El Thymus vulgaris, más conocido como tomillo o tremoncillo, es una de las plantas aromáticas más populares del Mediterráneo, perteneciente al género Thymus y a la familia de las labiadas, muy utilizada como condimento y como planta medicinal.
En España el tomillo se cultiva tanto en jardines, como en pequeñas macetas en balcones, ventanales o incluso en la misma cocina, para utilizarse como planta condimentaría, ya que sus diminutas hojas, que poseen esencias aromáticas, son ideales para darles aroma y sabor a las carnes, sopas y guisos.
El Thymus vulgaris es una planta perenne de origen mediterráneo, de tallo leñoso, de escasa altura que no suele superar los 40 centímetros y que puede vivir en suelos pobres y pedregosos de regiones secas.
El color de sus hojas puede ser del verde oscuro al amarillo, según la variedad y su floración se produce a mediados de primavera en racimos terminales que habitualmente varían del color violeta al blanco. Esta floración tiene un escaso valor ornamental aunque evidentemente, el Thymus vulgaris es más atractivo cuando se encuentra en plena floración.
En el jardín se planta en grupos para crear “manchas vegetales” de escasa altura, normalmente combinadas con grupos de otras aromáticas como por ejemplo la lavanda o el romero. Por su forma de desarrollo, también permite utilizarse en la creación de borduras.
Cultivo del tomillo o Thymus vulgaris
El cultivo del tomillo o Thymus vulgaris es muy sencillo para el aficionado y está muy industrializado a nivel profesional.
A continuación, hablaremos del método de cultivo a nivel profesional para tener una idea de cómo se puede realizar en el jardín sin excesivos problemas. Los datos los daremos referidos al hemisferio norte para situar las estaciones del año con su climatología correcta.
La reproducción puede ser por semilla o por esqueje. Si es por semilla se puede sembrar a finales de invierno en vivero, para disponer de plantas durante la primavera y verano. Y siembras a finales de verano para disponer de tomillos durante el otoño.
En el caso de esqueje, los viveros profesionales lo pueden realizar de igual forma en esas épocas del año ya que cuentan con instalaciones adecuadas para el enraizado.
El tamaño de la maceta dependerá del tamaño final deseado de la planta. Para las de porte más pequeño se pueden utilizar las de 11 a 13 centímetros de diámetro, mientras que para las más grandes no conviene utilizar más allá de los 22 centímetros.
En las macetas pequeñas plantaremos un grupito de unas 3 plantitas juntas, mientras que en las de mayor tamaño, podemos plantar unos cinco grupitos distribuidos por toda la superficie de plantación.
Para la plantación debemos prestar un especial cuidado en la elección del sustrato. Este debe de ser para plantas de exterior y que contenga un buen porcentaje de arena que mejore su drenaje. Su pH debe de situarse entre 5,5 y 6,3, aunque un poco por encima no supone grandes problemas.
El abonado de fondo debe de ser equilibrado, aunque ligeramente más rico en potasio para evitar que el Thymus vulgaris crezca excesivamente tierno y poco compacto.
Si se dispone de fertirrigación, un equilibrio de 1-0,5-1,5 más microelementos puede ser el recomendado, realizando aportes de 0,5 gramos por litro una o dos veces a la semana.
Su exposición será a pleno sol y no necesita de pinzados ya que rebrota con suma facilidad.
La frecuencia de los riegos deben controlarse para evitar un exceso de humedad. El riego localizado es el más recomendado y debe realizarse cuando el sustrato comience a estar ligeramente seco, para favorecer el desarrollo radicular y evitar someter a la planta a un estrés innecesario.
En cuanto a plagas y enfermedades, dada su rusticidad carece prácticamente de enemigos.
El Thymus vulgaris en el jardín
El Thymus vulgaris es una planta muy popular en el jardín mediterráneo, creando manchas de matas bajas en compañía de otras aromáticas como por ejemplo la lavanda o el romero. Esta planta puede durar varios años, si bien es recomendable sustituirla cada dos o tres años.
Normalmente se compra en pequeñas macetas de 11 a 17 centímetros de diámetro, tanto en primavera como en otoño. Teniendo en cuenta que el Thymus vulgaris crece espontáneamente en toda la cuenca mediterránea, especialmente en los terrenos áridos y poco fértiles, por lo que es conveniente que el terreno del jardín tenga un buen drenaje para evitar encharcamientos.
Su exposición será a pleno sol, ya sea en rocallas creando borduras, o como hemos dicho, en compañía de otras plantas aromáticas y condimentarías.
Es una planta muy rústica, por lo que soporta muy bien la climatología, pero aun así, deberemos evitar en lo posible las heladas fuertes, por lo que si se producen, no estaría de más cubrirlas con una malla geotextil, para evitarle daños por helada.
Los riegos deben ser más bien escasos, salvo en los momentos de máxima calor en los que deberemos aumentar su frecuencia. El tomillo es una planta que aguanta bien la sequía.
El abonado de mantenimiento del jardín será suficiente, evitando los ricos en nitrógeno para que no crezca en exceso y de forma débil.
Las podas pueden realizarse en primavera y otoño después de la floración. Estas podas serán de rejuvenecimiento, ya que la planta es capaz de rebrotar por sí sola consiguiendo una vegetación compacta y densa.
Si lo deseamos podemos recoger antes sus semillas para sembralas a principios de la primavera en el hemisferio norte.
También podemos reproducirlo por esqueje. En tal caso aprovecharemos los extremos tiernos de los brotes a principios de primavera u otoño, teniendo en cuenta que no se deshidraten durante el período de enraizado.
En cuanto a plagas y enfermedades, el tomillo carece prácticamente de enemigos, aunque puede darse el caso de que veamos como parte de su ramas desaparecen, siendo los pájaros los causantes de ello.