Los jardines acuáticos se enmarcan dentro de la modalidad de jardinería acuática, sin duda una de las más gratificantes en la que el agua juega un papel fundamental. No es una novedad aunque sí una tendencia en decoración de jardín con el objetivo de conseguir un espacio natural y de relax.
Si bien el agua y las plantas son los elementos protagonistas de los jardines acuáticos, también se pueden incluir peces, ranas, caracoles, etc. para conseguir un ecosistema de lo más natural. Y por supuesto todo tipo de elementos decorativos como piedras y demás objetos decorativos.
Los jardines acuáticos pueden tener cualquier dimensión por lo que pueden ser creados o ubicados en cualquier espacio ya sea dentro de casa, en un jardín o incluso en una terraza.
¿Qué es un jardín acuático?
El jardín acuático se puede considerar como una obra de jardinería en las que diferentes especies de plantas acuáticas o palustres, anfibios, peces,… elementos decorativos y equipos para su mantenimiento deben estar en perfecta armonía para que el resultado sea todo un éxito. No es necesario que todos estos elementos estén en cada jardín acuático pero los que sí, deben ser gestionados en su justa medida.
Cuando nos referimos al jardín acuático en toda su expresión debemos saber que se incluyen modalidades como los estanques, los acuarios, las cascadas y jardines donde el agua y las plantas tengan un papel preponderante. Los lagos artificiales también pueden estar incluidos si además de su función tiene aspectos ornamentales e incluyen parte de jardinería de ribera y fauna, por lo tanto excluiríamos de este contexto los que su única misión es la de almacenaje de agua ya sea para beber o de regadío. Pero también se incluyen aquellos de miniatura que pueden ser creados sobre barriles, maceteros o cualquier pequeño recipiente.
¿Cómo diseñar un jardín acuático?
Hay muchos tipos de jardines acuáticos. Como hemos adelantado pueden ser construidos bajo muchas modalidades y por lo tanto los podemos clasificar según su tamaño (ubicación en interiores o exteriores), su estilo (informales, naturales, formales,…), su contenido en los que se tiene en cuenta los elementos vivos del estanque (estanques koi, carassius, mixtos, vegetales, por biotopo,..), el tipo de construcción (apisonados, pre-fabricados, de lona, de cemento,…) etc. por lo que no se puede dar un solo consejo con rigor que afecte a todos de igual forma.
En todos los casos, salvo los elementos decorativos y de construcción, ‘todo lo demás está vivo’ y por lo tanto debe ser manejado con inteligencia y conocimiento de causa. No se puede improvisar como un arriate o macizo de flores. El agua se puede corromper o perder sus cualidades para la vida de las plantas y fauna, los seres vivos necesitan temperatura, luz y alimento para su correcto desarrollo y además debe convivir en armonía. Por lo tanto a la hora de diseñar un jardín acuático debemos, según su modalidad, elegir correctamente su ubicación y seguir un criterio fundado, documentándonos en todo aquello que nos surjan dudas.
Así por ejemplo, para la elección del lugar donde colocar un estanque o arroyo no debe hacerse sólo siguiendo un criterio estético, puesto que le influirán otros factores como por ejemplo la recogida de las aguas de lluvia, las necesidades de la flora y fauna… en las que las especies elegidas exigirán aún más sus necesidades concretas. Y un aspecto sumamente importante: la seguridad, sobre todo si hay niñas y niños pequeños.
El agua en el jardín acuático
El agua en el jardín acuático es el elemento base y fundamental sin que por ello deba de ser el protagonista. Este debe ser mantenido durante todo el tiempo para evitar que pueda perder sus cualidades. Recordemos que es la base para la vida de las plantas y fauna asociadas en este tipo de jardín.
La ubicación que tendrá es muy importante porque por ejemplo, si está a pleno sol podemos permitirnos el hacerlo algo más profundo, ya que nos garantiza tener más cantidad de luz a cierta profundidad bajo el agua. También la ubicación nos dirá si en verano calentará en tiempo y temperatura el agua a niveles razonables para que no sea perjudicial para la vida dentro del mismo.
