Cómo hacer tu kokedama paso a paso

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Haciendo plantas en kokedama

En uno de nuestros artículos publicados, tratábamos el Kokedama como el arte de cultivar sin maceta, en este, nos centramos en cómo hacer tu kokedama paso a paso, para arremangarnos y poner, literalmente, las manos en la tierra.

Para animarnos, deciros que crear una kokedama es una actividad profundamente relajante y gratificante, una forma de conectar con la naturaleza de manera táctil y creativa.

Lejos de ser un proceso complejo, reservado a expertos, con los materiales adecuados y un poco de paciencia, cualquiera puede dar forma a estas pequeñas esculturas vivas.

Materiales y consejos previos para hacer tu kokedama.

El secreto de una buena kokedama reside en la preparación. Tener todo a mano hará que el proceso sea fluido y agradable. Esto es lo que vamos a necesitar:

  • Una planta: Para empezar, lo ideal es elegir una planta resistente y de tamaño pequeño o mediano. Esto facilitará el moldeado de la bola. Más adelante ofreceremos algunas sugerencias.
  • Un sustrato adecuado: Esta es la base nutricional de nuestra planta. La mezcla tradicional japonesa utiliza akadama (un tipo de arcilla granular volcánica que retiene humedad y drena bien) y turba o keto. Una alternativa más accesible y que funciona excelentemente es mezclar un 70% de sustrato universal de buena calidad con un 30% de sustrato para bonsái o akadama. Esta combinación asegura la retención de agua y, a la vez, una correcta aireación para las raíces.
  • Musgo de sphagnum: Necesitaremos dos tipos. Primero, musgo sphagnum (esfagno), que usaremos para envolver el cepellón y mantener la humedad interna. Segundo, musgo verde en plancha o vivo para la capa exterior decorativa.
  • Un hilo o cordel: Utilizaremos un hilo de algodón o yute para las primeras sujeciones y otro más resistente y estético (de algodón, lino, cáñamo o incluso sintético de colores) para el atado final.
  • Y ciertas herramientas básicas: Un par de tijeras, un cuenco grande para hacer la mezcla y otro recipiente con agua.

Un consejo importante es la elección de la planta. Para tus primeras kokedamas, te recomiendo optar por especies tolerantes que te perdonen algún error de principiante. Plantas como los potos (Epipremnum aureus), las cintas (Chlorophytum comosum), las fittonias o pequeños helechos son magníficas para iniciarse. Son robustas, agradecidas y sus requerimientos de humedad se alinean perfectamente con esta técnica.

Materiales para hacer plantas en kokedama

Cómo crear tu kokedama paso a paso.

Con todos nuestros materiales listos, es hora de empezar a crear y para ello, es importante trabajar sobre una superficie plana y que puedas ensuciar sin problema.

Paso 1: Preparar la planta y el sustrato.

Comienza extrayendo con mucho cuidado la planta de su maceta original. Sacude suavemente gran parte de la tierra vieja de las raíces, intentando no dañarlas. Si las raíces son muy largas, puedes podarlas un poco.

Humedécelas ligeramente y a continuación, en el cuenco grande, mezcla el sustrato universal con la akadama. Ve añadiendo agua poco a poco y amasa con las manos hasta obtener una consistencia similar a la de la arcilla: debe ser compacta, que no se desmorone, pero sin que chorree agua.

Paso 2: Formar el corazón de la kokedama.

Coge un buen puñado de la mezcla de sustrato y empieza a moldearla alrededor de las raíces de la planta. La idea es crear una esfera compacta y firme.

Tómate tu tiempo en este paso, presionando suavemente para eliminar bolsas de aire, pero manteniendo una ligera esponjosidad porque necesitamos también aire en él, y asegurar que las raíces queden completamente cubiertas y en contacto con su nuevo sustrato.

Paso 3: La primera capa de musgo.

Ahora, coge el musgo Sphagnum, que previamente habrás humedecido, y escúrrelo bien. Envuelve toda la bola de sustrato con una capa fina y uniforme de este musgo.

Este paso es crucial, ya que el Sphagnum actuará como una esponja, ayudando a retener la humedad dentro de la bola. Para asegurarlo, utiliza el hilo de algodón y da varias vueltas alrededor de la bola hasta que el musgo quede bien sujeto.

Paso 4: El manto verde final.

Llegamos a la parte más visible y estética. Coge las planchas de musgo verde decorativo, también humedecidas, y empieza a revestir tu kokedama. Coloca las piezas sobre la bola, intentando cubrir toda la superficie de Sphagnum y ajustándolas para que las uniones se noten lo menos posible. Es como hacer un pequeño puzle verde.

Paso 5: El atado decorativo.

Con la bola ya cubierta de musgo, es el momento del atado final. Coge el hilo decorativo que has elegido. Ancla un extremo y empieza a dar vueltas alrededor de la bola en diferentes direcciones, cruzando los hilos para crear una red que sujete firmemente todo el conjunto.

Aquí puedes ser creativo: puedes hacer un patrón simétrico o uno más orgánico y aleatorio. Al finalizar, haz un nudo fuerte y corta el sobrante. Si tu idea es colgarla, deja un extremo del hilo lo suficientemente largo para hacer un lazo.

Los primeros cuidados del kokedama.

El último paso es darle su primer riego por inmersión, sumergiéndola en agua hasta que dejen de salir burbujas. Esta agua no debe contener cloro, por lo que utiliza agua de lluvia o si es de la potable, que tenga un reposo de unas 24 horas como mínimo para que el cloro se evapore.

Déjala escurrir bien y colócala en su lugar definitivo, un espacio con luz indirecta donde puedas admirarla.

Con todos estos pasos, podemos afirmar que has creado mucho más que una planta en una bola de musgo; has creado una pequeña obra de arte viva que evolucionará contigo. Disfruta del proceso y de la belleza singular que aportará a tu espacio.

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