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martes, 4 noviembre, 2025

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Acer palmatum Atropurpureum, el color en el jardín

Dentro del catálogo de los arces japoneses, existen variedades que han alcanzado un estatus icónico, convirtiéndose en verdaderos embajadores de su especie.

En este sentido, el Acer palmatum Atropurpureum es, sin duda, el más reconocido de todos. Es la puerta de entrada para muchos aficionados a estos árboles y una elección recurrente para paisajistas que buscan añadir un punto de sofisticación y dramatismo a sus creaciones.

Su nombre lo anuncia y su presencia lo confirma: su esencia es el color, un púrpura profundo y cambiante que lo convierte en el protagonista indiscutible de cualquier espacio donde habita.

Los colores del Acer palmatum Atropurpureum Atropurpureum a lo largo del año.

La principal cualidad ornamental del Atropurpureum es su extraordinaria paleta cromática, que evoluciona a lo largo de las estaciones. No es un color estático; es una narrativa visual.

En primavera, sus nuevas hojas brotan con una tonalidad rojo rubí, casi traslúcida, que se ilumina de forma espectacular cuando el sol de la mañana las atraviesa.

A medida que avanza la temporada y llega el verano, este rojo se asienta en un borgoña o púrpura profundo y sereno, un color que aporta una sensación de calma y profundidad al jardín. Este follaje oscuro crea un contraste visual magnífico con el verde de otras plantas, haciendo que ambos colores se intensifiquen mutuamente.

Pero es durante el otoño, en el hemisferio norte, cuando ofrece su último y más vibrante acto. Las hojas, antes de caer, se transforman en un escarlata brillante, un estallido de fuego que captura toda la luz del entorno.

Contemplar un arce japonés Atropurpureum en esta época es una experiencia sensorial en sí misma. Es una planta que juega con la luz como pocas: en la sombra, su color es un ancla visual misteriosa y elegante; a contraluz, sus hojas parecen joyas de cristal teñido.

Acer palmatum Atropurpureum en jardín

El arce japonés Atropurpureum en el diseño de un jardín.

Integrar un Atropurpureum en el jardín es trabajar directamente con la teoría del color. Su tonalidad púrpura lo convierte en un punto focal natural, capaz de romper la posible monotonía de un paisaje predominantemente verde.

Funciona a la perfección como ejemplar solitario, donde su estructura y color pueden apreciarse sin distracciones. Sin embargo, su potencial en combinaciones es enorme. Imagínelo junto a plantas de follaje grisáceo, como la Stachys byzantina, o con gramíneas de tonos dorados como la Hakonechloa macra Aureola; el resultado es un diálogo de colores y texturas de un refinamiento exquisito.

En diseños de jardines modernos, su color puro y definido aporta ese toque audaz y minimalista tan buscado.

Los cuidados del arce japonés Atropurpureum en el jardín.

Aunque comparte las necesidades básicas de su especie, el Acer palmatum Atropurpureum Atropurpureum tiene pequeñas particularidades que conviene conocer para disfrutar de todo su esplendor.

La intensidad de su color púrpura está directamente relacionada con la cantidad de luz que recibe. Si bien necesita protección contra el sol más fuerte del mediodía para evitar que sus hojas se quemen, una sombra excesiva puede hacer que su follaje adquiera matices verdosos, perdiendo parte de su carácter. Encontrar ese equilibrio de luz y sombra es la clave.

Su follaje, además, es especialmente sensible al viento desecante, por lo que una ubicación resguardada es fundamental para mantenerlo en perfecto estado.

Como vemos, el Acer palmatum Atropurpureum Atropurpureum es mucho más que un arce japonés de color rojo. Es un pequeño árbol de diseño vivo, una fuente de color dinámico y una planta que apela directamente a los sentidos. Aporta profundidad, contraste y un toque de dramatismo contenido, demostrando que la elegancia en el jardín, a veces, se viste de un intenso y memorable color púrpura.

Agapanthus africanus, el Lirio del Nilo

El Agapanthus africanus, también conocido como el lirio del Nilo o la flor del amor, es una atractiva planta de flor que cada año es más común encontrarla en nuestros jardines europeos, sobre todo en aquellos de climas cálidos e incluso como flor cortada en el arte floral.

Es muy apta para ser cultivada en contenedores y por ello fácil de encontrar para su uso en jardinería. Normalmente se utiliza como planta cubresuelos, plantándose tanto a pleno sol como a media sombra, sobre todo en zonas muy calurosas.

La flor del amor o lirio del Nilo.

En España se le conoce popularmente como agapanto, la flor del amor, lirio africano o lirio del Nilo. Su nombre científico es Agapanthus africanus, pertenece a la familia Liliaceae y es originaria de Sudáfrica, en concreto de la Provincia de El Cabo, si bien, gracias a su popularidad ornamental la podemos encontrar actualmente por todos los continentes.

La flor del amor es una planta herbácea, perenne y algo rizomatosa de raíces fasciculadas muy carnosas. Como planta, tras ver a primera vista sus gruesas raíces nos puede llevar a pensar que se trata de una planta bulbosa cuando en realidad no lo es: es una planta herbácea.

Sus hojas nacen de un corto tallo, son lineares de color verde con una longitud de treinta e incluso cincuenta centímetros si no tienen suficiente luz. En su conjunto crea matas que pueden superar el metro de altura.

Flores blancas de Agapanthus africanus

Su floración es en inflorescencia, concretamente son flores en umbela. Este estipe floral posee una longitud algo superior al medio metro, coronado por una umbela de múltiples flores (de 20 a 30 unidades) con pétalos de colores azules o blancos según la variedad. Cada una de esas flores es hermafrodita y actinomorfa, con un diámetro de 2 a 5 centímetros.

Esta floración se produce en España desde mediados de primavera hasta bien entrado el otoño. Su período floral se reduce según sea más fría la zona. Si bien su floración puede ser al segundo o tercer año de su plantación, luego florece cada año y cada inflorescencia supera el mes de vida fácilmente. Tras fecundarse sus flores, se crea el fruto en forma de cápsula.

Resistencias naturales del agapanto a plagas y enfermedades.

El lirio del Nilo posee unas resistencias naturales a plagas y enfermedades, porque es capaz de producir saponinas. Pero ¿qué son exactamente las saponinas? Son compuestos con propiedades similares a las de un detergente que pueden mostrar una fuerte actividad antifúngica y a la vez, tener efecto antialimentario o tóxico para muchos insectos.

El Agapanto es rico en saponinas esteroidales y es principal estrategia de defensa química natural. Estas saponinas tienen un modo de acción con propiedades similares a las de un detergente que pueden mostrar una fuerte actividad antifúngica. Esta es una de las razones por las que el Agapanthus africanus es tan resistente a los hongos del suelo y otras enfermedades fúngicas. Las saponinas pueden alterar o romper las membranas celulares de los hongos, inhibiendo su crecimiento.

Como avanzamos, también poseen un efecto antialimentario o tóxico: Para muchos insectos y otros herbívoros, el sabor de las saponinas es un potente disuasorio. En concentraciones más altas, pueden ser tóxicas si se ingieren, afectando a la permeabilidad de las membranas celulares del intestino del animal.

Por lo tanto, el Agapanthus africanus posee un arsenal químico muy eficaz que le confiere una gran rusticidad y su defensa se basa en las propiedades fungicidas y disuasorias de las saponinas.

Flores de Agapanthus africanus,

Volviendo a las flores de Agapanthus africanus son como avanzamos de diversos colores en función de la variedad. Destacar que últimamente están apareciendo nuevas variedades con tonalidades diferentes. Por ejemplo, la variedad ‘Albus’ es de flores amarillas, la ‘Shapphire’ de color azul oscuro, la ‘Aureus’ las produce doradas, etc. como también está el Agapanthus africanus ‘Variegatus’ de hojas blancas con bandas en tono verdoso.

Por todo ello, las flores de Agapanthus africanus tiene una gran aceptación en el mercado de la flor cortada para realizar arreglos florales, la belleza de su globosa inflorescencia, su tamaño, longitud de tallo y duración en jarrón son las claves de su éxito.

Para flor cortada se cultiva en viveros especializados que comercializan sus varas acabadas en atractivas inflorescencias. Estas flores de Agapanthus africanus son muy valoradas en el arte floral porque aportan un gran toque de elegancia al conjunto floral.

Las flores de Agapanthus africanus se pueden encontrar en las floristerías durante todo el año, aunque su época de floración en el hemisferio norte es desde mayo a septiembre.

Para aumentar la duración de esta flor en el jarrón, debemos recortar la base de su tallo floral entre uno y dos centímetros. El corte es preferible que sea en oblicuo para aumentar el área en contacto con el agua. En cuanto al cambio de agua, cada dos o tres días será suficiente… y si se le puede incorporar un conservante de flor mucho mejor.

Si se adquiere un arreglo floral con estas junto a otras distintas flores, es probable que mientras muchas de ellas terminan su ciclo como flores frescas, las del Agapanthus africanus sigan estando bien. Entonces podemos seleccionarlas, seguir cortando unos centímetros la base del tallo floral y colocándolas en recipientes altos con agua, que si pueden contener un conservante de flor mucho mejor, para aprovechar la esbeltez ornamental del conjunto.

Flores azules de Agapanthus africanus

El Agapanthus africanus el jardín.

Para la plantación del Agapanthus africanus en jardinería, se pueden encontrar en floristerías, centros de jardinería y demás tiendas especializadas, cultivadas en macetas de 14 a 22 centímetros de diámetro como formatos más populares.

En jardinería es una planta ideal para jardines privados, al igual que para parques urbanos y rotondas dada su rusticidad y bajo mantenimiento.

Su ubicación en el jardín debe de ser a pleno sol, aunque un poco de sombra tampoco le disgusta. A pleno sol sus hojas crecen de forma más compacta. Se aconseja plantarlo en grupos para crear vistosos macizos florales. También actúa como planta cubre suelo y si pensamos que esta sea su función deberemos aumentar su densidad de plantación.

Es muy rústica, por lo que no es muy exigente en suelos, aunque con terrenos fértiles y bien drenados crecerá de forma rápida. Requiere riegos periódicos en verano y un distanciamiento entre ellos durante el periodo invernal.

Su floración es muy larga, pudiendo permanecer en la planta hasta casi los dos meses. Aunque florece desde mayo a septiembre, su mejor época de floración es a partir de la segunda quincena de agosto.

Aunque soporta temperaturas de hasta -15ºC, pierde sus hojas a -8ºC. En tal caso, estas vuelven a salir durante la primavera siguiente.

También es bastante resistente a la sequía, la polución, el ambiente marino y las plagas, excepto caracoles, los nematodos en sus raíces y los topos.

Cultivo del agapanto.

Aunque el Agapanthus africanus o flor del amor se reproduce por semilla, lo más rápido es hacerlo por división de mata. Para ello separaremos dichas matas a finales de invierno o verano (en el hemisferio norte) y las plantaremos rápidamente en el jardín, procurando que no les falte humedad hasta su perfecto enraizamiento. Esta operación de división de mata conviene hacerlo cada tres o cuatro años.

Por lo tanto, su reproducción por semilla, queda relegado a aquellos que mediante hibridaciones, desean obtener nuevas variedades.

La Flor del amor es muy apta para ser cultivada en contenedores y por ello fácil de encontrar para su uso en jardinería. Si tenemos una plantación de ellas en el jardín, podemos aprovechar su arranque para multiplicarlos por división de matas y plantar algunas en contenedor.

Para ello utilizaremos un sustrato de plantación o sustrato universal, separaremos parte de sus rizomas que enterraremos ligeramente, le proporcionaremos un riego y mantendremos el sustrato húmedo hasta su arraigue. Cuando esté la planta brotada y con vigor o bien la mantenemos en cultivo en ella o la trasplantamos a otra parte del jardín.

El abonado del Agapanthus africanus tiene que ser el tipo ‘fertilizante para plantas de flor’ que se puede añadir en el agua de riego o aplicado sobre el sustrato según las características del fabricado.

Los cuidados del lirio del Nilo.

Como ya hemos adelantado, los cuidados del Agapanthus africanus son realmente sencillos porque se trata de una planta muy rústica. Estos se pueden resumir en:

  • Ubicación: A pleno sol, aunque un poco de sombra tampoco le disgusta.
  • Suelos: Prefiere los terrenos fértiles y bien drenados.
  • Riegos: Periódicos en verano y un distanciamiento en periodo invernal.
  • Clima: Soporta temperaturas de hasta -15ºC aunque pierde sus hojas a -8ºC.
  • Resistente a: Sequía, la polución y el ambiente marino.

Saintpaulia ionantha, la violeta africana

Delicada, frágil, tierna… son adjetivos que podemos asociar a la Saintpaulia ionantha (la violeta africana) cuando la observamos o tocamos. Sin embargo, es una atractiva planta de flor que en Europa mantiene un destacado puesto en ventas como planta de interior.

La podemos encontrar en floristerías, centros de jardinería, centros comerciales especializados y demás puntos de venta de flores y plantas durante todo el año. Su presentación es en macetas de pequeño tamaño que oscilan entre los 10 y 14 centímetros de diámetro.

La violeta africana.

La violeta africana es su nombre más popular y el científico Saintpaulia ionantha, pertenece a la familia de las Gesneriaceae y es originaria de Tanzania (África). Esta planta ha sido mejorada genéticamente hasta conseguir un amplio catálogo varietal, lo que ha permitido obtener colores para todos los gustos y disfrutar de ella como una pequeña planta de interior de flor.

Es una planta herbácea de hoja perenne, de crecimiento bajo y muy compacto hasta el extremo de que prácticamente carece de tallo. Es pubescente y sus hojas crecen formando una roseta de cuyo centro salen las vistosas flores.

Sus hojas son por lo general oblongo-ovadas o casi circulares, de aspecto carnoso con un tamaño entre 5 y 8 centímetros de largo. Según la variedad son de color verde más o menos oscuro en el haz recubierta con un cierto vello y de color purpúreo o rojizo por el envés de tacto liso.

Flores rosa de Saintpaulia ionantha

Sus tallos florales alcanzan poco más de 5 centímetros de longitud y están recubiertos con vello. Al final de ellos se desarrollan sus inflorescencias que agrupan entre 7 y 12 flores de unos 3 centímetros de diámetro. En cuanto a su color de sus flores los hay puros y combinados, abarcando una amplísima variedad de colores y tonalidades. De la misma forma las hay desde simples hasta diferentes niveles de densidad de pétalos (flores sencillas, semidobles o dobles). Del interior de sus flores emergen estambres fértiles con aparentes cápsulas amarillas repletas de polen. Estas flores, como ornamentales, no suelen fecundarse y de hacerlo se genera un pequeño fruto en forma de cápsula cilíndrica.

Sus hojas son muy delicadas por lo que la planta suele comercializarse con la protección de un envase, normalmente una especie de bolsa de papel que recoge todo su follaje. Una vez en casa, debemos sacarla de él y situarla en un lugar con suficiente luz sin que a esta le dé directamente el sol. Es una pequeña planta de flor ideal para dar un toque de naturaleza y color dentro del hogar. Bien cuidada, la Violeta africana (Saintpaulia ionantha) puede vivir varios años.

Los cuidados de la Saintpaulia ionantha.

