Los sustratos para cultivo de Dipladenia han entrado a formar parte del catálogo de empresas fabricantes para dar una respuesta efectiva ante el creciente mercado de esta planta.
Cuando admiramos una Dipladenia en plena floración, con sus brillantes hojas y sus preciosas flores en forma de trompeta, a menudo centramos nuestra atención en el riego y la exposición solar. Sin embargo, uno de los principales secretos para que una planta prospere, especialmente en maceta, reside bajo la superficie.
El sustrato no es simplemente tierra; es el soporte de la planta, el almacén de nutrientes y agua, y el espacio donde las raíces respiran y se desarrollan. Utilizar un sustrato adecuado para la Dipladenia es la inversión más importante que podemos hacer para garantizar su salud y una floración espectacular y duradera.
Venta de sustratos para el cultivo de Dipladenia.
Esta planta trepadora, cuyo nombre es Dipladenia sanderi (Mandevilla sanderi), se ha ganado un lugar de honor en patios, balcones y jardines por su elegancia y resistencia.
Su destino más habitual es el cultivo en macetas o jardineras, donde puede actuar como planta colgante o ser guiada por un tutor para crear estructuras verticales llenas de color. Para que pueda expresar todo su potencial en estas condiciones limitadas, la calidad del medio de cultivo es un factor a destacar.
Conscientes de esta necesidad, diversas empresas especializadas en la fabricación de sustratos para la bricojardinería han desarrollado fórmulas específicas. Estos productos, disponibles en centros de jardinería, floristerías y tiendas online, están diseñados para replicar las condiciones ideales que la Dipladenia necesita, facilitando su cuidado al consumidor final.
Estos sustratos comerciales no solo son aptos para la Dipladenia, sino que su equilibrada formulación los hace igualmente válidos para otras plantas trepadoras de flor que comparten necesidades similares. La tecnología detrás de estos sacos, que suelen comercializarse en formatos de 20 litros, garantiza un crecimiento vigoroso, un enraizamiento óptimo y, en consecuencia, una floración abundante.
Una de las innovaciones más interesantes que incorporan es un fertilizante de liberación controlada como abonado de fondo. Gracias a tecnologías avanzadas, como microcápsulas biodegradables, estos abonos suministran a la planta una nutrición equilibrada y constante durante meses, a menudo hasta seis o más. Esto evita las pérdidas de nutrientes por el riego (lixiviación) y reduce la necesidad de abonados frecuentes, lo que supone una práctica más sostenible y respetuosa con el medioambiente.
Cómo hacer un sustrato casero para cultivo de Dipladenia.
Para aquellos jardineros que disfrutan creando sus propias mezclas, es perfectamente posible formular un sustrato casero de alta calidad. Una receta que ofrece excelentes resultados se basa en conseguir una estructura muy porosa y con buena capacidad de retención de agua, pero sin llegar a encharcarse.
Para ello, podemos combinar diferentes materiales en las siguientes proporciones: un 35% de turba rubia de grano grueso y un 30% de turba rubia de grano medio. Esta base aportará cuerpo y retención de humedad. A continuación, añadiremos un 25% de fibra de coco, que mejora la capacidad de rehidratación del sustrato y favorece la aireación. Finalmente, un 10% de perlita será clave para garantizar un drenaje impecable y aligerar la mezcla.
La turba rubia se puede sustituir por compost vegetal con textura similar. En tal caso, podemos reducir un poco de su proporción a favor de la perlita.
Es fundamental que el pH final de esta mezcla se ajuste a un rango ligeramente ácido, entre 5,5 y 6,0, que es el ideal para la asimilación de nutrientes por parte de la Dipladenia. Además, es muy recomendable incorporar un abono de fondo equilibrado en NPK (nitrógeno, fósforo y potasio) más microelementos, que aporte el impulso inicial para el desarrollo de la planta.
Consejos sobre el trasplante de la Dipladenia.
Tanto si utilizamos un sustrato comercial como uno casero, el momento de la plantación o trasplante es importante. La época ideal para realizar esta tarea es la primavera (en el hemisferio norte), coincidiendo con el inicio del período de crecimiento activo de la planta.
Debemos evitar hacerlo en pleno verano o cuando la planta se encuentra en su máxima floración para no someterla a un estrés innecesario. Por lo general, un trasplante cada uno o dos años suele ser suficiente.
El proceso es sencillo. Primero, preparamos la nueva maceta, que debe ser ligeramente más grande que la anterior. Es muy recomendable colocar en la base una capa de gravilla o arcilla expandida (arlita) para asegurar que el agua sobrante drene sin dificultad. Sobre esta capa, añadimos un poco del nuevo sustrato.
Extraemos con cuidado la planta de su maceta original, observamos el cepellón y retiramos con suavidad las raíces que puedan estar muertas o dañadas. Si vamos a reutilizar la misma maceta, es aconsejable podar aproximadamente dos tercios de las raíces periféricas para estimular la renovación.
Colocamos el cepellón en el centro y rellenamos los huecos laterales con el sustrato, compactando ligeramente con los dedos para evitar bolsas de aire. Un primer riego generoso ayudará a asentar todo el conjunto.
Si la planta ya está en una jardinera grande y no queremos trasplantarla, podemos optar por renovar la capa superficial. Bastará con retirar los 5 centímetros superiores del sustrato antiguo y reemplazarlos por el nuevo, mezclándolo suavemente con la capa inferior.
Recordemos que prestar atención al sustrato es garantizar más de la mitad del éxito en el cultivo de la Dipladenia. Una buena base es sinónimo de raíces sanas, y unas raíces sanas son el motor de una planta espectacular.