Henri Rousseau, el aduanero

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Henri Rousseau
Henri Rousseau - Le rêve (el sueño), 1910

Henri Julien Félix Rousseau (1844 – 1910), conocido como el Aduanero, nació en Laval, ciudad del valle del Loira en el norte de Francia a orillas del Mayenne. Fue el cuarto de los cinco hijos de un pobre calderero. Hasta los dieciséis años cursa estudios en el colegio de su ciudad natal y, en 1863, se emplea en el bufete de un abogado de Angers. En 1868 contrajo matrimonio con Clémence Boitard, con la que tuvo siete hijos. Ese mismo año murió su padre y Henri decidió ayudar a su madre enviudada. Para ello se trasladó a París, donde consiguió un puesto de funcionario (agente de aduanas de segunda clase, douanier) en la Oficina de Recaudación de Arbitrios de París. En 1871 fue promovido a recaudador, y trabajó cobrando impuestos del consumo, oficio del que se deriva el apelativo de aduanero.

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Henri Rousseau – La cascada, 1910 – (ampliar imagen)

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Henri Rousseau – Bouquet de flores – (ampliar imagen)

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Henri Rousseau – Bouquet de flores, 1909 – (ampliar imagen)

Por sus humildes orígenes no pudo recibir una formación artística y no se dedicó a la pintura hasta 1893, a la de edad de 49 años, cuando se retiró de su puesto en la administración para dedicarse de lleno a la pintura, por lo que se le considera un pintor totalmente autodidacta y una de las figuras más destacadas, junto con Séraphine Louis de la pintura naïf.

Nunca viajó fuera de Francia. Su inspiración venía de la imaginación popular, los libros de relatos, tarjetas postales, cromos de almanaques y de sus constantes visitas al jardín botánico de parís, donde observaba con atención las plantas exóticas de los invernaderos, para pintar sus grandes «Selvas» que lo convierten en el pionero de un nuevo exotismo. Su peculiar pintura figurativa, que combina la ingenuidad formal con la sofisticación temática y compositiva, constituye un caso único en la pintura de la época. Sus cuadros representan un mundo exótico, lleno de visiones oníricas, que lo convierten también en uno de los precursores del surrealismo.

En 1866 expone invitado por los antiacademicistas en el XIII Salon des Indépendants. Sus composiciones originales llenas de fantasía que destacan por las escenas de selvas con figuras humanas junto a bestias encantadas, despertaron la admiración de grandes pintores de la época como Gauguin y Seurat y recibe los elogios de algunos críticos. Más tarde obtendría igualmente el reconocimiento de algunos pintores vanguardistas como André Derain y Henri Matisse.

En sus últimos años de vida vendió algunos cuadros y participó en la vida bohemia de Montmartre. Entabla amistad con Guillaume Apollinaire y conoce a Robert Delaunay Picasso, quien le ofreció un festín en el Bateau Lavoir, en 1908, que contó con la asistencia de Braque.

Pese a ello, Henri Rousseau murió en la más absoluta pobreza en 1910, a causa de una herida infectada en el pie y fue enterrado en una fosa común.

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Henri Rousseau – La guerra (La cabalgada de la discordia), 1894 – (ampliar imagen)

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Henri Rousseau – La encantadora de serpientes, 1907 – (ampliar imagen)

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Henri Rousseau – Mujer paseando en un bosque exótico, 1905 – (ampliar imagen)

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Henri Rousseau – Tigre en una tormenta tropical (¡Sorprendido!), 1891

Pueden verse más obras de Henri Rousseau en la web www.henrirousseau.org

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