De aspecto delicado, debemos mantener unos determinados cuidados con la Saintpaulia ionantha para que esta bella planta ornamental de interior nos dure lo máximo posible.

Como cuidados especiales de la Saintpaulia ionantha, lo primero es sacarla de su envase, normalmente es una bolsa en forma de cono aunque también puede ser de cartón. En todos los casos, es preferible cortar el envase para evitar que se puedan romper sus frágiles hojas.

La ubicación será en una zona iluminada (repisa de la ventana) en el interior del hogar, evitando que le dé la luz directa del sol para que no se produzcan quemaduras en sus hojas.

Si utilizamos un cubremacetas decorativo, tengamos cuidado que no retenga el agua sobrante tras el riego, para evitar el encharcamiento del sustrato y la pudrición de sus raíces.

El riego se realizará de forma frecuente y en pocas cantidades, regando cuando observemos que el sustrato comienza a quedarse seco. El exceso de humedad en el sustrato no le va muy bien. Y siempre regando directamente sobre la maceta, evitando que se quede el agua entre sus flores u hojas.

El abonado debe de ser siempre más rico en potasa que en nitrógeno, para mantenerlas fuertes e inducir a su floración. Un equilibrio 1 – 0,5 – 1,5 es muy recomendable. Y en cuanto a las dosis, las más bajas recomendadas por el fabricante cada dos o tres riegos.

Eliminemos las flores marchitas estirando con cuidado del pedúnculo para arrancarlo desde su base. Si dejamos el pedúnculo a mitad, puede pudrirse y afectar al resto de la planta.

No suele tener plagas y en cuanto a enfermedades, el Oídio (Uncinula necator) y la Botrytis cinerea pueden ser las más comunes. Con pulverizaciones con el fungicida adecuado se controlará el problema, aunque el mejor tratamiento es el abonado correcto y evitar mojar la planta por encima.

Y en cuanto al trasplante a una maceta mayor, puede hacerse cada año, sobre el comienzo de primavera en el hemisferio norte y con un sustrato especial para plantas de interior.

Plantas de Saintpaulia ionantha

El cultivo de la Saintpaulia ionantha.

El cultivo de la Saintpaulia ionantha o violeta africana es relativamente sencillo aunque siempre queda relegado a los viveros profesionales. Por ello, de entrada podemos hablar del cultivo de la Saintpaulia ionantha a nivel profesional.

Su multiplicación comercial se realiza por esquejes de hoja, aunque también se pueden propagar por semillas, siendo este método empleado en la obtención de nuevas variedades. De hecho, tras continuas hibridaciones se han conseguido en el tiempo una gran cantidad de variedades y formas, algunas enanas o colgantes, con flores sencillas, semidobles o dobles, a veces con los pétalos de varios colores e incluso con diversas formas de hoja.

Para iniciar su multiplicación por medio de esqueje, lo primero es seleccionar las llamadas plantas madres de Saintpaulia ionantha: plantas seleccionadas por su calidad, vigor, sanidad, etc. De ellas se cortan con navaja sus hojas como esquejes, dejándolas enteras con tan solo unos dos centímetros de peciolo. Paralelamente, se llenan unas bandejas con sustrato muy turboso y húmedo, sobre el que se clavan estas hojas, dejándolas unos milímetros elevados sobre este sustrato.

El sustrato utilizado debe de ser poroso, bien drenado, aunque como avanzamos siempre húmedo. El pH ligeramente ácido (5,5 a 6,5) y durante la fase de enraizado con una temperatura alrededor de los 22 ºC.

Una vez enraizadas las hojas con una humedad ambiente entre el 60 y 80 %, vemos como emiten desde la base de los pecíolos una serie de brotes, siendo cada uno una nueva planta. Por lo tanto, se arrancan, se separan y se planta cada brote de forma individualizada para que de cada uno de ellos se consiga una nueva planta. El sustrato puede ser el mismo pero algo más enriquecido con un abonado de fondo.

Durante el cultivo la humedad relativa puede ser algo más baja (entre 50 y el 70 %), ya que si es muy alta favorece la floración. La temperatura óptima de cultivo se sitúa entre los 20 a 25º C. Por debajo de 10 °C la planta puede morir. Y en cuanto a la luminosidad debe de estar entre los 8.000 y 10.000 lux, perjudicándole el exceso de luz, la cual le produce un exceso de vellosidad en sus hojas y un abarquillamiento de las mismas.

El abonado puede ser con un tipo 18–12–24 más microelementos, abonando al 0,15 % una o dos veces cada 15 días.

La iluminación durante todo su cultivo debe de ser muy tenue. Como orientación podemos poner la mano sobre la planta separada unos 10 centímetros. Si la sombra que produce la mano es prácticamente inapreciable… la iluminación será la correcta.

Sabiendo estos datos, a nivel de aficionado podemos animarnos a reproducirla y cultivarla en un mini invernadero. ¡Suerte!

El Acer campestris como bonsái

El Acer campestris, conocido comúnmente como Arce campestre o Arce menor, es una especie muy valorada en el milenario arte del bonsái. Su adaptabilidad, su crecimiento vigoroso y la belleza intrínseca de sus hojas, que cambian a espectaculares tonos ámbares en otoño, lo convierten en una elección predilecta para aquellos que buscan dar forma a la naturaleza en miniatura.

Por cierto, el Acer campestre también se le llama Acer campestris. En el primer caso es su nombre común en español, mientras que segundo es su nombre científico.

¿Por qué el Acer campestris es idóneo para bonsái?

La elección del Arce campestre para bonsái no es casual. Diversas características lo hacen particularmente adecuado, como por ejemplo sus hojas pequeñas y lobuladas. Su tamaño de hoja, naturalmente pequeño, se reduce aún más con las técnicas de bonsái, logrando una proporción visualmente armoniosa con el tamaño del árbol.

Su capacidad de ramificación fina y densa, es otra de sus virtudes. Este tiende a producir una ramificación abundante y fina, lo que facilita la creación de copas densas y detalladas, características esenciales en el bonsái.

Destaca su capacidad de brotacción con fuerza incluso de madera vieja, lo que permite podas severas y una recuperación rápida, ideal para modelar la forma deseada.

También su tolerancia a una amplia gama de condiciones y robustez ante el estrés de las técnicas de bonsái, lo que lo hace adecuado incluso para principiantes.

Desde la variante de la estética ornamental, con el tiempo, su corteza adquiere una textura interesante que añade carácter y antigüedad al bonsái. Además, la transformación de sus hojas en tonos dorados y ámbar es un espectáculo visual que incrementa su valor ornamental, brindando interés estacional.

Cómo transformar un Acer campestris en maceta en un bonsái paso a paso.

Convertir un ejemplar joven de Acer campestris de vivero en un bonsái es un proceso gratificante que requiere paciencia y conocimiento de las técnicas básicas. Aquí te presentamos los pasos fundamentales:

Lo primero es la correcta selección del material. Elige una planta joven y sana de Acer campestre en tu vivero. Busca un ejemplar con un buen «nebari» (base de raíces radiales bien distribuidas) y un tronco con algún movimiento o conicidad natural, lo que te facilitará el diseño futuro. Esto no es fácil, ya que los viveros suelen cultivar esta planta como arbolado, por lo que no es fácil encontrar planta de tallo corto.

Seguidamente, se procede a la primera poda de formación, siendo la fecha ideal durante el invierno o principios de primavera. Aprovecha para eliminar las ramas muertas, cruzadas o aquellas que no se ajusten a la visión de tu diseño. Reduce la altura del tronco si es necesario para establecer la proporción deseada.

Durante el primer trasplante, también durante el invierno o principios de primavera, retira con cuidado la planta de su maceta de vivero. Desenreda suavemente las raíces y poda aproximadamente un tercio de ellas, prestando especial atención a las raíces gruesas que crecen hacia abajo o cruzan, favoreciendo el desarrollo de raíces finas y radiales. Trasplanta a una maceta de transición o a una maceta de bonsái provisional con un sustrato específico para bonsái, bien drenado y aireado, generalmente una mezcla de akadama, kiryuzuna y/o pomice.

Una vez que la planta se ha recuperado del trasplante y ha comenzado a brotar, durante la primavera y el verano, puedes iniciar el alambrado. Utiliza alambre de aluminio anodizado o cobre recocido del grosor adecuado para guiar las ramas a la posición deseada. Enrolla el alambre firmemente, pero sin dañar la corteza. Revisa el alambre regularmente, cada 2 o 3 meses, para evitar que se clave en la corteza a medida que la rama engrosa.

Presta atención a la poda de mantenimiento y pinzado, que se debe realizar durante la primavera y el verano. Durante esta temporada de crecimiento, realiza pinzados regulares para promover la ramificación fina y controlar el crecimiento. Cuando un brote nuevo tenga 2 a 3 pares de hojas, pínzalo dejando solo 1 o 2 pares. Esto ayuda a crear una copa densa y compacta, con hojas de menor tamaño.

Recuerda que la creación de un bonsái es un proceso a largo plazo. Deja que el árbol crezca y se fortalezca durante las estaciones de crecimiento, realizando podas y alambrados de mantenimiento según sea necesario. Con los años, el tronco engrosará y la ramificación se densificará, acercándose a la forma final deseada.

Cuidados del Acer campestre como bonsái.

Una vez que tu Acer campestris ha sido modelado como bonsái, requiere cuidados específicos para vegetar y mantener su forma. Como cuidados, colócalo en un lugar con exposición solar directa durante la mañana y semisombra por la tarde, especialmente en las horas de mayor insolación en verano. Este Acer es resistente al frío, pero en invierno, en zonas con heladas fuertes, es aconsejable proteger las raíces en un invernadero frío o una zona resguardada.

Es fundamental regarlo abundantemente cuando la capa superior del sustrato de cultivo esté seca al tacto. Evita tanto el encharcamiento como la sequedad extrema. En verano, podría necesitar riego diario o incluso dos veces al día.

En cuanto a sustrato, utiliza una mezcla de bonsái que garantice un excelente drenaje y aireación. Las mezclas a base de akadama, kiryuzuna y/o pomice son ideales para el Acer campestris.

Abona regularmente durante la temporada de crecimiento (primavera a otoño), utilizando un fertilizante equilibrado para bonsáis. Reduce la frecuencia y la dosis en los meses más calurosos del verano y suspéndelo en invierno.

Continúa con la poda de mantenimiento para refinar la forma y controlar el tamaño. La poda de formación de ramas se realiza en invierno, mientras que el pinzado de nuevos brotes es una tarea constante durante la primavera y el verano.

Trasplanta tu bonsái cada 2-3 años en primavera, antes de que broten las yemas. Aprovecha para podar las raíces y renovar el sustrato. En ejemplares más maduros, la frecuencia de trasplante puede ser menor.

Y aunque el Acer campestre es robusto, puede verse afectado por pulgones, araña roja o algunas enfermedades fúngicas. Inspecciona regularmente tu bonsái y actúa rápidamente con tratamientos ecológicos o fitosanitarios si detectas algún problema.

Como vemos, cada hoja, cada rama podada, cada alambre colocado, es una decisión que moldea el futuro de tu bonsái. Es un diálogo constante entre tú y el árbol, donde la meta es crear una representación artística de la naturaleza en un espacio reducido.

Acer campestris, un árbol para jardines y zonas verdes

El Arce campestre (Acer campestris) es un árbol utilizado en el diseño de jardines y zonas verdes. Su belleza estacional y facilidad de mantenimiento lo convierten en una opción interesante para arquitectos paisajistas, diseñadores de jardines y profesionales de la jardinería.

Este árbol es muy versátil, ofreciendo soluciones estéticas y funcionales en espacios ajardinados, ya que permite desde la creación de setos estructurados hasta árbol de sombra en jardines privados y parques urbanos.

Cómo es el Arce campestre.

El Acer campestris es un caducifolio resistente y versátil. Perteneciente a la familia de las Aceráceas, es conocido popularmente como Arce común, Arce campestre o Arce menor.

Es originario de Europa, el Norte de África y Asia Menor, y ha demostrado una notable capacidad para prosperar en una amplia gama de condiciones, lo que es una ventaja significativa en el ámbito ornamental.

Como árbol suele alcanzar hasta 15 metros de altura, aunque su tamaño puede manejarse con facilidad mediante la poda, adaptándose a diferentes escalas de proyectos paisajísticos.

Sus hojas, palmeado-lobuladas con tres a cinco lóbulos redondeados, son su sello distintivo. Durante la primavera y el verano (en el hemisferio norte), lucen un verde intenso y brillante. Sin embargo, es en otoño cuando el Acer campestris se convierte en un verdadero protagonista, transformando su follaje en una bella paleta de tonos ámbar y dorados, añadiendo un gran valor ornamental.

Su floración es primaveral. Produciendo discretas flores verdoso-amarillentas que, aunque poco llamativas, dan paso a las características sámaras dobles o «alas» que se dispersan con el viento.

Árbol de Acer campestris

El Acer campestre en la jardinería y el paisajismo ornamental.

El Arce campestre se adapta a cualquier tipo de suelo, aunque prefiere los calizos. Su resistencia a climas templados y fríos lo hace especialmente idóneo para una vasta geografía ibérica, soportando las fluctuaciones térmicas que a menudo caracterizan los jardines urbanos y rurales.

La versatilidad y las cualidades estéticas del Acer campestris lo hacen ideal para diversas aplicaciones en el diseño paisajístico. Entre ellas, su densa copa proporciona una excelente sombra, haciendo de él una elección ideal para la creación de zonas de descanso y frescor en parques, plazas y jardines residenciales. Su porte elegante se integra armoniosamente en cualquier entorno.

También y gracias a su tolerancia a la contaminación urbana y su capacidad para soportar podas de formación, es una especie muy utilizada en alineaciones de calles y avenidas, aportando estructura y continuidad al paisaje urbano.

Como hemos avanzado, el Acer campestre es excepcionalmente apto para la formación de setos. Su capacidad para rebrotar vigorosamente después del recorte permite crear barreras vegetales densas y atractivas, ya sean setos bajos para delimitar espacios o setos altos para ofrecer privacidad. Su follaje compacto asegura una cobertura efectiva durante gran parte del año.

Además, el cambio de color de sus hojas en otoño es, sin duda, uno de sus mayores atractivos ornamentales. La transformación a tonos ámbar, naranjas y dorados convierte cada ejemplar en un punto focal en el jardín, prolongando el interés visual hasta bien entrada la estación fría.

Como especie rústica y de bajo mantenimiento, una vez establecido, el Arce campestre es una planta relativamente poco exigente en cuanto a cuidados, lo que reduce la necesidad de riegos frecuentes o tratamientos especiales, un aspecto muy valorado en la gestión de espacios verdes.

Sin olvidar que se integra bien con una amplia variedad de especies ornamentales, desde arbustos de flor hasta plantas perennes, lo que permite crear composiciones paisajísticas ricas y dinámicas.

Para garantizar el éxito de la plantación en jardinería, es recomendable elegir ejemplares de vivero con un sistema radicular bien formado. Un buen drenaje del suelo y una preparación adecuada del terreno son claves para un establecimiento óptimo.

Sobre la planificación de su ubicación, debe considerar su tamaño final y la función que desempeñará en el diseño, ya sea como ejemplar aislado, parte de una alineación o componente de un seto.

El Acer campestris como el bonsái.

Más allá de su uso en jardines y parques, el Acer campestris es una especie altamente valorada en el arte del bonsái.

