Conocida popularmente como Orejas de gato, Planta Panda, Calanchoe peludo… su nombre científico es Kalanchoe tomentosa, pertenece a la familia de las Crassulaceae y es originaria de Madagascar.
El Kalanchoe tomentosa, desde el punto de vista ornamental, se cultiva como planta de maceta por la peculiaridad del aspecto de su follaje más que por sus pequeñas flores que son bastante discretas.
Su mercado ornamental se centra principalmente en jardinería como planta para jardines rocosos y de bajo mantenimiento, así como planta de interior siendo perfecta para habitaciones de interior luminosas.
Descripción del Kalanchoe tomentosa
El Kalanchoe tomentosa es una planta suculenta de crecimiento más bien lento. En estado silvestre o en jardinería, ramifica con facilidad y puede llegar a superar fácilmente el medio metro de altura si las condiciones de cultivo le son favorables.
Toda la planta se encuentra cubierta de una fina y densa vellosidad blanca, dándole un aspecto afelpado. De ahí sus nombre comunes antes mencionados.
Las hojas, el principal componente ornamental, son gruesas y oblongo-lanceoladas, de haz cóncavo y algo aquilladas en el envés. Entre sus características se encuentra que la zona apical está cubierta de manchas de color marrón oscuro, que coinciden con el grueso dentado de los márgenes.
Sus flores aparecen con el comienzo de las buenas temperaturas, cuando la planta llega a su estado adulto. La planta emite un largo tallo sin hojas que termina en una inflorescencia con flores de forma tubular de color salmón o rosado de poco interés estético.
Su sistema radicular es fasciculado y de desarrollo superficial, con el objetivo de recoger la mayor cantidad de agua ya que está adaptado a climas secos con escasas precipitaciones.
Es una planta que no soporta bien los fríos invernales, pudiendo sufrir daños por debajo de los 10ºC. sobre todo provocando la caída de sus hojas.
Cuidados del Kalanchoe tomentosa
Estamos ante una planta muy rústica, adaptada a ambientes semiáridos y exposición a pleno sol aunque no le viene mal el que sea algo fresco. Por ello, esta será una base para sus cuidados.
Como planta de interior la ubicaremos en los lugares más soleados de la casa. Controlaremos los riegos siendo muy leves durante el invierno. No debemos ponerle un plato en la base de la maceta. Si lo hacemos para proteger un mueble por ejemplo, evitaremos que se acumule agua en él ya que provocaríamos la pudrición de sus raíces.
La abonaremos con fertilizantes no muy ricos en nitrógeno y sí en potasa para favorecer un crecimiento robusto. Un abono recomendado para cactáceas es una de las mejores opciones.
Si necesitamos trasplantarla, siempre utilizaremos una maceta un poco mayor y un sustrato ligero y bien drenado. Un sustrato especial para cactus es la mejor opción.
En cuanto a plagas, la cochinilla algodonosa puede ser un posible riesgo. En cuanto se detecte su ataque debemos tratarla con un insecticida sistémico ya que su cobertura algodonosa dificulta la eficacia del insecticida. Otra práctica para su control, ya que suelen ser pocos individuos y bien identificados, es eliminarlos manualmente mediante un palillo de algodón humedecido en alcohol para actuar sobre su protección cerosa.
El Kalanchoe tomentosa es una de esas plantas de gran interés por su doble uso ornamental. Primero puede ser disfrutada como planta de interior y pasados unos meses, terminar siendo plantada en el jardín o en maceteros en terrazas y balcones como planta de exterior.
En calidad de planta de jardín, la ubicaremos en rocallas o zonas áridas de bajo mantenimiento, siempre a pleno sol o sombra muy ligera a las horas de mayor insolación. Recordemos que es una planta que si bien le gusta mucho la luz… también prefiere algo de frescura.
Evitaremos plantarla en el jardín directamente en la tierra si la zona es propensa a las heladas. En tal caso, es mejor hacerlo en maceteros para resguardarlas durante épocas de riesgo de frío excesivo. Temperaturas por debajo de los 10ºC. causará daños en la planta, comenzando por la caída de sus hojas.
El exceso de humedad daña sus hojas vellosas ya que se pudren fácilmente cuando el agua condensada se estanca entre sus finísimos pelos.
Si la zona de plantación elegida es arcillosa, deberemos mejorarla aportando arena de río o de sílice para aligerarla y favorecer su drenaje.
Los riegos deben realizarse con moderación. Muy ligeros en invierno y más frecuentes durante la época cálida del año. El exceso de riego es el problema más común que suele inducir al deterioro de la planta.
Plantado en el jardín, el Kalanchoe tomentosa no necesita un abonado especial y más cuando esté ubicado en zonas de bajo mantenimiento, ya que los abonados suelen ser aplicados de tarde en tarde y no muy ricos en nitrógeno, para evitar un desarrollo excesivo de la vegetación. Recordemos también que su crecimiento lento hace que no requiera de demasiada alimentación.
Como en el caso mencionado en su sanidad en el marco de planta de interior, a la hora de ver qué plagas se pueden presentar, la cochinilla algodonosa es la más factible. De igual forma, en cuanto se detecte su ataque debemos tratarla con un insecticida sistémico.
Y en cuanto a enfermedades, mantener la planta seca, bien nutrida sin exceso y con una humedad moderada en la tierra, son factores que evitarán cualquier tipo de podredumbre indeseada.
Si la plantamos en maceteros, al ser una planta de lento crecimiento, no hará falta que se trasplante cada año, bastará hacerlo cada dos o tres.
Cultivo del Kalanchoe tomentosa
Si queremos multiplicar y cultivar esta especie, tenemos la suerte de que nos encontramos ante una planta muy rústica.
Podemos partir el cultivo tanto por semilla como por esqueje, siendo la mejor época durante la primavera.
El método más rápido es mediante esqueje. Este puede ser por hoja o mediante trozo de tallo interdonal o apical… el más aconsejado.
Para ello, recurriremos a una planta ya adulta. Cortaremos los tallos apicales con dos o tres nudos respetando uno o dos centímetros de tallo por debajo de la zona de corte.
Escogeremos un sustrato especial para cactus y llenaremos pequeñas macetitas sin apelmazar excesivamente el sustrato previamente humedecido. Los esquejes cortados, se clavan hasta la altura del primer nudo (el o los dos centímetros de tallo antes respetados) solamente y procederemos a un riego para asentar correctamente el esqueje en el sustrato.
Conviene dejar unas horas cortados los esquejes (protegidos del sol) para que cicatrice la zona de corte. La emisión de raíces se verá reforzada con el uso de hormonas de enraizamiento.
Durante el proceso de enraizado, de dos a tres semanas según la temperatura reinante, le aplicaremos riegos para mantener el sustrato húmedo y mantendremos el conjunto protegido de las corrientes de aire y luz excesiva para evitar su deshidratación.
Una vez emitidas las primeras raicillas, procederemos a su aclimatación, exponiéndolas a la intemperie a primeras y últimas horas del día, evitando el sol directo a las horas de mayor calor.
Cuando veamos a las nuevas plantitas perfectamente aclimatadas, ya están listas para ser plantadas en su lugar definitivo.
Si no disponemos de un sustrato especial para cactus y plantas crasas, podemos fabricarlo nosotros mismos a base de mezclar:
- Un 20% de arena ligeramente gruesa de río.
- Un 20% de arena fina de río.
- Un 40% de compost tamizado o turba.
- Un 20% de perlita o vermiculita.