Fertilización de plantas hortícolas

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fertilización de plantas hortícolas

A la hora de abordar la fertilización de plantas hortícolas, salvo las empresas productoras que controlan técnicamente este capítulo, recurrimos en la mayoría de veces a intuiciones, formulas caseras o a recomendaciones de conocidos. Todas ellas sin fundamentos científicos pero que permiten mantener los cultivos alimentados.

La fertilización de plantas hortícolas bajo estos criterios, se basan en aportarles un ‘menú’ más o menos adaptado al estado de la planta y que funciona razonablemente.

A continuación, os exponemos una serie de pautas y recomendaciones sencillas y prácticas para la nutrición de nuestra huerta.

Rotación de los cultivos hortícolas

Sabiendo que cultivamos un variado surtido de plantas hortícolas en una misma parcela, es fundamental rotar las especies a lo largo de sus respectivas campañas.

Cada tipo de planta hortícola explora con sus raíces partes del terreno que son diferentes de las de otras plantas, de este modo se obtiene una mejor utilización de los nutrientes que el suelo pone a disposición.

Las plagas y enfermedades específicas de una especie no se trasmiten a otras. Estas plagas y enfermedades, al pasar un periodo de tiempo sin la planta huésped, reducen su capacidad de infectar o incluso pueden morir, comenzando en el tiempo, nuevos cultivos se esas mismas especies con menos riesgo de infección.

Es recomendable empezar con una rotación, partiendo en el sentido de plantas exigentes, seguidas de plantas menos exigentes… y luego plantas mejorantes. De esta forma, las plantas exigentes tienen la ventaja de que se realiza un abonado de fondo que luego va a dejar nutrientes a disposición para las plantas menos exigentes, reduciendo así sus necesidades de fertilización.

Entre las plantas exigentes se encuentran la berenjena, la calabaza, la col, la coliflor, el melón, el millo, la patata, el pimiento, la sandía y el tomate. Y entre las menos exigentes, aunque con el suelo bien nutrido pero que no necesitan cantidades tan altas de nutrientes, están la acelga, el ajo, la cebolla, la escarola, la lechuga, el rábano y la zanahoria por ejemplo.

En cuanto a las plantas mejorantes, son aquellas que se conforman con un suelo más o menos pobre en nutrientes, y además aportan nutrientes fundamentales para otras plantas, como es el nitrógeno. Las plantas mejorantes son las leguminosas en general como las habas, habichuelas, lentejas, judías, soja, etc.

Los abonos verdes

Otra práctica y que debemos diferenciar del concepto de las plantas mejorantes son los abonos verdes. Estos pueden ser un punto de partida para un suelo que lleva tiempo sin cultivarse, ayudando a aumentar los nutrientes que hay en el suelo y su disponibilidad, así como controlar las hierbas adventicias.

Un abono verde puede partir de la mezcla de trébol más centeno o avena. Hay que tomar en cuenta que el abono verde hay que cortarlo y enterrarlo (o dejarlo sobre el suelo) antes de que las plantas se vayan en semilla.

Fórmulas de fertilización ecológica

  • Fertilización ecológica para plantas exigentes
  • 3 kg/m2 de estiércol o de compost
  • 100 g/m2 de roca fosfatada o harina de hueso
  • 100 g/m2 de cenizas
  • 300 cm3/m2 de purín hacia la mitad del cultivo, repartido en 3 riegos (100 cm3/m2 en cada riego)

Si antes de las plantas exigentes se cultiva un abono verde o plantas mejorantes, se puede reducir en un tercio la cantidad de fertilizantes a aplicar al comienzo del cultivo, salvo las cantidades de purines que seguirán siendo las reseñadas.

Fertilización ecológica de plantas menos exigentes

  • 1 kg/m2 de compost
  • 100 g/m2 de harina de pescado o carne

Recordemos que estas son dosis generales, y pueden variar según el estado y tipo de suelo.

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