Su tamaño de hoja relativamente pequeño, su capacidad para desarrollar una fina ramificación y su robustez ante las técnicas de poda y alambrado lo convierten en un material excepcional para la creación de estos árboles en miniatura.

La belleza de su corteza, que adquiere carácter con la edad, y su espectacular coloración otoñal, añaden una dimensión estética única a los bonsáis de Arce campestre, atrayendo tanto a expertos como a principiantes en esta disciplina.

Árboles de Acer campestris

El cultivo profesional del Acer campestris.

En España, el cultivo profesional del Acer campestris para uso ornamental es significativa en viveros especializados. Estos viveros, situaos principalmente en Cataluña, producen ejemplares de alta calidad para satisfacer la demanda de empresas de diseño de jardines, paisajistas y administraciones públicas. Destacar que también, el importante mercado que posee el Acer campestris para la restauración paisajística.

Su cultivo se realiza durante gran parte de su vida en campo, para ser enraizados en contenedor y poderse comercializar, tanto a raíz desnuda para plantar en jardín durante el reposo invernal, como enraizado en contenedor para plantarse durante cualquier época del año.

Además del mercado nacional, el Acer campestris también es una planta de exportación con destino a mercados de Centroeuropa. Su robustez, la belleza de su follaje otoñal y su adaptabilidad a climas más fríos lo hacen particularmente atractivo para proyectos paisajísticos en estos países.

Como curiosidad, el Arce campestre, con su madera blanca y de grano fino, también tiene un valor potencial en ebanistería.

Cómo hacer tu kokedama paso a paso

En uno de nuestros artículos publicados, tratábamos el Kokedama como el arte de cultivar sin maceta, en este, nos centramos en cómo hacer tu kokedama paso a paso, para arremangarnos y poner, literalmente, las manos en la tierra.

Para animarnos, deciros que crear una kokedama es una actividad profundamente relajante y gratificante, una forma de conectar con la naturaleza de manera táctil y creativa.

Lejos de ser un proceso complejo, reservado a expertos, con los materiales adecuados y un poco de paciencia, cualquiera puede dar forma a estas pequeñas esculturas vivas.

Materiales y consejos previos para hacer tu kokedama.

El secreto de una buena kokedama reside en la preparación. Tener todo a mano hará que el proceso sea fluido y agradable. Esto es lo que vamos a necesitar:

  • Una planta: Para empezar, lo ideal es elegir una planta resistente y de tamaño pequeño o mediano. Esto facilitará el moldeado de la bola. Más adelante ofreceremos algunas sugerencias.
  • Un sustrato adecuado: Esta es la base nutricional de nuestra planta. La mezcla tradicional japonesa utiliza akadama (un tipo de arcilla granular volcánica que retiene humedad y drena bien) y turba o keto. Una alternativa más accesible y que funciona excelentemente es mezclar un 70% de sustrato universal de buena calidad con un 30% de sustrato para bonsái o akadama. Esta combinación asegura la retención de agua y, a la vez, una correcta aireación para las raíces.
  • Musgo de sphagnum: Necesitaremos dos tipos. Primero, musgo sphagnum (esfagno), que usaremos para envolver el cepellón y mantener la humedad interna. Segundo, musgo verde en plancha o vivo para la capa exterior decorativa.
  • Un hilo o cordel: Utilizaremos un hilo de algodón o yute para las primeras sujeciones y otro más resistente y estético (de algodón, lino, cáñamo o incluso sintético de colores) para el atado final.
  • Y ciertas herramientas básicas: Un par de tijeras, un cuenco grande para hacer la mezcla y otro recipiente con agua.

Un consejo importante es la elección de la planta. Para tus primeras kokedamas, te recomiendo optar por especies tolerantes que te perdonen algún error de principiante. Plantas como los potos (Epipremnum aureus), las cintas (Chlorophytum comosum), las fittonias o pequeños helechos son magníficas para iniciarse. Son robustas, agradecidas y sus requerimientos de humedad se alinean perfectamente con esta técnica.

Materiales para hacer plantas en kokedama

Cómo crear tu kokedama paso a paso.

Con todos nuestros materiales listos, es hora de empezar a crear y para ello, es importante trabajar sobre una superficie plana y que puedas ensuciar sin problema.

Paso 1: Preparar la planta y el sustrato.

Comienza extrayendo con mucho cuidado la planta de su maceta original. Sacude suavemente gran parte de la tierra vieja de las raíces, intentando no dañarlas. Si las raíces son muy largas, puedes podarlas un poco.

Humedécelas ligeramente y a continuación, en el cuenco grande, mezcla el sustrato universal con la akadama. Ve añadiendo agua poco a poco y amasa con las manos hasta obtener una consistencia similar a la de la arcilla: debe ser compacta, que no se desmorone, pero sin que chorree agua.

Paso 2: Formar el corazón de la kokedama.

Coge un buen puñado de la mezcla de sustrato y empieza a moldearla alrededor de las raíces de la planta. La idea es crear una esfera compacta y firme.

Tómate tu tiempo en este paso, presionando suavemente para eliminar bolsas de aire, pero manteniendo una ligera esponjosidad porque necesitamos también aire en él, y asegurar que las raíces queden completamente cubiertas y en contacto con su nuevo sustrato.

Paso 3: La primera capa de musgo.

Ahora, coge el musgo Sphagnum, que previamente habrás humedecido, y escúrrelo bien. Envuelve toda la bola de sustrato con una capa fina y uniforme de este musgo.

Este paso es crucial, ya que el Sphagnum actuará como una esponja, ayudando a retener la humedad dentro de la bola. Para asegurarlo, utiliza el hilo de algodón y da varias vueltas alrededor de la bola hasta que el musgo quede bien sujeto.

Paso 4: El manto verde final.

Llegamos a la parte más visible y estética. Coge las planchas de musgo verde decorativo, también humedecidas, y empieza a revestir tu kokedama. Coloca las piezas sobre la bola, intentando cubrir toda la superficie de Sphagnum y ajustándolas para que las uniones se noten lo menos posible. Es como hacer un pequeño puzle verde.

Paso 5: El atado decorativo.

Con la bola ya cubierta de musgo, es el momento del atado final. Coge el hilo decorativo que has elegido. Ancla un extremo y empieza a dar vueltas alrededor de la bola en diferentes direcciones, cruzando los hilos para crear una red que sujete firmemente todo el conjunto.

Aquí puedes ser creativo: puedes hacer un patrón simétrico o uno más orgánico y aleatorio. Al finalizar, haz un nudo fuerte y corta el sobrante. Si tu idea es colgarla, deja un extremo del hilo lo suficientemente largo para hacer un lazo.

Los primeros cuidados del kokedama.

El último paso es darle su primer riego por inmersión, sumergiéndola en agua hasta que dejen de salir burbujas. Esta agua no debe contener cloro, por lo que utiliza agua de lluvia o si es de la potable, que tenga un reposo de unas 24 horas como mínimo para que el cloro se evapore.

Déjala escurrir bien y colócala en su lugar definitivo, un espacio con luz indirecta donde puedas admirarla.

Con todos estos pasos, podemos afirmar que has creado mucho más que una planta en una bola de musgo; has creado una pequeña obra de arte viva que evolucionará contigo. Disfruta del proceso y de la belleza singular que aportará a tu espacio.

Jardines con sensibilidad ecológica y diseño eficiente

Los jardines con sensibilidad ecológica y diseño eficiente cobran cada vez más protagonismo. Ya no se trata solo de crear algo estéticamente bello, sino de concebir jardines que respiren, que se integren armónicamente con el entorno, que optimicen recursos y que, en definitiva, contribuyan a un hábitat más sano.

En este contexto, en Floresyplantas.net siempre buscamos ampliar el conocimiento técnico con la pasión por la jardinería y el paisajismo. Y es precisamente esta filosofía la que nos ha motivado a entrevistar a Víctor Manuel Gil Puerta, paisajista e ingeniero técnico agrícola, fundador de V2 Jardinería y Paisajismo, empresa especializada en el diseño, ejecución y mantenimiento de jardines en Madrid y provincias de alrededor principalmente, que no solo embellecen, sino que aportan bienestar, biodiversidad y funcionalidad para sus clientes.

Jardines para mejorar la vida de las personas.

La dimensión fundamental de nuestros espacios ajardinados está en su capacidad intrínseca para enriquecer y transformar la vida humana. Más allá de su indudable belleza estética, los jardines son verdaderos aliados para nuestro bienestar físico y mental.

Al conectar con la naturaleza, experimentamos una reducción del estrés, una mejora en nuestro estado de ánimo y una estimulación sensorial que nos revitaliza. Son los jardines los que nos ofrecen un refugio donde reconectar con nosotros mismos y con el ciclo vital de la Tierra, propiciando un entorno de calma y armonía que impacta directamente en nuestra calidad de vida.

Jardinería en Madrid

FyP. ¿Cómo te iniciaste en el mundo del paisajismo y qué te inspiró a especializarte en el diseño y mantenimiento de jardines?

Víctor. Mi vínculo con la jardinería nació de forma natural, casi inevitable. Soy la tercera generación de una familia dedicada al cuidado de los jardines, y desde niño crecí rodeado de plantas, herramientas y conversaciones sobre la tierra. Lo que para muchos era un entorno laboral, para mí era un universo vivo, lleno de aprendizaje y belleza.

Con el tiempo, esa experiencia se transformó en vocación. Estudié Ingeniería Técnica Agrícola para entender los procesos desde lo técnico, pero fue a través del paisajismo donde encontré mi lenguaje. Diseñar jardines me permite unir lo emocional con lo funcional: crear espacios que emocionen, pero que también respeten el entorno, optimicen los recursos y funcionen como pequeños ecosistemas.

Mi inspiración viene de esa infancia entre plantas, pero también de observar cómo un buen jardín puede mejorar la vida de las personas, devolver valor al paisaje y generar bienestar. Para mí, no hay mayor motivación que esa.

¿Cómo ha evolucionado tu visión del diseño de jardines a lo largo de tu carrera?

Con los años, he pasado de diseñar jardines simplemente bonitos a crear sistemas equilibrados que funcionan con el entorno. Hoy, la sostenibilidad no es una opción: es el punto de partida.

En V2 Jardinería y Paisajismo trabajamos con especies adaptadas, riegos eficientes y sustratos adecuados, cuidando no solo lo que se ve, sino lo que está bajo tierra. Cada vez pienso más en el jardín como un ecosistema autónomo y para ello, ampliamos la visión de la planta como un todo.

Esto no es algo raro sino todo lo contrario. Por ejemplo, en los próximos años vamos a ver como los consumidores optan preferentemente por las frutas y hortalizas cultivados bajo una agricultura regenerativa, concepto que gana importancia en la sociedad y que, en el mundo del paisajismo y la jardinería, también debe… y en nuestro caso, ya está presente.

Jardinería en Madrid

¿Qué elementos clave consideras indispensables al diseñar un jardín en Madrid?

Es importante matizar la localización, para ser más exactos en la respuesta. Diseñar un jardín en Madrid implica comprender una dualidad climática muy marcada: veranos largos, secos y calurosos, e inviernos fríos, con oscilaciones térmicas considerables. Por eso, el primer paso es siempre una lectura del lugar: orientación solar, exposición al viento, tipo de suelo y disponibilidad hídrica. A partir de ahí, el diseño debe ser estratégico.

En V2 Jardinería y Paisajismo trabajamos con especies resistentes y adaptadas, tanto autóctonas como exóticas aclimatadas, que puedan sobrevivir con mínimos recursos y aporten valor estético todo el año.

Es importante que las plantas deban formar parte de una estructura pensada en capas: tapizantes, arbustivas, ejemplares verticales, todas con funciones concretas (sombra, protección, textura, floración o captación de agua).

En cuanto a la elección de materiales también es clave. Utilizamos suelos drenantes, mulching para conservar la humedad, y materiales constructivos que respondan bien a las oscilaciones térmicas. Además, planificamos sistemas de riego eficientes, con sectores diferenciados según necesidades.

En definitiva, un buen jardín en Madrid no se impone al clima, sino que dialoga con él. En este contexto, diseñamos para acompañar los ciclos naturales, no para forzarlos, y eso se traduce en jardines más duraderos, bellos y sostenibles.

Jardinería en Madrid

¿Qué papel juegan las plantas autóctonas y la biodiversidad en un jardín?

Las plantas autóctonas son la base de un diseño realmente sostenible. Están adaptadas al clima, al tipo de suelo, a las lluvias irregulares y a la fauna local, lo que las hace más resistentes y menos exigentes en mantenimiento.

Pero además de su eficiencia, tienen un valor ecológico incalculable: alimentan a los polinizadores, sostienen las cadenas tróficas y ayudan a mantener el equilibrio natural del entorno.

Cuando diseñamos un jardín con especies autóctonas, estamos favoreciendo la biodiversidad, creando pequeños refugios para aves, insectos y microorganismos. Esto convierte al jardín en un ecosistema vivo, que evoluciona con el tiempo y se enriquece por sí mismo.

Para fomentar su presencia, lo primero es conocerlas y revalorizarlas. Muchas veces se piensa que las plantas autóctonas son menos ornamentales, pero eso es un error: bien combinadas, ofrecen texturas, contrastes y floraciones espectaculares. Lo importante es integrarlas de forma creativa en el diseño, junto con otras especies bien adaptadas, para lograr un jardín equilibrado, funcional y con identidad local.

¿Cómo podemos diseñar jardines que requieran menos agua?

La clave está en diseñar con inteligencia paisajística. Un jardín sostenible no tiene por qué renunciar a la belleza, sino que debe encontrarla en la armonía con el entorno.

En nuestro caso, desde el diseño inicial, trabajamos con criterios de xerojardinería avanzada: analizamos orientación, exposición solar, tipo de suelo y uso del espacio. A partir de ahí, seleccionamos especies adaptadas, no solo autóctonas, sino también alóctonas bien aclimatadas, que requieran menos aportes hídricos y sean estructuralmente interesantes todo el año.

Avanzando en ello, utilizamos composiciones que juegan con texturas, volúmenes y estacionalidad, para que el jardín sea atractivo sin necesidad de floraciones excesivas o podas constantes.

También integramos plantas cubresuelos, gravas drenantes, acolchados y sistemas de riego por sectores, según las necesidades reales de cada zona del jardín. En definitiva, se trata de diseñar ecosistemas estéticos, funcionales y resilientes, que hablen el lenguaje del paisaje mediterráneo sin dejar de emocionar.

Jardinería en Madrid

¿Qué diferencias principales existen entre el diseño de jardines públicos y privados?

En V2 Jardinería y Paisajismo trabajamos tanto la jardinería pública como la privada y su diseño responde a lógicas muy distintas, aunque comparten principios de sostenibilidad y funcionalidad.

En los jardines públicos, deben ser diseñados para un uso colectivo, lo que implica durabilidad, bajo mantenimiento, resistencia al vandalismo y accesibilidad universal.

El reto aquí es lograr un equilibrio entre estética, funcionalidad y sostenibilidad, teniendo en cuenta aspectos como la movilidad, la seguridad, la integración paisajística y la biodiversidad urbana. Además, suelen estar condicionados por presupuestos ajustados y procesos administrativos más complejos.

