El cuidado de los Ficus en invierno

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Ficus benjamina en el jardín

Durante el verano, como etapa más cálida del año, los Ficus experimentan su máximo desarrollo vegetativo. Con la entrada del otoño las temperaturas van bajando, los días acortando y paralelamente los Ficus se van aclimatando ralentizando su desarrollo para afrontar el invierno de la mejor manera posible.

Estos Ficus suelen, conforme se adentran en el otoño, reducir el tamaño de las hojas nuevas, la longitud de los entrenudos… así como recogiendo los elementos nutritivos útiles de las hojas viejas para guardarlos como reserva en las partes leñosas. Por ello vemos como algunas hojas adultas amarillean en la planta y al poco tiempo caen. Utilizando un símil, es como si la planta fuese “cerrando fábricas” que no van a ser rentables durante este tiempo para que el conjunto pueda sobrevivir mejor.

Es recomendable tener unas ideas generales para que las plantas pasen el período invernal de la mejor forma posible, con el fin de que a la llegada de la primavera, estas plantas comiencen de nuevo su desarrollo normal y así poder disfrutar de ellas como se merecen.

Para aclarar mejor estas ideas, debemos tener en cuenta que se nos pueden presentar dos grupos de situaciones claramente diferenciadas: Ficus situados en el interior de los hogares y Ficus establecidos al exterior de los mismos. Aunque en sí se trata de las mismas plantas, los definiremos como Ficus de interior al primer grupo y Ficus de exterior al segundo.

El cuidado de los Ficus de interior

Uno de los primeros temas que tenemos que tener presentes es que se trata de plantas que conviven bajo el mismo techo que sus propietarios y que por lo general suelen estar situadas en los salones de las casas, entradas de los hoteles, tiendas, etc. Por lo tanto, se da la circunstancia de que las plantas disfrutan de buena temperatura (suele haber calefacción de apoyo) mientras las personas se encuentran en dichos lugares. Pero también es cierto que cuando se cierran las tiendas o las personas se van a dormir y por lo tanto abandonan los salones de estar, suelen apagar la calefacción hasta el día siguiente, sin acordarse de que las plantas se quedan allí.

Temperatura: En la línea de lo expuesto, es recomendable mantener la temperatura de estas habitaciones donde se encuentren los Ficus algo más baja para el ahorro de calefacción pero sin que ello signifique un abandono del espacio y que las temperaturas no bajen por debajo de los 15ºC.

Humedad relativa: Con la calefacción, suele bajar más de lo razonable la humedad relativa, resecándose el ambiente más de lo aconsejable. Los Ficus ayudarán a contrarrestar esta deficiencia mediante la transpiración, aspecto que beneficia al bienestar del hogar. Pero también es recomendable colocar un pequeño recipiente, como por ejemplo una maceta decorativa (que las hay de muchas formas, colores y tamaños), con agua para que con su evaporación ayude también a la regulación del nivel de humedad relativa.

Ficus de interior

Riegos: Los riegos deben distanciarse lo más posible, dejando que la planta llegue a secar ligeramente el sustrato. Una humedad continuada puede favorecer, junto con bajas temperaturas, la aparición de problemas de raíz.

Fertilización: Lo ideal es que en cada riego se aporten abonos en los que haya más potasa que nitrógeno. En cuanto a la dosis de fertilización, ésta debe ser la más alta recomendada ya que al distanciar mucho los riegos las aportaciones serán muy de tarde en tarde.

Plagas y enfermedades: No se suelen presentar si se tienen los cuidados antes mencionados. Los Ficus suelen estar bastante inactivos durante el invierno.

Podas: No deben realizarse ningún tipo de podas ya que los Ficus aprovechan para pasar el invierno parte de las reservas acumuladas en sus tallos y hojas. Eliminar parte de las mismas es eliminar también parte de sus reservas y con ello dificultar la buena brotación en primavera.

El cuidado de los Ficus de exterior

Son Ficus situados en la terraza o en pleno jardín. Ellos, en solitario son quienes aguantarán las inclemencias del tiempo y también es por ello el que las principales medidas a tomar son de carácter preventivo. Su ubicación en el momento de su trasplante es decisiva.

Es importante realizar la plantación al exterior antes de la llegada del invierno. Como muy tarde, en fechas muy cercanas al comienzo de otoño. Así daremos la posibilidad de que el Ficus se adapte correctamente para soportar las inclemencias del invierno. Claro está, si éstas no son excesivamente adversas.

Temperatura: Como no podemos ejercer un control sobre ella, deberemos elegir cuidadosamente el lugar más idóneo para plantarlos, buscando siempre las zonas más cálidas del jardín y con la orientación más favorable. Evitaremos plantarlos en zonas con excesiva sombra, poco soleadas o con vientos canalizados desfavorables.

Si los Ficus se encuentran plantados en macetones que se puedan desplazar, siempre se podrán resguardar del exceso de frío en el caso de necesidad. En el caso de que no, sólo queda la recomendación de evitar sus plantaciones en zonas donde se sepa con exactitud que los inviernos siempre vienen acompañados de heladas, ya que las plantas no sobrevivirán.

Riegos: En invierno el terreno se suele secar de forma más lenta, la planta necesita menos agua puesto que transpira menos y las lluvias suelen ser más frecuentes que en verano. Por todo ello, los riegos dependerán mucho de la climatología y como norma general suelen ser pocos y muy de tarde en tarde. Bien es cierto que los Ficus ubicados en maceteros necesitaran más atención en el riego que los plantados en pleno jardín ya que el sistema radicular de los primeros está más limitado.

Fertilización: La técnica del abonado debe de aparecer al comienzo del otoño. Esta consistirá en ir cambiando el equilibrio de fertilización, pasando del nitrógeno como elemento nutritivo principal al potasio, que además debe ir acompañada de un buen nivel de fósforo. El motivo es que el nitrógeno es favorecedor del desarrollo foliar, ya no hace tanta falta puesto que la planta va a ir ralentizando su crecimiento. En cambio el fósforo, por su parte ayudará a estimular el desarrollo radicular y sobre todo el potasio aportará el fortalecimiento de los tejidos vegetales y con ello una mejor predisposición por parte de la planta para soportar el período invernal.

Plagas y enfermedades: No se suelen dar en estas fechas.

Podas: No son nada recomendables por las mismas razones comentadas en el caso de los de interior. Aquí, además se da la circunstancia que en el caso de producirse algunas pequeñas heladas en ramas, siempre aprovecharemos el comienzo de primavera para con la poda, sanear la planta y guiar así su brotación inicial de primavera.

Se puede dar el caso de que amarilleen algunas hojas, sobre todo las más adultas. Si éstas caen por sí solas… no pasa nada ya que obedece a una respuesta natural de la planta ya comentada en el anterior caso de los Ficus de interior. Pero si por el contrario, amarillean todas de golpe y éstas no se sueltan de la planta, estaremos frente a un caso de helada y quiere decir que esa planta o parte de ella se encuentra muerta. En cualquier caso, es recomendable esperarse a la llegada de la primavera para actuar, ya sea como poda parcial de saneamiento de la planta o como eliminación y sustitución de la misma.

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