El Arce campestre (Acer campestris) es un árbol utilizado en el diseño de jardines y zonas verdes. Su belleza estacional y facilidad de mantenimiento lo convierten en una opción interesante para arquitectos paisajistas, diseñadores de jardines y profesionales de la jardinería.
Este árbol es muy versátil, ofreciendo soluciones estéticas y funcionales en espacios ajardinados, ya que permite desde la creación de setos estructurados hasta árbol de sombra en jardines privados y parques urbanos.
Cómo es el Arce campestre.
El Acer campestris es un caducifolio resistente y versátil. Perteneciente a la familia de las Aceráceas, es conocido popularmente como Arce común, Arce campestre o Arce menor.
Es originario de Europa, el Norte de África y Asia Menor, y ha demostrado una notable capacidad para prosperar en una amplia gama de condiciones, lo que es una ventaja significativa en el ámbito ornamental.
Como árbol suele alcanzar hasta 15 metros de altura, aunque su tamaño puede manejarse con facilidad mediante la poda, adaptándose a diferentes escalas de proyectos paisajísticos.
Sus hojas, palmeado-lobuladas con tres a cinco lóbulos redondeados, son su sello distintivo. Durante la primavera y el verano (en el hemisferio norte), lucen un verde intenso y brillante. Sin embargo, es en otoño cuando el Acer campestris se convierte en un verdadero protagonista, transformando su follaje en una bella paleta de tonos ámbar y dorados, añadiendo un gran valor ornamental.
Su floración es primaveral. Produciendo discretas flores verdoso-amarillentas que, aunque poco llamativas, dan paso a las características sámaras dobles o «alas» que se dispersan con el viento.
El Acer campestre en la jardinería y el paisajismo ornamental.
El Arce campestre se adapta a cualquier tipo de suelo, aunque prefiere los calizos. Su resistencia a climas templados y fríos lo hace especialmente idóneo para una vasta geografía ibérica, soportando las fluctuaciones térmicas que a menudo caracterizan los jardines urbanos y rurales.
La versatilidad y las cualidades estéticas del Acer campestris lo hacen ideal para diversas aplicaciones en el diseño paisajístico. Entre ellas, su densa copa proporciona una excelente sombra, haciendo de él una elección ideal para la creación de zonas de descanso y frescor en parques, plazas y jardines residenciales. Su porte elegante se integra armoniosamente en cualquier entorno.
También y gracias a su tolerancia a la contaminación urbana y su capacidad para soportar podas de formación, es una especie muy utilizada en alineaciones de calles y avenidas, aportando estructura y continuidad al paisaje urbano.
Como hemos avanzado, el Acer campestre es excepcionalmente apto para la formación de setos. Su capacidad para rebrotar vigorosamente después del recorte permite crear barreras vegetales densas y atractivas, ya sean setos bajos para delimitar espacios o setos altos para ofrecer privacidad. Su follaje compacto asegura una cobertura efectiva durante gran parte del año.
Además, el cambio de color de sus hojas en otoño es, sin duda, uno de sus mayores atractivos ornamentales. La transformación a tonos ámbar, naranjas y dorados convierte cada ejemplar en un punto focal en el jardín, prolongando el interés visual hasta bien entrada la estación fría.
Como especie rústica y de bajo mantenimiento, una vez establecido, el Arce campestre es una planta relativamente poco exigente en cuanto a cuidados, lo que reduce la necesidad de riegos frecuentes o tratamientos especiales, un aspecto muy valorado en la gestión de espacios verdes.
Sin olvidar que se integra bien con una amplia variedad de especies ornamentales, desde arbustos de flor hasta plantas perennes, lo que permite crear composiciones paisajísticas ricas y dinámicas.
Para garantizar el éxito de la plantación en jardinería, es recomendable elegir ejemplares de vivero con un sistema radicular bien formado. Un buen drenaje del suelo y una preparación adecuada del terreno son claves para un establecimiento óptimo.
Sobre la planificación de su ubicación, debe considerar su tamaño final y la función que desempeñará en el diseño, ya sea como ejemplar aislado, parte de una alineación o componente de un seto.
El Acer campestris como el bonsái.
Más allá de su uso en jardines y parques, el Acer campestris es una especie altamente valorada en el arte del bonsái.
Su tamaño de hoja relativamente pequeño, su capacidad para desarrollar una fina ramificación y su robustez ante las técnicas de poda y alambrado lo convierten en un material excepcional para la creación de estos árboles en miniatura.
La belleza de su corteza, que adquiere carácter con la edad, y su espectacular coloración otoñal, añaden una dimensión estética única a los bonsáis de Arce campestre, atrayendo tanto a expertos como a principiantes en esta disciplina.
El cultivo profesional del Acer campestris.
En España, el cultivo profesional del Acer campestris para uso ornamental es significativa en viveros especializados. Estos viveros, situaos principalmente en Cataluña, producen ejemplares de alta calidad para satisfacer la demanda de empresas de diseño de jardines, paisajistas y administraciones públicas. Destacar que también, el importante mercado que posee el Acer campestris para la restauración paisajística.
Su cultivo se realiza durante gran parte de su vida en campo, para ser enraizados en contenedor y poderse comercializar, tanto a raíz desnuda para plantar en jardín durante el reposo invernal, como enraizado en contenedor para plantarse durante cualquier época del año.
Además del mercado nacional, el Acer campestris también es una planta de exportación con destino a mercados de Centroeuropa. Su robustez, la belleza de su follaje otoñal y su adaptabilidad a climas más fríos lo hacen particularmente atractivo para proyectos paisajísticos en estos países.
Como curiosidad, el Arce campestre, con su madera blanca y de grano fino, también tiene un valor potencial en ebanistería.