En, cambio en los jardines privados, el enfoque es más personalizado: trabajamos muy de cerca con el cliente para adaptar el diseño a sus gustos, su estilo de vida y las condiciones del espacio.

Hay más libertad creativa, pero también más exigencia en cuanto a detalle estético, confort y conexión emocional con el jardín. En este marco, buscamos crear un espacio íntimo, práctico y bello que evolucione bien con el tiempo hacia un espacio democrático, resiliente y capaz de generar identidad comunitaria.

¿Cómo podemos involucrar a la sociedad en el diseño y mantenimiento de jardines públicos?

La participación ciudadana es fundamental. Cuando la comunidad entiende que el espacio es suyo, lo cuida. Por eso promovemos procesos participativos, actividades educativas y señalización que explique el porqué de cada elección. Incluso en Instagram mostramos cómo se instala un jardín o cómo se marcan plantas en vivero, porque creemos que enseñar es también incluir.

¿Cómo crees que evolucionará el diseño de jardines en el futuro?

Más que pensar en hacia donde evolucionará el diseño de jardines en el futuro, yo diría que ya camina hacia él. Es cierto que es necesaria una mayor implicación por parte de todos los profesionales de la jardinería y el paisajismo, pero también es cierto que cada vez somos más los que trabajamos en una mayor integración con los procesos naturales.

En nuestro caso, ya no diseñamos solo espacios decorativos, sino sistemas que regeneran el suelo, filtran el aire, captan agua o amortiguan el calor urbano. El paisajismo debe ser cada vez más interdisciplinar, combinando ecología, arquitectura, tecnología y participación social.

Entre las tendencias más prometedoras destaco el uso de cubiertas verdes, jardines verticales y soluciones basadas en la naturaleza para la gestión de aguas pluviales. También veremos un auge de los jardines comestibles, espacios multifuncionales y paisajes restaurativos que respondan a las necesidades emocionales de quienes los habitan.

En el contexto urbano y especialmente en ciudades como Madrid, cobra importancia la creación de corredores verdes, la plantación de arbolado estratégico y el uso de especies resilientes que soporten olas de calor y escasez hídrica sin perder valor paisajístico.

Por cierto, la tecnología también juega y jugará un papel clave, pero siempre como apoyo al diseño consciente, no como sustituto de la sensibilidad con el entorno.

Víctor Manuel Gil Puerta

Sobre Víctor Manuel Gil Puerta.

Víctor Manuel Gil Puerta es paisajista e ingeniero técnico agrícola, fundador de V2 Jardinería y Paisajismo. Pero su vínculo con la jardinería no empezó con un título universitario, sino mucho antes: nació entre plantas. Hijo y nieto de jardineros, creció rodeado de tierra, raíces y herramientas, en un entorno donde cuidar un jardín era algo más que un oficio, era una forma de vida.

Con los años, ese legado familiar se transformó en vocación profesional. Tras completar su formación agronómica, amplió sus horizontes con un máster en paisajismo, y desde entonces ha volcado su energía en diseñar espacios verdes que no solo embellecen, sino que aportan bienestar, biodiversidad y funcionalidad.

Hoy, a través de V2 Jardinería y Paisajismo, lidera proyectos públicos y privados en Madrid y otras provincias, fusionando tradición y técnica, sensibilidad ecológica y diseño eficiente.

Su enfoque se refleja tanto en sus jardines como en su comunicación pública: desde su web y redes sociales, comparte consejos, reflexiones y procesos con una comunidad que, como él, cree que un jardín puede cambiar no solo un espacio… sino una forma de vivirlo.

Acinos alpinus o Té de la sierra

En la naturaleza existen especies botánicas que, aunque quizás no acaparen los focos mediáticos, guardan en su esencia un potencial para transformar y enriquecer nuestros espacios verdes. Entre ellas y con discreta belleza está el Acinos alpinus, una pequeña, pero robusta planta que, conocida popularmente como Té de la Sierra, está cargada de virtudes paisajísticas y ornamentales. Su capacidad de adaptación y encanto silvestre la posicionan como un elemento esencial en el catálogo de especies de cualquier paisajista o jardinero.

Descripción del Té de la Sierra.

Adentrarse en el Acinos alpinus es descubrir una planta con un linaje bien definido. Se inscribe como una de las aromáticas en la familia de las Lamiaceae, un grupo que incluye desde la humilde menta hasta el común romero. Su origen se halla en las montañas del sur de Europa, donde prospera en unas condiciones de altitud en la que consigue vegetar bien entre los elementos climáticos.

Estamos ante una herbácea perenne, lo que significa que su ciclo vital se extiende más allá de una estación, ofreciendo una presencia constante y una estabilidad que se agradece en cualquier diseño paisajístico.

Sus raíces, fuertes y fibrosas, se aferran con determinación al suelo, una cualidad destacada para su supervivencia en terrenos a menudo desafiantes. Los tallos del Acinos alpinus se despliegan en un porte rastrero sobre la tierra, formando una alfombra densa que raras veces alza su altura más allá de los cuarenta centímetros.

Sus hojas, de tamaño modesto, adoptan formas que oscilan entre el óvalo y la punta de una lanza, con un sutil borde dentado que a menudo se revuelve, añadiendo una textura singular al conjunto. Y en cada parte de la planta, desde el tallo más fino hasta la hoja más diminuta, se desprende un agradable aroma, testimonio de su pertenencia a las Lamiaceae y razón de su uso en infusiones medicinales.

Con la llegada de la floración del Acinos alpinus, que se despliega desde mediados de mayo hasta agosto el nuestro hemisferio norte, sus flores, aunque diminutas, brillan con un violeta intenso y se agrupan en pequeñas coronas (verticilos) de entre dos y ocho unidades, cada una midiendo entre doce y quince milímetros. La profusión de estas inflorescencias transforma el manto verde en un tapiz punteado de color, un deleite para la vista en los meses más cálidos.

Y cuando el polen ha cumplido su misión, estas pequeñas flores dan paso a un fruto muy particular, un esquizocarpo que, al madurar, se fragmenta en cuatro unidades independientes, cada una portadora de una semilla. Este ingenioso mecanismo es la estrategia de la naturaleza para asegurar su perpetuidad y su dispersión en el entorno natural.

Plantas de Acinos alpinus

El Acinos alpinus como planta tapizante.

La versatilidad inherente al Acinos alpinus lo eleva a la categoría de planta de interés para los proyectos de paisajismo y jardinería.

Su crecimiento rastrero y su capacidad para formar densas cubiertas lo convierten en una opción inmejorable como planta tapizante en áreas reducidas. Allí, desempeña una doble función: no solo embellece el espacio con su verdor y sus flores, sino que también ejerce un control natural sobre la erosión y la proliferación de malas hierbas, ofreciendo una cubierta de bajo mantenimiento.

En la construcción de rocallas, su capacidad para colonizar fisuras y suelos con escasos nutrientes, la hacen interesante, suavizando la aspereza de las piedras y aportando toques de color ornamental.

Pero el alcance del Acinos alpinus va más allá de la ornamentación. Su papel es fundamental en los proyectos de restauración paisajística. En su hábitat natural, esta planta prefiere colonizar suelos calcáreos y expuestos, compartiendo su espacio con compañeras de resistencia similar, como el Thymus mastichina, el Thymus zygis o la Satureja montana.

Esta adaptabilidad a condiciones edáficas y climáticas rigurosas la designa como una candidata ideal para recuperar la vida en taludes degradados, antiguas canteras o los bordes de caminos en entornos montañosos o de influencia mediterránea, allí donde otras especies no prosperarían de igual forma.

Clave para integrar el Acinos alpinus en un diseño.

Al integrar el Acinos alpinus en un diseño de jardín, es fundamental entender sus orígenes y sus predilecciones naturales:

Su elección de suelo se inclina hacia aquellos bien drenados y, preferiblemente, calcáreos, desaconsejando los sustratos excesivamente ácidos o propensos al encharcamiento.

En cuanto a la exposición, el Acinos alpinus prefiere el pleno sol para desplegar todo su vigor y florecer con abundancia; la sombra excesiva, lamentablemente, tiende a debilitarlo y a mermar su capacidad floral.

Su procedencia montañosa la dota de una admirable resistencia al frío, convirtiéndola en una candidata idónea para climas con inviernos rigurosos. Finalmente, al plantarla, un espaciado adecuado permitirá que sus tallos se entrelacen, creando esa cubierta uniforme y densa que buscamos, mientras que en rocallas, su ubicación debe ser estratégica para evitar que afecte a otras especies.

Plantas de Acinos alpinus

El del Té de la Sierra en el jardín.

Una vez que el Acinos alpinus ha echado raíces, es un claro ejemplo de planta xerófila de bajo mantenimiento, una característica que la hace aún más valiosa para aquellos que buscan soluciones paisajísticas sostenibles y eficientes.

En cuanto al riego, es una planta que tolera admirablemente la sequía. Una vez establecida, solo requerirá riegos puntuales, sobre todo durante periodos de aridez prolongada. Es crucial, eso sí, evitar el exceso de agua, que podría provocar problemas en sus raíces.

Respecto al abonado, el Acinos alpinus no es exigente. En suelos particularmente pobres, una ligera aportación de materia orgánica al inicio de la primavera podría ser suficiente, pero siempre con mesura.

La poda, por lo general, se limita a un ligero recorte tras la floración para mantener su forma compacta y estimular el rebrote. En proyectos de restauración, la intervención es mínima, centrada en eliminar cualquier parte seca o dañada. Y en lo que a plagas y enfermedades se refiere, esta planta es un bastión de resistencia; rara vez sufre ataques significativos, lo que reduce la necesidad de tratamientos fitosanitarios.

El cultivo del Acinos alpinus.

La propagación profesional de esta especie se realiza a partir de semilla, una técnica que permite obtener un gran volumen de plantas, ideal para cubrir las necesidades de proyectos a gran escala. A menudo, estas semillas necesitan un período de estratificación en frío, un proceso para superar su latencia y asegurar una germinación homogénea, simulando las condiciones invernales que experimentarían en su entorno natural.

Dentro del vivero, el control del sustrato y el riego es fundamental. Es importante recrear, en la medida de lo posible, su preferencia por suelos bien drenados y con un contenido nutricional moderado. La producción en bandejas de alvéolos o en pequeñas macetas facilita su manejo y el posterior trasplante a su ubicación definitiva en el campo.

Para garantizar la máxima calidad de la planta y su éxito una vez trasplantada, los viveros especializados ponen especial atención en conseguir plantas con buena sanidad vegetal, implementando programas de prevención para evitar la aparición de patógenos, prestando especial atención a aquellos que surgen del exceso de humedad.

Asimismo, antes de su envío y plantación, las plántulas atraviesan un proceso de endurecimiento, exponiéndolas gradualmente a las condiciones exteriores para fortalecer su resistencia una vez que pisen el terreno definitivo.

Y un punto a considerar, especialmente en proyectos de restauración de ecosistemas específicos, es la búsqueda de ecotipos locales de Acinos alpinus. Esto significa cultivar poblaciones de plantas que se han adaptado genéticamente a las condiciones ambientales de una región particular, lo que no solo incrementa las posibilidades de éxito en la restauración, sino que también contribuye de manera significativa a la conservación de la biodiversidad local.

Como vemos, el Acinos alpinuss es un testimonio vivo de cómo la naturaleza nos brinda soluciones robustas, bellas y resilientes para los desafíos que plantea el diseño de jardines y la recuperación de paisajes en la actualidad. Su tenacidad, la generosidad de su floración y su escaso requerimiento de cuidados lo posicionan como una elección sostenible y estéticamente para embellecer nuestros espacios, contribuyendo al mismo tiempo a la salud y vitalidad de nuestro planeta.

Kokedama, el arte de cultivar sin maceta

Podemos definir que la Kokedama es el arte de cultivar sin maceta, una técnica de jardinería como expresión artística que nos invita a observar las plantas desde una perspectiva diferente, más íntima y natural.

Originaria de Japón, su nombre lo dice todo: koke significa musgo y dama, bola. Es, literalmente, una bola de musgo que actúa como un contenedor vivo, una maceta orgánica que envuelve las raíces de la planta en una esfera de sustrato y musgo.

Su potencial ornamental es inmenso, permitiendo crear composiciones suspendidas en el aire o delicadas escenas botánicas sobre cualquier superficie.

La historia de la kokedama.

Para comprender la esencia de la kokedama, debemos viajar en el tiempo hasta el Japón del período Edo. Esta técnica es una evolución del estilo Nearai de bonsái, que consistía en extraer el árbol de su vasija para exponer el cepellón de raíces como parte de la composición estética. La kokedama simplificó y popularizó este concepto, haciéndolo accesible para una mayor variedad de plantas y aficionados.

Hoy, en pleno siglo XXI, la kokedama vive una segunda juventud a nivel global. Su éxito radica en su perfecta sintonía con las tendencias actuales de interiorismo: el minimalismo, la sostenibilidad y el estilo biofílico, ese deseo intrínseco de conectar con la naturaleza en nuestros espacios vitales.

Es una técnica que celebra la imperfección perfecta o wabi-sabi, mostrando la planta de una forma honesta y despojada de artificios. Su futuro parece prometedor, consolidándose no como una moda pasajera, sino como una forma de jardinería interior que valora lo artesanal y el vínculo directo con el mundo vegetal.

Plantas en kokedama

¿Qué plantas se pueden cultivar en kokedama?

La selección de la especie vegetal es un factor determinante para el éxito y la longevidad de nuestra kokedama. No todas las plantas se adaptan con la misma facilidad a vivir en esta esfera de sustrato húmedo.

Generalmente, buscaremos especies que prosperen en ambientes de humedad relativamente constante y que no tengan un sistema radicular excesivamente agresivo o de crecimiento muy rápido.

Plantas como los helechos (Asplenium, Nephrolepis), con su amor por la humedad, son candidatas ideales. Especies de interior muy populares como los potos (Epipremnum aureum), filodendros, cintas (Chlorophytum comosum) o espatifilos (Spathiphyllum) también ofrecen excelentes resultados, adaptándose maravillosamente a este formato. Incluso algunas orquídeas, como las la Phalaenopsis, pueden cultivarse así con un manejo adecuado, así como algunos ficus en durante su fase más joven.

Por otro lado, debemos evitar plantas que requieran periodos de sequía total entre riegos, como los cactus y la mayoría de las suculentas, ya que la bola de musgo retiene una humedad que podría ser perjudicial para ellas.

Consejos para el cuidado de una kokedama.

El cuidado de una kokedama no es complicado, pero sí requiere una atención particular y diferente a la de una planta en maceta convencional.

La ubicación es fundamental. Dependerá de la planta elegida, pero como norma general, un lugar con abundante luz indirecta será perfecto. Debemos evitar el sol directo, ya que podría quemar las hojas y resecar la bola de musgo a una velocidad excesiva.

El riego es, quizás, el punto más crítico. La mejor técnica es por inmersión. Sabremos que es el momento de regar cuando notemos que la bola ha perdido peso considerablemente.

Para ello, sumergiremos la esfera por completo en un recipiente con agua a temperatura ambiente. La dejaremos unos 10-20 minutos, hasta que dejen de salir burbujas de aire, señal de que el sustrato está completamente saturado. Después, la sacaremos y la dejaremos escurrir unos minutos sobre un plato o rejilla antes de volver a colocarla en su lugar, para evitar el goteo y el exceso de agua.