Los equipos de filtrado, oxigenadores, productos reguladores de pH, anti algas, etc. deben ser tenidos en cuenta por si es necesaria su utilización o implementación en el proyecto. La inclusión de fuentes y cascadas no sólo cumplen una función decorativa sino que ayudan a mantener la calidad del agua gracias a tenerla en movimiento.
La ubicación del jardín acuático también vincula las plantas elegidas. Si este está a la sombra es más fácil que no haya problemas de algas ni de oxigenación del agua, por lo que será mejor para el buen desarrollo de los peces y tortugas. En cambio influirá negativamente en alcanzar temperaturas moderadas.
El que esté en el área de incidencia directa de árboles también es a tener en cuenta, sobre todo si es de hoja caduca. Si estas no se recogen estropearán la calidad de agua con rapidez.
Si optamos por incorporar corrientes de agua, una práctica habitual es hacerlo utilizando distintos niveles, siendo una opción genial de conseguir un efecto cascada. En tal caso hay que procurar que haya un caudal constante de agua. Ligado a ello hay que tener previsto controlar el volumen de agua en días de lluvia y en cuenta que a mayor diferencia de altura, el agua salpicará más y ese efecto estéticamente no interesa.
Las plantas en el jardín acuático
¿Qué plantas acuáticas hay para jardines acuáticos? Esta es una pregunta frecuente y la respuesta tiene dos variantes. La primera es que si sólo se busca la parte estética el catálogo es relativamente pequeño, pero si buscamos todas aquellas que pueden ser utilizadas dentro o alrededor de él, la cosa cambia a muchas más. En todos los casos seguro que cubren cualquier necesidad.
Existen cuatro grandes grupos de plantas asociadas al jardín acuático clasificados según su ubicación en él: plantas de rivera o margen, plantas profundas, plantas flotantes y no olvidemos el de las plantas sumergidas, grupo enmarcado en el mundo de los acuarios. En este último grupo se incluyen especies que no son propiamente acuáticas pero sí utilizadas por sus características y rusticidad que les permiten vivir en estas condiciones, como por ejemplo el Ficus repens, Dracaena sp., Syngonium sp., Spatiphillum sp., etc.
Las plantas y su distribución juegan un papel primordial. Por ejemplo desde el punto de vista ornamental debemos tener en cuenta tanto su aspecto natural como el que ocasionarán con sus reflejos en el agua y esto puede afectar a la decisión de las especies elegidas.
Con la implementación de las plantas en el jardín acuático se rompen la linealidad del mismo, resaltando el factor paisajístico de los recodos y curvas que se asemejan más a la visión natural. Tampoco hay que olvidar que con las plantas se interactúa con las pendientes, formas y texturas para darle un carácter más silvestre al jardín.
Las fuentes en el jardín acuático
Otros elementos que mejorarán el aspecto del jardín acuático son las fuentes en el jardín acuático. Pueden situarse pegadas a un muro por ejemplo o estar de forma aislada entre el agua.
En ellas podemos intervenir sobre aspectos como formas de salidas del agua, juegos de estética con la misma, caudales, alturas, etc. teniendo en cuenta que según circunstancias y gustos, está también asociada a ella el sonido… sonido si es agradable o ruido si molesta. En ambos casos debemos tener en cuenta su lugar estratégico para destacar o amortiguar dicho sonido del agua en movimiento.
Asociada a las fuentes o surtidores, están los juegos de luces, elementos a tener muy en cuenta si deseamos disfrutar del jardín acuático durante el atardecer o de noche.
Las piedras en el jardín acuático
Si optamos incorporar piedras en el jardín acuático no van a valer cualquiera y su disposición también debe ser tenida en cuenta. Grandes o pequeñas siempre darán un toque de elegancia y asimetría que mejoran el aspecto natural del jardín acuático, permitiendo aislar ambientes dentro del mismo.
Estas nos pueden dar mucho juego puesto que pueden ser utilizadas desde puntos de descanso para asentarse sobre ellas y contemplar el jardín acuático, para recrear ambientes paisajísticos e incluso crear caminos o mejorar el acceso puestas sobre el terreno húmedo.
Si buscamos piedras decorativas por la montaña, tengamos en cuenta sus características químicas si van a estar en contacto con el agua. Por ejemplo las muy calizas pueden alterar el pH del agua y con ello influir en el desarrollo de las plantas acuáticas e incluso en la vida de los peces.