desarrollar su actividad con total normalidad.

Detalle de mallas agrícolas para arbolado

La instalación de mallas en el arbolado urbano.

Este sistema, por supuesto, requiere un mantenimiento planificado. Los equipos de parques y jardines o las empresas de mantenimiento responsables retiran periódicamente las mallas o secciones de las mismas para vaciar todo el material vegetal acumulado, gestionándolo posteriormente de forma adecuada.

Es una labor que, si bien requiere una planificación, resulta mucho más eficiente y controlada que las labores de limpieza constante y urgente que serían necesarias de otro modo.

Aunque su uso más visible es en el ámbito municipal, esta técnica es perfectamente aplicable por empresas de paisajismo en grandes jardines corporativos o residenciales. Incluso el aficionado a la jardinería puede adoptar este sistema en su propio jardín para controlar, por ejemplo, la caída de los frutos de una morera sobre una zona de paso o un porche.

Así, la instalación de mallas en el arbolado urbano es un claro ejemplo de cómo una solución técnica, simple y de bajo impacto visual, puede resolver un problema complejo, fomentando una convivencia armónica entre el valioso patrimonio verde de nuestras ciudades y la vida de sus habitantes.

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