Sobre el abonado, al tratarse de un volumen de sustrato limitado, es necesario aportar nutrientes. Durante la temporada de crecimiento activo (primavera y verano en el hemisferio norte, y de septiembre a marzo en el hemisferio sur), podemos añadir un fertilizante líquido para plantas verdes, muy diluido (a un cuarto o mitad de la dosis recomendada), en el agua de riego cada tres o cuatro semanas.

Con el tiempo, la planta crecerá y sus raíces pueden empezar a asomar a través del musgo. Ese será el momento de valorar un trasplante. Podemos optar por crear una kokedama más grande, rehaciendo la bola con nuevo sustrato, o bien retirar con cuidado el hilo y el musgo para pasar la planta a una maceta tradicional.

Ideas para integrar la kokedama en la decoración de la casa.

Desde un punto de vista como interiorista y decorador, la kokedama es una herramienta de diseño excepcional. Su versatilidad nos permite ir mucho más allá de simplemente tener una planta.

Una de las formas más impactantes de exhibirlas es suspendidas en el aire. Crear una «constelación verde» colgando varias kokedamas a diferentes alturas genera un punto focal dinámico y lleno de vida, ideal para esquinas o sobre una mesa auxiliar.

También funcionan muy bien como piezas esculturales. Colocar una kokedama sobre una bandeja de pizarra, un plato de cerámica artesanal o una pieza de madera recuperada, la convierte en un centro de mesa sofisticado y natural. El contraste entre la textura orgánica y verde del musgo y la frialdad de materiales como el hormigón o el metal es visualmente muy potente.

Son perfectas para aportar un toque de frescura y vida a estanterías, escritorios o incluso en el cuarto de baño, donde las especies que aman la humedad se sentirán como en casa.

Como vemos, la kokedama es una invitación a trabajar la tierra con nuestras manos y a disfrutar de la jardinería de una forma más plástica y sensorial. Una técnica que nos enseña que, para contener la belleza de la naturaleza, a veces, solo se necesita una planta, un poco de tierra, musgo y un hilo.

El Scindapsus aureus, Epipremnum aureus o Pothos

El pothos es una planta emblemática, una de esas joyas botánicas que, a pesar de su popularidad, siempre tiene nuevos matices que descubrir y compartir con los aficionados a la bricojardinería.

En este sentido, el Epipremnum aureum en el sector de las plantas de interior, es una de esas pocas especies que combinan tan magistralmente la resiliencia, la versatilidad y una estética cautivadora.

Conocida comúnmente conocido Poto, esta planta es un verdadero todoterreno ornamental que ha conquistado hogares y espacios de trabajo en todo el mundo, demostrando que la sencillez no está reñida con la elegancia.

Su capacidad para prosperar en condiciones diversas y su lánguido porte, ya sea colgante o trepador, le otorgan un valor decorativo innegable, convirtiéndolo en un pilar fundamental tanto para iniciados en la bricojardinería como para proyectos de interiorismo profesional.

¿Scindapsus o Epipremnum?

Es habitual que la nomenclatura popular varíe geográficamente, pero el caso del Poto es particularmente interesante desde el punto de vista botánico. Durante mucho tiempo fue clasificado como Scindapsus aureus. Sin embargo, tras revisiones taxonómicas, los botánicos lo reubicaron en otro género, pasando a ser su nombre científico correcto Epipremnum aureum.

Aunque ambos géneros, Scindapsus y Epipremnum, pertenecen a la vasta familia de las Aráceas (Araceae) y comparten un aspecto similar, no son lo mismo. El género Scindapsus, por ejemplo, suele tener hojas más aterciopeladas y variegaciones plateadas (como en el Scindapsus pictus). Para evitar confusiones y con el fin de ser precisos, nos referiremos a él como Epipremnum aureum, aunque comercialmente el nombre poto o pothos sigue siendo el rey indiscutible.

Cómo es el Epipremnum aureum.

Originario de las islas de la Polinesia Francesa, como Mo’orea, el Epipremnum aureum es en su hábitat natural una liana hemiepífita. Esto significa que puede comenzar su vida en el suelo del bosque y trepar por los árboles en busca de luz, desarrollando raíces adventicias que le sirven tanto de anclaje como para captar nutrientes y humedad del ambiente.

Sus tallos, flexibles en su juventud y algo más quebradizos con la edad, crecen vigorosamente. En un entorno doméstico, es fácil que se alarguen entre 25 y 50 centímetros por año.

Sus hojas son, sin duda, su mayor atractivo: de forma acorazonada (cordadas), de un verde intenso y frecuentemente salpicadas de manchas o variegaciones irregulares en tonos crema, amarillos o blancos, dependiendo de la variedad y la luz que reciban.

Un dato fascinante es el dimorfismo foliar de esta planta: las hojas juveniles que vemos en casa son pequeñas. Sin embargo, en condiciones óptimas y si se le permite trepar, las hojas adultas pueden alcanzar un tamaño considerable y desarrollar fenestraciones (perforaciones), un rasgo que recuerda a su pariente, la Monstera deliciosa.

El cultivo profesional y su comercio en España.

En España, la producción de Epipremnum aureum se concentra en viveros de la costa mediterránea, como en la Comunidad Valenciana, Cataluña, Murcia y Andalucía, así como en las Islas Canarias, estas dos últimas las más importantes. Estas zonas ofrecen condiciones climáticas favorables que reducen los costes energéticos de calefacción en invernaderos.

A nivel europeo, el comercio de planta ornamental es un mercado dinámico, con los Países Bajos como principal hub distribuidor. En este contexto, España juega un doble papel: por un lado, es un productor y, por el otro, también importa planta joven o variedades específicas de los Países Bajos para su engorde y posterior venta en el mercado nacional.

El Poto se presenta en diversos formatos comerciales para satisfacer todas las necesidades. La tarrina colgante es la más popular, ideal para aprovechar su porte péndulo. También es muy demandado el formato con tutor, donde la planta trepa por un soporte de musgo o fibra de coco, creando una columna verde vertical. Finalmente, las macetas pequeñas (de 9 a 12 cm de diámetro) son perfectas como punto de partida para los aficionados.

Pothos colgante sobre una pared vertical

Las variedades más comerciales de potos.

Entre las variedades más comerciales de potos están:

  • La Golden es la más clásica y extendida, con variegaciones amarillas doradas.
  • La Marble Queen, en la que predominan las manchas blancas sobre el verde, creando un efecto mármol. Requiere algo más de luz para mantener su coloración.
  • La Neon, con sus hojas de un impactante color verde lima o amarillo neón, sin apenas variegación.
  • La Jade, de un color verde oscuro, sólido y profundo, muy elegante.
  • Y la N’Joy o Pearls and Jade, una de las variedades más compactas con manchas blancas muy definidas en los bordes de las hojas.

Sobre la tendencia de consumo del poto en España se mantiene en una sólida línea ascendente. Su fama de planta indestructible y su vinculación a conceptos como el bienestar en el hogar (wellness) y el diseño biofílico, que busca reconectar los espacios interiores con la naturaleza, aseguran su continua presencia en el mercado.

Consejos y claves para el cultivo del poto.

Para que tu Epipremnum aureum luzca espléndido, no hace falta ser un experto, pero sí conocer sus necesidades básicas.

En cuanto a la ubicación, es una planta sumamente tolerante. Sobrevive en rincones con poca luz, pero para un crecimiento vigoroso y una variegación intensa, lo ideal es un lugar con abundante luz indirecta. Un exceso de sol directo puede quemar sus hojas. Un truco: cuanto más blanca sea la variegación de la hoja, más luz necesitará.

El riego es el punto crítico. La principal causa de muerte del poto es el exceso de agua, que provoca la pudrición de las raíces. La regla de oro es dejar que el sustrato se seque casi por completo entre riegos. Es preferible quedarse corto que pasarse. En los meses cálidos (primavera y verano en el hemisferio norte), el riego será más frecuente que en otoño e invierno.

Respecto al abonado, durante la temporada de crecimiento activo, agradece un fertilizante líquido para plantas verdes diluido en el agua de riego cada 15 o 20 días. En los meses de menor crecimiento, es mejor suspender el abonado para no forzar a la planta.

El trasplante se realizará cuando las raíces hayan colonizado toda la maceta, normalmente cada dos años. Utiliza un sustrato universal de calidad, ligero y con buen drenaje. La primavera es la mejor estación para esta tarea.

El potencial decorativo del Epipremnum aureum.

Más allá de la clásica maceta colgante, el Poto ofrece un sinfín de posibilidades decorativas.

Una de ellas para crear cascadas vegetales. Colócalo en la parte alta de estanterías, librerías o sobre el marco de una puerta para que sus guías caigan y creen un efecto de cortina verde.

Otra es para la creación de jardines verticales en casa o muros vivos. En estos casos, utiliza pequeños ganchos adhesivos transparentes para guiar sus tallos y dibujar formas en la pared, creando un jardín vertical de bajo coste y mantenimiento.

También están las composiciones de contraste. Puedes combinar distintas variedades en una misma jardinera o en macetas cercanas. El contraste entre el verde intenso del Jade, el amarillo del Neon y el blanco del Marble Queen resulta espectacular.

O las kokedamas y soportes alternativos, porque su adaptabilidad lo hace perfecto para técnicas como el kokedama (bola de musgo) o para ser cultivado en soportes de pared específicos.

Y no olvidemos un beneficio adicional que mencionamos en su día y que la ciencia ha corroborado. Por cierto, entre las plantas para purificar el aire, el Scindapsus aureus es una de las veinte más eficaces, capaz de filtrar compuestos volátiles como el formaldehído, el xileno o el benceno. Un motivo más para convertirlo en un compañero indispensable en nuestro día a día.

Cómo crear y decorar con cestas colgantes

Hay una magia especial en desviar la mirada del suelo y encontrar la vida floreciendo en el aire. Y son las cestas colgantes las que nos invitan a ese juego, a pintar nuestras casas y balcones con pinceladas verdes y cascadas de flores que flotan, desafiando la gravedad.

Estas cestas colgantes son mucho más que una maceta; son una oportunidad para convertirnos en artistas de nuestro propio jardín vertical, una forma sencilla y hermosa de multiplicar los espacios de la naturaleza en nuestro día a día. Si deseas tener un rincón más frondoso, pero te faltaba espacio, te descubrimos cómo hacerlo crecer hacia arriba.

Crea nuevos espacios con una cesta colgante.

Lanzarse a crear una cesta colgante propia es una de las experiencias más gratificantes para cualquier amante de las plantas. El proceso es un disfrute en sí mismo y te permite dar rienda suelta a la creatividad.

Para empezar, necesitarás una estructura base que sirva de esqueleto. La más habitual es la de alambre, ligera y resistente, que ya suele venir preparada con sus cadenas. Pero no te limites; un viejo colador de metal mediano o grande, o una cesta de mimbre pueden tener una segunda vida.

A continuación, hay que vestir ese esqueleto con un forro que acoja la tierra. La fibra de coco es de las más interesantes por su aspecto rústico y natural, aunque el musgo o la tela de arpillera también crean efectos preciosos.

Un pequeño truco de jardinero, sobre todo si la vas a colgar dentro de casa, es poner en el fondo un trozo de plástico de alguna bolsa de sustrato, con unos agujeritos, para que retenga parte de la humedad y no gotee sobre el parqué.

Con la cesta ya preparada, llega el momento de jugar con el sustrato ligero y, por fin, con las plantas.

Dónde poner las cestas colgantes.

Una vez que tu creación está lista, la siguiente pregunta es: ¿dónde lucirá mejor? Piensa en tu cesta como en un cuadro vivo. Un par de ellas flanqueando la puerta de entrada son una declaración de bienvenida inmejorable. En un balcón, colgarlas a diferentes alturas crea una sensación de profundidad y abundancia, un pequeño edén privado.

Imagina una sobre la mesa de la terraza, suspendida como una lámpara de araña vegetal, creando un ambiente único durante las cenas de verano.

Dentro de casa, busca ese rincón luminoso junto a una ventana para que sus hojas se muevan con la brisa, o atrévete a poner un helecho en el baño para darle un toque de spa natural.

Cuidar de estos jardines aéreos tiene sus secretos, pero son sencillos. El principal es el riego. Al estar más expuestas, la tierra se seca antes, por lo que tendrás que tocarlos con frecuencia para comprobar su humedad.

En los meses de calor, no te extrañe tener que regarlas a diario. Como el espacio para las raíces es limitado, agradecen un aporte de alimento líquido cada par de semanas en primavera y verano. Y no te olvides de mimarlas, quitando las flores marchitas para que te regalen otras nuevas.

Plantas para cestas colgantes.

La elección de las plantas es lo que definirá la personalidad de tu cesta. Las reinas indiscutibles son las de porte colgante. Piensa en la explosión de color de las surfinias y los geranios murcianas Pelargonium peltatum, la delicadeza de las fucsias (Fuchsia hybrida) o la elegancia perenne de una hiedra.

Para el interior, plantas como el pothos (Epipremnum aureus), la planta rosario o las cintas son infalibles y crearán esas cortinas vegetales que tanto nos gustan. Atrévete a experimentar, a mezclar texturas y colores. Al fin y al cabo, de eso se trata la jardinería: de crear belleza y disfrutar del proceso.

Reciclaje de envases agrícolas con tecnología Blockchain

El reciclaje de envases agrícolas con tecnología Blockchain da un paso en el avance de la trazabilidad en la gestión de recogidas por un SCRAP agrícola cuando estos pasan a ser residuo.

En el sector de la jardinería, el paisajismo y la producción de planta ornamental, la sostenibilidad ha dejado de ser una aspiración para convertirse en un pilar fundamental de la práctica profesional.

La gestión de los residuos que generamos, en especial los envases de plástico de fertilizantes, fitosanitarios, bioestimulantes agrícolas y otros insumos, representa uno de los desafíos más importantes en nuestro camino hacia una economía verdaderamente circular. Afortunadamente, la tecnología nos ofrece herramientas innovadoras que se suman a la gestión de residuos para afrontar este reto con garantías, y una de ellas es el Blockchain.

Aunque comúnmente asociada a las criptomonedas, la tecnología de cadena de bloques tiene un potencial transformador en la gestión ambiental. Su aplicación al reciclaje de envases agrícolas permite crear un sistema de seguimiento transparente, seguro y, sobre todo, incorruptible. Pero, ¿cómo funciona exactamente y qué valor aporta a los profesionales del sector verde?

Tecnología blockchain

¿Cómo funciona exactamente la tecnología Blockchain en un SCRAP?

La clave reside en la trazabilidad. Cuando un envase ha cumplido su función y se convierte en un residuo, comienza un viaje que debe culminar en su reciclaje.

El problema tradicional ha sido la falta de un registro fiable de ese recorrido. Aquí es donde interviene la tecnología Blockchain. Cada etapa del proceso, desde que el envase vacío es depositado en un punto de recogida autorizado hasta su llegada a la planta de tratamiento y su transformación en nueva materia prima, se registra como un bloque de información digital.

Este bloque, que contiene datos como la ubicación, la fecha y el tipo de material, se enlaza criptográficamente con el bloque anterior y el siguiente, formando una cadena inmutable.

Cualquier intento de alterar o falsificar un registro invalidaría toda la cadena, lo que garantiza la integridad de la información. En la práctica, esto significa que podemos seguir el rastro de cada saca de envases, asegurando que su destino final es el reciclaje y no un vertedero ilegal.

Sistemas de gestión de residuos Blockchain para asegurar el cumplimiento normativo.

Esta capacidad de seguimiento es fundamental para el funcionamiento de los Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP). Estos modelos de gestión son esenciales para organizar la recogida y el reciclaje a gran escala, asegurando que los fabricantes de los productos se hagan responsables de sus envases al final de su vida útil.

La implementación de Blockchain en estos sistemas aporta un nivel de confianza y eficiencia sin precedentes, permitiendo a todas las partes implicadas, desde el agricultor o la empresa de jardinería hasta el gestor de residuos y la administración pública, verificar que el proceso se realiza de forma correcta y conforme a la normativa.

Para los profesionales que lideran proyectos de paisajismo o gestionan explotaciones de cultivo, esta tecnología tiene implicaciones directas y muy positivas. Trabajar con proveedores y sistemas de gestión de residuos que utilizan Blockchain no solo asegura el cumplimiento normativo, sino que también refuerza el compromiso con la sostenibilidad de la propia empresa.

Se convierte en un argumento de valor tangible para clientes y colaboradores, que cada vez demandan mayores garantías medioambientales. Demuestra una apuesta por la innovación y la responsabilidad, alineando la actividad profesional con la necesaria protección de nuestro entorno.

La función del velamen radicum

La función del velamen radicum de las raíces de las orquídeas epífitas es una adaptación evolutiva para la vida en las copas de los árboles.

Una de las justificaciones más extendidas para el uso de macetas transparentes, especialmente en el mercado de consumo, es la creencia de que las raíces de las orquídeas epífitas, como las Phalaenopsis, necesitan luz para realizar la fotosíntesis. Esta idea se apoya en la observación de que las raíces contienen clorofila y se vuelven verdes al mojarse. Sin embargo, un análisis riguroso de la fisiología vegetal revela una imagen más compleja y matizada.

La creencia popular sobre la fotosíntesis radicular.

La idea de la fotosíntesis radicular se popularizó en los años 70, cuando la comercialización masiva de orquídeas comenzó.

Es una explicación simple y atractiva que parece lógica: si las raíces son verdes, deben hacer la fotosíntesis. Esta narrativa ha sido un éxito comercial, ya que proporciona una razón fácil de entender para una práctica de cultivo específica.

La evidencia científica sobre la fotosíntesis radicular.

La ciencia actual ha demostrado que, si bien las raíces de las Phalaenopsis contienen clorofila y pueden tener una actividad fotosintética medible, su contribución al balance energético total de la planta es mínima o insignificante.

Estas raíces carecen de la estructura optimizada de las hojas, como por ejemplo una alta densidad de estomas para el intercambio de gases y una disposición de cloroplastos diseñada para capturar la luz de manera eficiente.

Así, la fotosíntesis es un proceso complejo que va más allá de la simple presencia de clorofila. Su principal función recae sobre todo en las hojas. De hecho, muchas orquídeas prosperan y florecen abundantemente en macetas opacas, lo que demuestra que la luz en las raíces no es un requisito para su supervivencia o vigor.

El uso generalizado de macetas transparentes en el mercado de consumo no se fundamenta en una necesidad fisiológica de fotosíntesis radicular, sino en una simplificación comercial de un beneficio técnico real pero más complejo: el monitoreo de la humedad. Es más fácil para un vendedor decir «las raíces necesitan luz» que explicar la dinámica del velamen y la importancia de observar su estado de hidratación. Por lo tanto, la maceta transparente es la herramienta correcta, pero a menudo se vende por la razón equivocada.

Qué es el velamen radicum.

La estructura clave para entender las raíces de las orquídeas epífitas es el velamen radicum. Se trata de una epidermis múltiple, una capa esponjosa de células muertas y huecas en su madurez que recubre la verdadera raíz viva en su interior.

Este velamen radicum es una adaptación evolutiva crucial para la vida en las copas de los árboles, y sus funciones son múltiples, por ejemplo, la absorción rápida de agua y nutrientes, ya que actúa como una esponja de acción rápida. Durante una lluvia, capta y retiene el agua y los nutrientes disueltos que escurren por las ramas, dándole tiempo a la raíz interna para absorberlos. Esta capacidad es vital en un hábitat donde el agua está disponible de forma intermitente y se pierde rápidamente.

Otro ejemplo es la acción de protección mecánica y adhesión. El velamen protege a la delicada raíz interna de la abrasión contra la corteza de los árboles y ayuda a la planta a anclarse firmemente a su soporte.

Siguiendo con ellos, está la reducción de la pérdida de agua, porque en periodos secos, las células llenas de aire del velamen actúan como una barrera aislante que reduce drásticamente la evaporación de agua desde el córtex de la raíz, previniendo la deshidratación.

Sin olvidar la protección contra la radiación UV. El color blanco o plateado del velamen seco refleja una gran parte de la radiación solar, protegiendo los tejidos vivos internos del daño por UV y del sobrecalentamiento. El cambio de color a verde cuando se moja no se debe a una «activación» de la fotosíntesis, sino a que el velamen lleno de agua se vuelve translúcido, revelando la clorofila presente en las células del córtex subyacente.

En este contexto, el argumento de que la maceta transparente es la herramienta ideal para el cultivo de orquídeas epífitas, no es exactamente porque las raíces pueden hacer mejor la fotosíntesis, sino más bien porque permite al cultivador monitorear y gestionar la función principal del velamen: su ciclo de hidratación y secado.

El fotoperiodo en la marihuana

El control preciso de las condiciones ambientales es una piedra angular en la agricultura, y el cannabis no es una excepción. Dentro de los factores que influyen en el desarrollo de este cultivo, el fotoperiodo, como la respuesta fisiológica de la planta a la duración del día y de la noche, es una de las herramientas de manejo más determinantes.

Lejos de ser un mero concepto para el cultivo de interior de la marihuana, la gestión del fotoperiodo es una estrategia agronómica esencial que impacta directamente en la planificación, la productividad y la rentabilidad del cultivo del cannabis.

Qué es el fotoperiodo.

Antes de profundizar en el Cannabis, es útil contextualizar. El fotoperiodo es un fenómeno universal en el reino vegetal. Especies de gran importancia agrícola, como la soja (Glycine max) o el crisantemo (Chrysanthemum morifolium), son clasificadas como plantas de día corto, lo que significa que inician su floración cuando la duración de la noche excede un umbral crítico.

Otras, como la espinaca (Spinacia oleracea), son de día largo y florecen cuando los días se alargan. Esta respuesta, gobernada por fotorreceptores como los fitocromos, permite a las plantas sincronizar sus ciclos reproductivos con la estación más favorable, asegurando la perpetuación de la especie.

En la agricultura industrial, dominar este mecanismo permite a los productores forzar la floración fuera de temporada, planificar cosechas escalonadas y satisfacer la demanda del mercado de forma continua. A nivel de aficionado a la jardinería (bricojardinería), le permite cultivar correctamente determinados cultivos, como por ejemplo, en este caso, el de la marihuana.

El fotoperiodo como interruptor del ciclo de vida del Cannabis.

El Cannabis, en su mayoría, es una planta de día corto. Esto significa que su ciclo vital se divide en dos fases principales, organidadas por la duración del periodo de oscuridad ininterrumpida.

Durante la fase vegetativa, la planta requiere días largos y noches cortas. Un régimen lumínico superior a las 14-16 horas de luz diarias promueve el desarrollo de la estructura de la planta: tallos robustos, un sistema radicular extenso y una abundante masa foliar.

En esta etapa, la planta acumula los recursos y la estructura necesaria para soportar una futura floración. A nivel comercial, una fase vegetativa bien gestionada es sinónimo de plantas más productivas y resilientes.

La transición a la fase de floración se induce cuando la planta percibe un acortamiento de las horas de luz, o más precisamente, un alargamiento del periodo de oscuridad continuo.

El estándar industrial para inducir la floración de forma fiable es un ciclo de 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad total. Esta señal lumínica desencadena una cascada hormonal interna, donde el compuesto conocido como florígeno viaja desde las hojas hasta los ápices de crecimiento, iniciando la formación de las inflorescencias o cogollos, que son el objetivo principal del cultivo por su contenido en cannabinoides y terpenos.

Respuestas del Cannabis sativa, C. indica y C. ruderalis al fotoperiodo.

La respuesta fotoperiódica no es homogénea en todo el género Cannabis. Las diferencias genéticas, fruto de su adaptación a distintas latitudes, son fundamentales para la selección varietal.

Respecto al Cannabis sativa y Cannabis indica, estas son las subespecies fotodependientes por excelencia. Originarias de zonas ecuatoriales y subtropicales (Cannabis sativa) o de latitudes más altas con estaciones marcadas (Cannabis indica), ambas dependen del acortamiento de los días para florecer.

Los híbridos modernos, que combinan genéticas de ambas, son la base de la producción comercial global. Los breeders y bancos de semillas seleccionan variedades no solo por su perfil químico o sus características organolépticas, sino también por su tiempo de floración bajo un ciclo 12/12, un dato crucial para la planificación del agricultor.

En el caso de la Cannabis ruderalis, esta subespecie, originaria de regiones con veranos muy cortos y condiciones extremas como Siberia, evolucionó de una manera distinta. Su supervivencia no dependía de percibir el cambio estacional, sino de completar su ciclo vital lo más rápido posible. Como resultado, Cannabis ruderalis no depende del fotoperiodo para florecer. En su lugar, inicia la floración automáticamente tras un cierto periodo de tiempo desde su germinación, generalmente entre 3 y 5 semanas. Esta característica ha dado lugar a las populares variedades «autoflorecientes».

El mercado de semillas e insumos para el cultivo de la marihuana.

El modo en que una variedad responde al fotoperiodo es un dato técnico de primer nivel. Los bancos de semillas lo utilizan como uno de sus principales argumentos de venta. En sus catálogos y fichas técnicas, las variedades se clasifican claramente como «fotodependientes» o «autoflorecientes«.

Para las primeras, se especifica el «tiempo de floración» en semanas, por ejemplo, de 8 a 9 semanas, que se refiere al periodo necesario desde que se instaura el régimen 12/12 hasta la cosecha. Para las segundas, se indica el ciclo de vida completo desde la semilla hasta la cosecha, por ejemplo, de 70 a 80 días.

La tecnología LED para control del fotoperiodo.

Esta distinción también define el mercado de insumos y tecnología agrícola. Para el cultivo de variedades fotodependientes en invernadero o interior, las empresas de iluminación ofrecen soluciones avanzadas.

La transición de las lámparas de alta presión de sodio (HPS) a la tecnología LED ha permitido no solo un ahorro energético, sino también un control espectral preciso para optimizar la fotosíntesis en la fase vegetativa y potenciar la producción de metabolitos en la de floración.

Paralelamente, las empresas especializadas en estructuras de invernadero han desarrollado sistemas de ocultación o «blackout». Estas mallas o toldos opacos automatizados permiten acortar artificialmente el día, garantizando las 12 horas de oscuridad estricta necesarias para inducir la floración, incluso en pleno verano. Esta tecnología es la que permite a los grandes productores realizar múltiples ciclos de cultivo al año, independientemente de la estación.

El mercado varietal de variedades de cannabis y el fotoperiodo.

El mercado de genéticas de Cannabis es dinámico y responde a las necesidades de los distintos sistemas de producción, en los que conviven varias tendencias:

Por una parte están las del dominio de las fotodependientes. En cultivos profesionales de interior e invernadero, donde el objetivo es maximizar el rendimiento y la calidad, las variedades fotodependientes siguen siendo la elección principal. Permiten un control total sobre la duración de la fase vegetativa, posibilitando el desarrollo de plantas de gran tamaño y, por tanto, de mayor producción.

Por otra, el auge y profesionalización de las autoflorecientes. Inicialmente vistas como una opción para principiantes o cultivos discretos, las autoflorecientes han experimentado una mejora genética espectacular. Hoy en día, ofrecen rendimientos y perfiles de cannabinoides muy competitivos. Son la opción ideal para agricultores en zonas con veranos cortos o para quienes buscan realizar varios ciclos de cultivo exterior en una misma temporada.

Y el nicho de las «F1 Fast Version», como respuesta a una demanda de mayor rapidez, han surgido híbridos entre una genética fotodependiente y una autofloreciente. El resultado es una planta fotodependiente, pero con un periodo de floración notablemente más corto. Esto permite cosechas más tempranas en exterior, evitando las problemáticas lluvias de otoño, y ciclos más rápidos en interior.

Así, el manejo del fotoperiodo en el cultivo de la marihuana es un pilar estratégico sobre el que se asienta la viabilidad técnica y económica a cualquier escala.

Cómo plantar la marihuana de esqueje o semilla

Una duda muy común es plantearse cómo plantar la marihuana de esqueje o semilla al iniciar su cultivo. En realidad, las dos opciones son viables, tan solo ha cambiado en su proceso la metodología de reproducción.

Para este artículo, entendemos que hemos adquirido las plántulas de marihuana listas para su plantación. A partir de aquí la metodología de cultivo va a ser exactamente la misma. En estos casos, la variable es la procedencia de la pequeña planta adquirida antes del trasplante, que, como su nombre ya indica, en un caso proceden de un proceso de siembra y en otro de una esquejada.

Guía básica para la plantación de marihuana de esqueje o semilla.

Una vez adquiridas las plantitas, al margen de los diferentes tipos de marihuana, ya sean Cannabis sativa, Cannabis indica o Cannabis rudelaris, las tres especies más populares entre los aficionados a su cultivo, el método de plantación es el mismo.

Es cierto que, quien se inicia y desconoce el cultivo de la marihuana, se le presentan numerosas dudas y temor al fracaso. A ello se le debe sumar la mucha información existente en la red, que envuelve este mundo de su cultivo en un halo de dificultad y como consecuencia una tensión en el proceso de cultivo.

A continuación, os damos una serie de indicaciones como orientación a su cultivo, evitando tecnicismos para facilitar el método de trabajo y con el objetivo que el cultivo de la marihuana sea todo un éxito.

Estar bien informado, ayuda a disfrutar del cultivo.

Estar bien informado, ayuda a disfrutar del cultivo de la marihuana. Y lo primero, tras informarse, es saber que una de las fases más delicadas del cultivo, como es la germinación en el caso de la siembra, y el enraizado cuando se trata de esqueje, ya está resuelto.

Las plántulas adquiridas ya tienen su sistema radicular bien formado y, por lo tanto, la siguiente fase de cultivo puede ser más fácil.

Es importante saber que la marihuana es un cáñamo y a partir de ahí, es una planta muy rústica y sin apenas complicaciones de cultivo.

Elección de la época de cultivo de marihuana.

Si trasladamos el concepto al consumo de frutas y hortalizas, es sabido aquello de consumir frutas de estación. ¿Qué quiere decir? Pues consumir aquellas que son cultivadas en su época natural de cultivo dentro de una zona geográfica donde se consume.

Por ejemplo, consumir mandarinas en España es hacerlo desde finales de otoño ha mediado de invierno, melones desde finales primavera a principios de otoño, etc. Fuera de esas fechas, estas frutas suelen venir de otras zonas de cultivo en las que el clima les es propicio, o cultivo forzado bajo invernadero.

Pues en el caso de la marihuana sucede lo mismo. En España, si queremos cultivarlas al exterior, por ejemplo, en una terraza, balcón, etc. su plantación debe iniciarse a principio de primavera, cuando los días están alargando y ya no existe riesgo de heladas.

Su cultivo se desarrollará preferiblemente al aire libre, con buena iluminación solar y florecerá con la entrada del otoño, salvo las variedades autoflorescientes, que no les influye el fotoperíodo.

Elección de la maceta adecuada para el cultivo de marihuana.

Un aspecto importante es elegir la maceta adecuada para el cultivo de marihuana. No empecemos con el tamaño de maceta definitivo. Es recomendable comenzar su plantación en una maceta ligeramente más grande que el cepellón.

Por ejemplo, si la pequeña planta de marihuana tiene un cepellón de unos 10 centímetros de diámetro, una maceta o contenedor de unos 15 a 17 centímetros es más que recomendable.

Esto es así porque las raíces tienden a desarrollarse en sentido contrario al tallo donde nacen. Una vez llegan a las paredes de la maceta o contendor, comienzan a crecer pegadas a las paredes de estas, dejando de explorar el sustrato existente en el interior.

Elección del sustrato adecuado para el cultivo de marihuana.

En el mercado encontraremos sacos de sustratos con diferentes especialidades. Por cierto, veremos envases etiquetados como sustrato o substrato. Aunque hay diferencias desde el punto de vista lingüístico, a efectos técnicos, de características físicas y químicas, que es lo que interesa para el cultivo, no las hay. Es una cuestión decidida por la marca fabricante.

El substrato recomendado puede ser del tipo sustrato universal o sustrato de plantas de exterior. También hay que saber que hay fabricantes de sustratos que formulan y etiquetan como sustratos para marihuana. En muchos casos son sustratos similares a los comentados.

Como planta, la marihuana crece en una amplia gama de sustratos, si bien prefiere los fértiles, con buena retención de humedad a la vez de buen drenaje, con un pH ligeramente ácido (6,5) y ligeramente fertilizado en su primera plantación.

Planta de marihuana en maceta brotada

El trasplante de la marihuana.

En cuanto al proceso de plantación o trasplante, lo primero será el retirarle con cuidado la pequeña maceta con la que viene, evitando el desmoronar su cepellón.

Llenaremos la base de la nueva maceta con una capa de sustrato y colocaremos la planta de marihuana en el medio y rellenado con este su alrededor hasta su totalidad, procurando no enterrar excesivamente la planta, tomando como orientación que el nivel de plantación sea el mismo que tenía al adquirirlas o antes de trasplantarlas.

Una vez plantada, la regaremos con cuidado y se coloca en el lugar deseado, preferentemente al exterior, cálido y con buena luz. A partir de ese momento, los riegos se realizarán cuando veamos que el sustrato se va secando para favorecer su emisión de raíces.

Volvemos a recordar que la marihuana, Cannabis sativa, Cannabis indica o Cannabis rudelaris, son plantas de exterior y por ello deben de cultivarse en terrazas, balcones y jardines, siempre y cuando la legislación vigente del país en cuestión lo permita.

Transcurridos un par de meses, podemos volver a trasplantar a otra maceta o contenedor mucho mayor mediante el mismo proceso y substrato. Es cierto que se pueden plantar en la maceta definitiva desde el inicio, pero el hacerlo de este modo mejorará su cultivo notablemente. Sus dos principales ventajas son:

  • En cada trasplante incidimos en la renovación de sus raíces exteriores, que son las más activas.
  • El no utilizar la totalidad del sustrato durante todo el cultivo, evita que este se enrarezca con excesos de abonos, cal del agua, etc.

La poda y abonado de la marihuana.

En el caso de una primera plantación, al cabo de unas dos semanas podemos pinzarlas (podarla) sobre el tercer o cuarto nivel de hojas si queremos plantas más brotadas. Y al mes de su plantación ya podemos comenzar con los abonados.

Existen diferentes marcas de fertilizantes en el mercado, especialmente formulados para el abonado de la marihuana, pero podemos fertilizarlas con aquellos abonos utilizados en el cultivo de plantas.

En tal caso, debemos saber que deben ser fertilizantes con NPK y oligoelementos para que la planta esté perfectamente nutrida.

El equilibrio del abono es muy importante, utilizando uno del tipo equilibrado o ligeramente rico en nitrógeno, para favorecer el buen crecimiento de la planta al inicio de cultivo (los dos primeros meses). Seguidamente, uno del tipo 18-12-24 más oligoelemento para un crecimiento que mantenga la planta fuerte, y hacia final de cultivo, uno más rico en fósforo y potasio para favorecer una buena floración, que, por otra parte, es el objetivo de su cultivo.

Control de plagas y enfermedades de la marihuana.

A nivel fitosanitario, tenemos el control de plagas y enfermedades. Respecto a las plagas, al ser un cultivo que se desarrolla en la época cálida del año, sobre todo durante el verano, debemos prestar especial cuidado con los ataques de la araña roja. Los tratamientos con acaricidas las mantendrán a raya.

Y sobre las enfermedades, si las abonamos correctamente, no nos excedemos en el riego y la cultivamos en una zona soleada vegetarán correctamente.

En todos los casos, los tratamientos fitosanitario se realizarán con productos ecológicos y evitaremos los tratamientos varias semanas antes de su recolección.

El libro de las nubes

En opinión de E. Barbieri, Il Giornale, el libro de las nubes, es un manual práctico y teórico para leer el cielo, para distraerse entre cirros, cumulonimbos, cirrostratos, cúmulos, cirrocúmulos o nimbostratos. Porque las nubes son poéticas, bellísimas —a veces tormentosas—, pero las nubes también son el terreno de la física, de la química y de la biología.

¿Cuándo fue la última vez que miraste hacia arriba? Nuestra ajetreada vida nos mantiene fijos en las pantallas de los móviles, en el ordenador o en el asfalto tras el volante.
Decimos que quien está «en las nubes» es un distraído o un soñador; pero el climatólogo y físico atmosférico Vincenzo Levizzani viene a desmontar este tópico: él siempre ha tenido la cabeza en las nubes y ha convertido esta fascinación en su profesión.

El libro de las nubes, páginas interiores

¿Qué sabes de las nubes?

¿Qué significa ese tono rosado en las nubes al atardecer? ¿Es cierto que el «cielo aborregado» anuncia lluvia? ¿Por qué no hay dos nubes iguales? ¿Qué es la nefología? ¿Cómo se forma una tormenta perfecta? ¿Qué nos revelan los cristales de hielo, esas obras maestras de la naturaleza?

Entre gotitas, graupel y granizo, descubriremos las respuestas a estas y otras preguntas, adentrándonos en el interior de las nubes para desvelar sus secretos más íntimos.

Siguiendo la estela de viajeros, artistas y soñadores que a lo largo de la historia han alzado la mirada en busca de inspiración, Vincenzo Levizzani observa las nubes con los ojos de la ciencia y desde perspectivas poco comunes: no solo desde el prado o las vastas sierras, sino también desde el laboratorio, el avión, el radar y el satélite.

En estas páginas, nos enseña a leer el cielo y a entender lo que las nubes nos dicen. Una invitación a alzar la mirada y redescubrir, con ojos nuevos, las maravillas que flotan sobre nuestras cabezas.

Opiniones sobre el libro de las nubes.

Portada de El Libro de las Nubes«Probablemente, después de leer este libro, nunca volverás a mirar al cielo sin hacerte preguntas y esperar la próxima nube». Istituto di Scienze dell’Atmosfera e del Clima.

«La curiosidad es la sal de la investigación científica; sin ella, la ciencia se convierte en un ejercicio de catalogación. Al mirar una nube, todos estamos llamados a maravillarnos de su belleza, pero también a entender por qué tiene una determinada forma, color o tamaño». R. Bontempi, Giornale di Brescia.

«Todo lo que nos interesa de la vida proviene del ciclo del agua: evaporación, condensación en las nubes, precipitaciones. la física atmosférica será una de las profesiones del mañana». M. Garofalo, HuffPost.

Características de El Libro de las Nubes.

Editorial: Guadalmazan Editorial.
Páginas: 320.
Dimensiones: 24 x 15 cm.
Idioma. Español.
ISBN: 9788419414571
ISBN-10: 8419414573
Encuadernación: Tapa blanda.

Calendario del jardín en julio

Aquí tenemos el calendario del jardín en julio, un mes vacacional y por lo tanto con mucho más tiempo para el cuidado de nuestro jardín, huerto urbano, plantas de interior, terraza y balcón.

El calendario del jardín en julio, en parte guarda mucha similitud con el mes anterior: se siguen recolectando los frutos del huerto, hay que ir preparando el terreno para las nuevas plantaciones, los riegos son aun más frecuentes si no hay lluvias y estos deben de efectuarse al atardecer, ya que la evaporación es menor y así las plantas utilizan mejor el agua. Además evitamos el riesgo de quemaduras por el sol porque las gotitas de agua sobre las hojas, pueden hacer efecto lupa y producir daños en las mismas.

Huerto de tomates

Calendario del huerto en julio:

  • Podemos hacer alcorques alrededor de los frutales para ayudar a recoger y utilizar mejor el agua del riego.
  • Trascurridos unos días del riego, remover la capa superficial del terreno para evitar que se pierda agua por transpiración y distanciar así los riegos.
  • Mantener el huerto libre de malas hierbas para evitar competencia con ellas y además se conviertan en foco de posibles plagas. Estas sueles comportarse como plantas nidario: refugio de muchas especies de insectos, ácaros, caracoles y babosas, etc.
  • Cosechar cebollas, tomates, calabacines, pimientos, lechugas, pepinos, judías y demás hortícolas típicas de estas fechas.
  • Podemos seguir sembrando este amplio grupo de hortícolas, ya que hasta bien entrado el otoño podemos seguir cosechando sus frutos.
  • Aprovechamos para ir podando las ramas dañadas de los árboles e ir dirigiendo sus ramas según los tengamos en forma de vaso, palmeta, cordón, etc.

Calendario del césped en julio:

  • El césped puede que en algunos días necesite más de un riego. Este debe de darse a primeras horas del día o últimas de la tarde, pero que nunca llegue a la noche mojado.
  • Segar con un corte medio cada semana para favorecer la transpiración del césped.
  • Recortar de forma manual los bordes donde no llegamos con la segadora.
  • Si el césped es nuevo, de tepes, pasar el rodillo para asentarlo bien y favorecer nuevos brotes. Y si no es nuevo, hay que recebar las calvas si las hay.
  • Abonar a las dosis más bajas e ir pensando en abonos que lo fortalezcan de cara al otoño.

Jardín con césped

Calendario del jardín en julio:

  • Podar los árboles que terminaron su floración.
  • Limpiar las flores secas para favorecer la emisión de nuevas.
  • Si las plantas de temporada están muy castigadas, se pueden replantar nuevas del tipo petunias, dalias, begonias, geranios…
  • Debemos aumentar los riegos.
  • Rebajar las dosis de abonado y aumentar su frecuencia.
  • Vigilar las plagas y enfermedades, aplicando tratamientos preventivos en especial contra cochinillas, orugas y muy en especial la araña roja ya que las altas temperaturas y humedad relativa baja favorece su desarrollo.

Calendario de las plantas de interior en julio:

  • Abonar con cada riego pero a las dosis recomendadas más bajas.
  • Vigilar la humedad ambiental porque necesitará ser aumentada, sobre todo las plantas de hojas grandes.
  • Es tiempo de eliminar las hojas secas y las ramas o troncos que le dieran un aspecto desgarbado.
  • Trasplantarlas a una maceta ligeramente mayor si es necesario.
  • Tratamientos preventivos de triple acción serán suficientes para evitar plagas y enfermedades. Cuidado con los ácaros.

Balcones con flores

Calendario de las terrazas en julio:

  • Deberemos regar casi a diario.
  • Especial atención con los pulgones, vigilar el envés de las hojas y los nuevos brotes. Para evitarlos, los tratamientos preventivos los mantendrán a raya.
  • Abonar con cada riego pero a las dosis recomendadas más bajas.
  • Hay que podar las trepadoras cuando termine su floración e ir dirigiendo constantemente sus ramas.
  • También sembraremos las plantas anuales.
  • Para que los rosales sigan floreciendo hay que cortar las rosas. Es ideal ir cortando las ramas del año a unos 5 cm del punto de inserción del tallo principal.
  • Podemos podar las aromáticas para que comience de nuevo su brotación de cara a septiembre.

Día Mundial de los Océanos 2025

El Día Mundial de los Océanos se celebra cada 8 de junio y con él, el mundo dirige su mirada hacia el complejo e inmenso azul que cubre más del 70% de nuestro planeta: los océanos. Este día invita a una jornada de profunda reflexión y acción global dedicada a celebrar y, sobre todo, a proteger estos ecosistemas vitales.

La idea de un Día Mundial de los Océanos.

La idea de un Día Mundial de los Océanos surgió en 1992, durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, un hito fundamental en la historia de la conciencia ambiental.

En aquel entonces, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo ya ponía de manifiesto la necesidad urgente de reconocer el papel crucial que los océanos desempeñan en la sostenibilidad de la vida en la Tierra.

Sin embargo, no fue hasta 2008 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la Resolución 63/111, designó oficialmente el 8 de junio como el Día Mundial de los Océanos, dotándolo de un reconocimiento formal y una plataforma global para su defensa.

Concienciar a la humanidad sobre la crítica importancia de los océanos.

La celebración de este día busca concienciar a la humanidad sobre la crítica importancia de los océanos. No son solo grandes masas de agua, sino el motor principal de la vida, regulando el clima, produciendo la mayor parte del oxígeno que respiramos y siendo el hogar de una biodiversidad marina asombrosa que nos provee de alimento, medicinas y recursos esenciales.

Además, son una vía fundamental para el comercio y el sustento de millones de personas en todo el mundo. Es por ello que su protección y gestión sostenible son una responsabilidad compartida que trasciende fronteras y sectores.

Lemas del Día Mundial de los Océanos

Lemas del Día Mundial de los Océanos.

Desde su reconocimiento oficial, cada Día Mundial de los Océanos ha contado con un lema específico, enfocado en destacar desafíos apremiantes y fomentar soluciones concretas.

Repasemos los últimos años para comprender la evolución de esta importante conmemoración:

2025: Maravillas oceánicas: conservar lo que nos sostiene.

El lema de este año, Maravillas oceánicas: conservar lo que nos sostiene, ha sido elegido para poner un valor especial en el incalculable valor que los océanos tienen para la vida en nuestro planeta. Reconoce no solo su función vital como reguladores del clima global, sino también la asombrosa biodiversidad que albergan y los recursos que nos proporcionan, todos esenciales para nuestro sustento.

Este llamado a la conservación busca inspirar una profunda conexión con el mundo marino y motivar acciones concretas para su protección.

La relevancia de este lema se potencia al coincidir con el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, un periodo crucial para la investigación y la innovación que permitan una gestión más efectiva de los océanos. Además, este 2025 es un año clave con la celebración de la Conferencia de los Océanos de las Naciones Unidas, un evento que reúne a líderes y expertos globales para abordar los desafíos más apremiantes que enfrentan nuestros mares y buscar soluciones colaborativas que garanticen su salud a largo plazo.

2024: Despertar nuevas profundidades.

Este lema buscó inspirar una mayor comprensión y aprecio por los océanos, animando a explorar sus misterios y a reconocer su papel fundamental en la vida en la Tierra.

Se destacó la importancia de la ciencia y la innovación para desvelar los secretos de las profundidades marinas y cómo estos conocimientos pueden contribuir a su conservación. Además, se hizo hincapié en la necesidad de transformar el pensamiento y la acción colectiva para lograr un equilibrio entre el uso humano de los océanos y su salud a largo plazo.

2023: Planeta Oceánico: Las corrientes están cambiando.

El 2023 se centró en la necesidad de un cambio transformador en la forma en que interactuamos con el océano. Se puso de manifiesto que las corrientes están cambiando, aludiendo tanto a los patrones oceánicos alterados por el cambio climático como a un cambio necesario en la mentalidad y las políticas humanas hacia una mayor sostenibilidad.

La celebración instó a la acción colectiva y a la implementación de soluciones basadas en la naturaleza para restaurar la salud del océano y proteger la vida marina, enfatizando la urgencia de actuar frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.

2022: Revitalización: Acción colectiva por el Océano.

En este año, la atención se dirigió hacia la necesidad apremiante de revitalizar los océanos a través de la acción conjunta de individuos, comunidades, gobiernos y organizaciones.

Se subrayó que la recuperación de los ecosistemas marinos degradados y la lucha contra la contaminación plástica y la sobrepesca requieren un esfuerzo coordinado a escala global. Se promovieron soluciones innovadoras y la inversión en la economía azul sostenible como vías para lograr un futuro oceánico, saludable y productivo para todos.

2021: El Océano: Vida y Medios de Vida.

El 2021 destacó la intrínseca conexión entre la salud del océano y el bienestar humano. Este lema enfatizó cómo los océanos sostienen la vida en el planeta y proporcionan medios de vida a miles de millones de personas a través de la pesca, el transporte marítimo, el turismo y otras industrias.

La celebración puso de relieve la urgencia de proteger la biodiversidad marina y de implementar prácticas sostenibles que aseguren que el océano pueda seguir proveyendo sus valiosos recursos para las generaciones futuras, fomentando un equilibrio entre la conservación y el desarrollo económico.

Fondo oceánico

Más lemas históricos del Día Mundial de los Océanos.

A lo largo de los años, cada lema ha contribuido a forjar una narrativa global en torno a la protección oceánica, resaltando diferentes aspectos de su valor y las amenazas que enfrenta. Entre ellos:

  • 2020 – Innovación para un océano sostenible.
  • 2019 – El Océano y la cuestión de género.
  • 2018 – Limpiemos nuestros océanos.
  • 2017 – Nuestros océanos, nuestro futuro.
  • 2016 y 2015 – Unos océanos sanos, un planeta sano.
  • 2014 – Aseguremos entre todos que los océanos puedan mantenernos en el futuro.
  • 2013 – Juntos tenemos el poder de proteger el océano.
  • 2012 – Juventud: la nueva etapa para el Cambio.
  • 2011 – Nuestros océanos: Por un futuro verde.
  • 2010 – Nuestros océanos: Oportunidades y desafíos.
  • 2009 – Nuestros océanos, nuestra responsabilidad.

El Cyclamen hederifolium

El ciclamen más conocido como planta ornamental en el Cyclamen persicum. Pero además de él, también existe en el comercio el Cyclamen hederifolium, una especie orientada a la jardinería con valor ornamental que, entre sus virtudes, tiene el comportarse como planta cubresuelos para sotobosques, una floración otoñal e invernal, y flores perfumadas.

El ciclamen, ciclamino, artánita o pan de puerco.

El ciclamen, ciclamino, artánita o pan de puerco, son nombres populares usados según zonas para referirse al Cyclamen hederifolium, especie perteneciente a la familia de las primuláceas, y es originaria de zonas rocosas del Mediterráneo, viviendo normalmente en los bosques, matorrales y zonas rocosas en ámbitos de clima mediterráneo, pudiéndose encontrar desde el sur de Francia hasta Turquía, incluidas las islas del Mar Egeo.

Curiosamente, en sus orígenes no se encontraba en la península ibérica. Actualmente y gracias a la globalización de la jardinería, ya se encuentra en zonas de España y Portugal, así como en países del norte en Europa e islas noroccidentales del Pacífico.

Plantas de Cyclamen hederifolium en floración

Descripción del Cyclamen hederifolium.

El Cyclamen hederifolium es una planta vivaz de pequeño tamaño que en su vegetación no suele superar los 15 centímetros de altura. Estas cuentan con un tubérculo que, según la edad, puede llegar a los 10 centímetros de diámetro.

De él, como órgano de reserva, nacen sus raíces por su parte superior y lados, siendo fibrosas y fuertemente cogidas al terreno.

Es una planta que crece durante el invierno y tiene su reposo vegetativo durante la época más calurosa del año. Como curiosidad y uno de los aspectos que le difieren del Cyclamen persicum, es que sus flores son las primeras en nacer, antes que sus hojas.

Estas hojas tienen contorno y coloración variables según genotipo. Brotan de la parte superior del tubérculo y son normalmente de color verde claro, con cierto tinte rojizo en los bordes, de aspecto angulosas y generalmente dentados.

Florece a comienzos de otoño. Las flores constan de un pedúnculo bastante largo para el tamaño de la planta. Este tiene una longitud de 15 a 30 centímetros, creando una masa floral con aspecto suspendida sobre su vegetación. Estas flores son olorosas y colgantes, con el aspecto típico de los cyclamens y pueden ser de diversos colores según la variedad, yendo del color blanco a otros tonos rosado, con mayor o menor intensidad, llegando a colores violáceos, expresando en ocasiones pétalos veteados.

Una vez fecundadas, se crea el fruto, con forma de cápsula esférica, sostenida por el pedúnculo, que se enrolla sobre sí mismo en modo de espiral helicoidal, que termina sobre el suelo y en ocasiones, incluso enterrándose en él.

Cuando estos frutos maduran, se abren y liberan las semillas, entrando entonces el proceso de la mirmecocoria, un tipo de dispersión de semillas en el que las hormigas juegan un papel importante, ya que las transportan, las dispersadas y las entierran en sus nidos subterráneos, en los cuales germinarán.

Venta y cuidados del Cyclamen hederifolium.

El Cyclamen hederifolium es utilizado principalmente en jardinería, ya sea para adornar los sotobosques o los lugares sombreados del jardín.

Se comercializan en pequeñas macetas ya desarrollados o directamente sus tubérculos en bolsas. Su plantación es muy fácil, ya que consiste en plantarlos de forma aleatoria, bastante juntos entre ellos, en el terreno, procurando no enterrar totalmente su tubérculo. Destacar que cuando se venden en maceta durante el verano, estas plantas se presentan sin hojas.

El lugar, como hemos avanzado, es en zonas sombrías del jardín, ya sea sobre superficies planas, como entre los espacios de las rocas si las hay.

Se debe evitar el exceso de humedad durante el descanso estival para evitar enfermedades radiculares y de sus tubérculos. Prefiere suelos moderadamente fértiles, siendo los algo ricos en materia orgánica los más adecuados, siempre y cuando cuenten con un buen drenaje.

La Anthyllis cytisoides o albaida

La Anthyllis cytisoides o albaida crece de forma silvestre por el campo con marcado clima mediterráneo, junto con el romero y el esparto, y es una de esas plantas que ayudan a la buena defensa del suelo contra la erosión. Además, gracias a su capacidad para acumular materia orgánica contribuye eficazmente a aumentar el contenido de la misma en el suelo dónde se encuentra.

Es una planta silvestre que posee una gran aceptación como planta ornamental en jardinería y paisajismo, muy valorada tanto por su follaje como por sus flores. Pero también en la jardinería pública, especialmente plantándolas en isletas, rotondas y medianas de carreteras.

La mata blanca o albaida.

Con los nombres comunes mata blanca y albaida se conoce a la Anthyllis cytisoides, una especie silvestre de porte arbustivo que posee grandes posibilidades ornamentales, concretamente en jardinería y paisajismo. Además, es muy utilizada en trabajos de restauración del paisaje.

Inflorescencia de Anthyllis cytisoides

La Anthyllis cytisoides pertenece a la familia Leguminosae (Fabaceae) y su hábitat, en España, se sitúa por toda la Región Mediterránea occidental y su influencia climatológica, incluidas las Islas Baleares. También está presente en el noroeste de África.

Se trata de una planta de mata leñosa que puede alcanzar una altura de hasta el metro y medio en estado adulto, aunque lo habitual es encontrarlas alrededor de los 90 o 100 centímetros.

Sus leñosas ramas son erectas y están cubiertas totalmente por abundantes pelos blanquecinos o grisáceos, muy finos y apretados que adquieren un color blanco-tomentoso.

Las hojas inferiores son unifoliadas, con pecíolo corto y linear-lanceoladas, mientras que las superiores son trifoliadas, sin pecíolo sobre el tallo, con foliolo terminal mucho más largo que los laterales y de forma lanceolado-elíptico.

Florece durante los meses de abril y mayo mediante inflorescencia en forma de flores en espiga, agrupadas en 2 o 3 unidades, insertas en las axilas de las brácteas. Su cáliz es tubuloso, pubescente y la corola de color amarillo.

Las flores fecundadas producen una pequeña legumbre indehiscente y monosperma, con ciertas manchas rojas longitudinales. Sus semillas maduran de julio a agosto, son de color amarillo a verdoso y tienen forma arriñonada.

La Anthyllis cytisoides como planta silvestre.

En su hábitat natural la Anthyllis cytisoides podemos encontrarla en colinas áridas, secas y pedregosas, con suelos ricos en cal, aunque se desarrolla sobre cualquier tipo de sustrato. Suele formar estructuras vegetales estables, formando parte de comunidades de tipo esclerófilo o xerófilo, dependiendo de su localización.

Esta planta necesita de un clima cálido y no tolera bien las heladas. Aun así, es capaz tanto de germinar como de rebrotar después de los incendios.

De forma silvestre y tal como hemos avanzado, junto con el romero y el esparto, constituye una buena defensa del suelo contra la erosión. Además, gracias a su capacidad para acumular materia orgánica, ayuda a aumentar el contenido de la misma en el suelo dónde se encuentre.

Planta de Anthyllis cytisoides en floración

La albaida en jardinería.

En jardinería y paisajismo, la Anthyllis cytisoides o albaida, es muy valorada tanto por su follaje como por sus flores, siendo ideal para crear manchas de color arbustivas que florecerán en primavera, bien como especie única o combinada con otras especies como Limonium insigne, Phlomis purpurea, Crithmum maritimum, etc.

Los lugares más adecuados para su ubicación en este contexto son en isletas, rotondas y medianas de carreteras. Está demostrado que su uso en este último caso, por el color amarillo de su floración, contribuye a reducir los despistes de los conductores.

También es importante saber que, la albaida es una planta melífera. De hecho, en el sureste español, sobre todo en Almería, se obtienen a partir de ella mieles monoflorales de consistencia ligera, considerada de primera calidad después de la de azahar y romero.

Cultivo del Anthyllis cytisoides o albaida.

El cultivo de la albaida es relativamente sencillo. Este parte de semilla, por lo tanto, lo primero será recolectarla. La fecha ideal es sobre los meses de julio a agosto, una vez que veamos que sus frutos, una pequeña legumbre, se encuentran maduros. Su fructificación suele ser abundante y homogénea para cada localización.

La recolección es relativamente sencilla y se hace mediante el método de ordeño. Seguidamente, procederemos a la limpieza de la semilla mediante trillado y aventado.

Si deseamos comprar la semilla, esta se suministra como legumbre con la semilla en el interior (un gramo posee de 300 a 400 semillas). El almacenamiento puede ser bastante prolongado, en condiciones de sequedad y frío, aunque también admite almacenamientos al exterior.

La dificultad de la siembra de Anthyllis cytisoides o albaida radica en el proceso de separación del fruto y la semilla, ya que los frutos presentan indehiscencia. Por ello es conveniente el empleo de tratamientos pre germinativos.

Es también importante conocer las condiciones que requiere la conservación de las semillas. Esta no debe superar el 8 % de humedad y su almacenamiento debe darse en condiciones herméticas, a una temperatura de 4 a 5 ºC. Así, pueden prolongar su viabilidad hasta unos 3 años.

En cuanto a los tratamientos pre germinativos recomendados para la Anthyllis cytisoides son:

  • Escarificado químico en ácido sulfúrico comercial durante 1 hora (con abundante lavado posterior), se eleva la potencia germinativa hasta el 80 % y se mejora la simultaneidad de la nascencia.
  • Escarificación mecánica (G=58,4 %) y eliminación de la cubierta externa da los mejores resultados de germinación (G=80,8 %).
  • Puede sembrarse con la legumbre y germina a los 15 o 20 días, sin necesidad de tratamiento pre germinativo.

Flor de Anthyllis cytisoides

Su germinación es epígea, saliendo plántulas delicadas de 1 a 3 centímetros, con dos cotiledones verdes elipsoidales de 2 a 4 milímetros de largo, con hojas primordiales simples, semejantes a las adultas.

En algunos viveros, en vez de semilleros, realizan su siembra directa en envase (alvéolos) de unos 200 centímetros cúbicos.

Si optamos por la siembra directa, es recomendable utilizar alvéolos forestales de más de 15 centímetros de profundidad. El sustrato de cultivo debe de ser más bien arenoso, con buen drenaje.

En cada alveolo sembraremos de 4 a 6 semillas, regaremos y en condiciones favorables, germinará a los 15 o 20 días. Cuando las plántulas alcancen los 5 u 8 centímetros, las ubicaremos a pleno sol para que crezcan robustas.

Para su implantación en el jardín buscaremos los lugares más soleados y arenosos, como por ejemplo las rocallas. Si es en el campo, convendría utilizar tubos protectores o cualquier otro sistema que proteja a las plantas de la fauna silvestre.

Destacar que la Anthyllis cytisoides también se puede reproducir mediante esqueje tierno en condiciones climáticas controladas tras su floración.

Flores de Anthyllis cytisoides en espiga

La miel de Anthyllis cytisoides.

Como hemos adelantado, la Anthyllis cytisoides es una planta melífera y en zonas donde abunda, los apicultores llegan a obtener una miel de Anthyllis cytisoides monofloral.

Por lo general es una miel de color claro anaranjado, de aroma poco intenso, floral, con notas ligeras farináceas. A nivel del gusto, es dulce, sin otras notas y con un aumento del aroma retronasal.

En cuanto a sus propiedades, la miel de albaida es ideal para endulzar sin alterar, nada más que en el dulzor, el sabor de los alimentos. Esta posee propiedades terapéuticas con efectos antiasmáticos y preventores de resfriados.

Propiedades de la albaida.

Se sabe de las propiedades de la Anthyllis cytisoides a nivel farmacológico en la que se recomienda para mejorar el asma y prevenir los resfriados, pero también se hace mucho hincapié en que hay que tomar precauciones por su toxicidad.

En otros aspectos de sus propiedades están vinculados con las características de sus ramas: finas, lisas y flexibles. Con ellas en la antigüedad se confeccionaban escobas, servían de leña para prender el fuego en los hogares y se utilizan, entrelazándose entre sí, para crear los marcos usados en la cría del gusano de la seda.

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